Las estaciones del tren que todavía en la segunda mitad del siglo XX impulsaron el desarrollo de las regiones del estado, actualmente se encuentran en desuso y aunque se trata de monumentos históricos, enfrentan dos realidades. Claro ejemplo son la de Teziutlán, en la Sierra Nororiental que fue convertida en museo y la de Tilapa en la Mixteca que se encuentran en el abandono y hasta con destrucción e invasión.

Tren de Teziutlán, ¿cuándo comenzó a funcionar y quiénes impulsaron su construcción?

Fue el 5 de mayo de 1900 cuando habitantes de este municipio presenciaron la llegada de la primera máquina de vapor, la cual fue recibida entre gritos y aplausos, al representar ello, un avance en el proceso de desarrollo, relacionado a la industria minera y comercial, registrada en esa época en la región de Teziutlán, misma que, ha dejado un precedente hasta los tiempos actuales, al ser considerado este, como uno de los municipios más importantes en el ámbito económico.

De acuerdo con lo descrito por algunos escritores e historiadores que han dado cuenta del tema, fue a raíz de la instalación de la minera La Aurora, por iniciativa del italiano Vincenzo Lombardo Catti, Don Manuel Zorrilla, fundador del primer banco en Teziutlán, Don Máximo García, autor de la instalación de la primera planta de luz eléctrica, entre otros personajes como Juan Cordero, quienes vislumbraron la necesidad de contar con un medio de transporte de este tipo.

Según sus publicaciones, la obra del ferrocarril fue a consecuencia del importante auge y desarrollo que en ese momento tenía Teziutlán, trayendo consigo la implementación de un servicio de tranvías y rieles que atravesaban el lugar, de la estación del tren hasta La Aurora.

Fue de esta manera y con el apoyo del presidente de la Republica Porfirio Díaz, como se logró la apertura del Ferrocarril Interoceánico, construido sobre el ramal de vía angosta Oriental-Teziutlán, inaugurado de manera oficial el 5 de mayo de 1905, momento a partir del cual, se dio inicio a los trabajos de arrastre, operación del servicio de carga y de pasajeros por cerca de 100 años, llegando a su culmen el 14 de marzo de 1993.

Durante dicho periodo, la locomotora de vapor del Ferrocarril Interoceánico y sus 45 toneladas viajó innumerables ocasiones entre Teziutlán y Oriental, realizando dos viajes por día, transportando pasajeros y mercancías de la costa al centro del país, así como metales extraídos de la mina La Aurora, hacia el centro y norte del país, para luego de 66 años de servicio, fuera donada como una pieza histórica a Ferrocarriles Nacionales de México, permaneciendo en la actualidad en el Museo Nacional de los Ferrocarriles en la ciudad de México.

De la misma manera, es la locomotora impulsada a vapor manufacturada por la compañía norteamericana Shay Lima Locomotive Company en mayo de 1887 que, perteneció a la Teziutlán Coopper Company, en la década de los años 40, la cual fue adaptada para uso de petróleo al igual que su semejante TCC2 ubicada en la estación Buenavista del ferrocarril suburbano, misma que, fue donada a la ciudad de Teziutlán Puebla por La Compañía Minera Autlán, SA de CV y que hasta la fecha permanece en exhibición.

Cabe destacar que, luego de varios años de su último recorrido, fueron algunas de los vagones, maquinarias e instalaciones que fueron adquiridos por el gobierno municipal, decidiendo instalar en la zona el Centro Cultural Ferrocarrilero, el cual alberga el museo del ferrocarril, además de ser sede de una serie de eventos artísticos y culturales, mostrando elementos como locomotoras, vagones de carga y pasajeros, además de salas dedicadas a la contribución de los Hermanos Ávila Camacho y del pintor Teziuteco Juan Cordero.

Tren de Tilapa: en el olvido

En contraste, estaciones como la de Tilapa e Izúcar de Matamoros al sur del estado, quedaron en el abandono desde la suspensión del servicio de transporte, enfrentando invasión, vandalismo y destrucción en algunas de sus partes.

En el caso de Tilapa, el inmueble se encuentra en ruinas, a pesar de estar registrado como “Mier”, con un numero de 211760010018, en el Sistema de Información cultural del INAH, dependencia perteneciente a la Secretaría de Cultura Federal.

Habitantes del municipio señalaron que una persona se está apropiando de las ruinas de una antigua estación que se ubica en los límites con el municipio de Izúcar de Matamoros.

De acuerdo con el reporte, el sujeto está empezando a construir una barda en la antigua estación de la comunidad de Casa Blanca. Aunque los vecinos han preguntado por la obra, los albañiles sólo refieren que fueron contratados por un “grupo de empresarios”, sin detallar el nombre de la empresa ni mucho menos del titular.

“Este es un lugar que puede ser un detonante turístico, pero no hay iniciativa por parte de las autoridades para que pongan en marcha alguna estrategia y ahora la quieren invadir, haremos lo que nos corresponda”, señaló uno de los pobladores.

Y es que todavía las ruinas siguen siendo visibles para todo el público y deja el desinterés para que en un futuro puedan tratarlo como una zona turística, por ser unas las líneas del ferrocarril más importantes del país.

Hasta el momento no hay más detalles por parte del gobierno municipal de Tilapa. Sin embargo, los denunciantes esperan que las investigaciones inicien para deslindar responsabilidades sobre este hecho, que de ser así se dará paso a un plan de rescate.

Estación de tren de Izúcar intenta ser rescatado

Por casi un siglo uno de los lugares más emblemáticos de la Mixteca poblana era la estación de Izúcar de Matamoros, como único transporte de largo recorrido para muchos poblanos que vivían en la zona sur del estado, sin embargo, tras la suspensión del sistema ferroviario, el inmueble quedó en el abandono, siendo objeto de saqueos y vandalismo.

Aunque las autoridades municipales anunciaron que este espacio sería rescatado, el inmueble sigue sin ser utilizado como museo o para actividades culturales como habían planteado desde el año 2021.

La intención era que a principios de 2022 el lugar estuviera convertido en un centro cultural y artístico para los jóvenes, además de albergar un museo y la exposición del barro policromado. Incluso las autoridades locales proyectaron la inversión de 2 millones de pesos, en una primera etapa, a través del Programa Nacional de Reconstrucción 2020 (PNR).

De acuerdo con los datos recabados del Sistema de Información Cultural, estas vías pertenecieron al antiguo Ferrocarril Interoceánico que en 1892 adquirió el “Ferrocarril de Puebla a Matamoros”. El tramo de Atlixco a Matamoros se construyó entre 1887 y 1890. El tramo de Matamoros a Tlancualpicán se construyó entre 1893-1895.