Solo el poco viento, algunos rayos de sol filtrados entre las jacarandas y el ruido apenas perceptible del empleado del cementerio, quien barre una tumba cercana, acompañan la última morada de Fátima Vanessa Citalan Galindo, una de las nueve víctimas mortales que se registraron en esta ciudad por el sismo de hace un año.
“Quizá vienen hasta mañana a dejar flores, juguetes o globos”, explicó el mismo hombre moreno y regordete.
La cruz blanca dentro de una urna de cristal sentencia el momento: “Dios buscaba un angelito y ese angelito fuiste tú”, reza con letras doradas.
Nació el 8 de mayo del 2010 y murió durante el sismo del 19 de septiembre de 2017, a los siete años, cuatro meses y 11 días de edad.
LA LISTA
Casi al principio del caos reinante en aquel martes negro de septiembre. Todo mundo estaba concentrado en las historias de desgracia del perímetro, centro de la ciudad y de Metepec, a cinco kilómetros.
Una lista logró colarse en las redes sociales. Era 23 de septiembre y eran los nombres confirmados de las personas fallecidas por el temblor, y el primero era ese: Fátima.
¿QUÉ PASÓ?
Sus padres apenas quieren recordar la escena y el momento. Es más, desde hace mucho tiempo no tienen el interés de hablar con alguien. Incluyendo la prensa.
Aún no está del todo claro cómo y porqué perdió la vida Fátima. “Solo estaba parada y una barda no aguantó más”, describió apenas audible su madre Ana Laura Galindo, quien no dejó tomarse una foto y menos de su hogar.
El reporte oficial es un poco más claro: “En la calle Nicolás Bravo una menor de edad perdió la vida al no poder salir de los escombros originados por la caída de un barda grande de adobe durante el sismo”.
La menor de siete años había regresado de la primaria Antonio Serrano, la cual queda en la parte trasera de su vivienda. La cercanía le hizo estar ahí durante el sismo, cuando la mayoría de los niños tardan hasta 45 minutos en volver a casa.
La hora oficial registrada del temblor fue a las 13:14 horas.
VIVEN EN UN PANTEÓN
La familia vive en un viejo y antiguo panteón creado en 1886. Incluso el rechazo a decir algo tiene relación con el predio federal que ocupan como vivienda:
“Desde luego están en terrenos no destinados a vivir !Es un panteón! Y las condiciones no son aptas en términos de estructura y de salud”, comentó a este medio uno de los cronistas de la ciudad.
De hecho, agregó, el gobierno municipal ya emprendió un litigio para intentar recuperar ese lote.
El cronista recordó el momento cuando los padres de Fátima decidieron apropiarse de ese terreno: “es un lugar de paredes viejas y blandas por el tiempo y el material”.
A 365 días del sismo, la familia sigue literalmente resguardada en la cola de la calle Nicolás Bravo, muy cerca del arco de la antigua entrada de Atlixco.