A un año del asesinato de Alberto y Ricardo, sus familiares siguen en espera de que su muerte no quede impune, ya que hasta ahora no han tenido conocimiento sobre las investigaciones.
El Sol de Puebla buscó a la familia y llegó hasta su casa, un espacio humilde que cuenta con algunos cuartos de concreto y un patio aun de tierra.
Aunque rechazaron brindar una entrevista extendida, indicaron que, a un año de la tragedia, no ha llegado ningún funcionario del gobierno estatal o federal para informales cómo se encuentran las investigaciones del tema, ni les han pagado la camioneta calcinada, sin embargo, confían en que las nuevas autoridades se acerquen con ellos y les informen sobre el caso.
Explicaron que solo se enteraron de la detención de cuatro personas, pero esto únicamente a través de los medios de comunicación.
Señalaron que este jueves inicia el novenario de rezos y que ha sido un año difícil para superar la pérdida, por lo que esperan que el hecho no quede el olvido por parte de las autoridades.
Las víctimas eran originarias de la comunidad de Tianguistengo, perteneciente al municipio de Acatlán, donde de acuerdo con el INEGI existen apenas 700 habitantes.
Después del trágico suceso, los cuerpos fueron llevados a esta población, en donde fueron velados y posteriormente sepultados.
La población es pequeña, en donde la iglesia del lugar se encuentra alejada, el panteón igual, y aún hay lugares que no se encuentran pavimentados.
Ricardo solo había llegado de visita a Tianguistengo, debido a que estudiaba en Xalapa, Veracruz, mientras que Alberto, su tío, vivía en la comunidad.