Festival Luz y Vida, un viaje al Mictlán desde Puebla

Édgar Joaquín Barrios Reyna

  · jueves 2 de noviembre de 2017

Foto: Edgar Barrios

CHIGNAHUAPAN, Pue.- Con el recuerdo de ritos y leyendasprehispánicas sobre el viaje del alma a través de los nueveinfiernos del Mictlán (lugar de los muertos), este miércoles sellevó a cabo la edición 2017 del festival "Luz y Vida" en el queparticiparon chignahuapenses y peregrinos, además de que sedesarrolló un recorrido nocturno iluminado por antorchas queguiaron hacia la laguna, convertida en el escenario del místicoritual azteca.


LOS NUEVERÍOS


La tradición prehispánica da nombre a Chignahuapan como el“lugar de los nueve ríos”, que alude al lugar donde las nubesde lluvia y la madre tierra se juntan para abrir la puerta alMictlán y hacen referencia al Códice Vaticano.

Este espectáculo turístico, la edición número 21, montó susalusiones desde el significado etimológico de este municipio: comoun lugar sagrado, el lugar de los nueve ríos, el lugar de lastinieblas y la oscuridad.


COSMOGONÍA


Según la cosmogonía náhuatl, al morir el hombre se leasignaba alguno de los tres lugares conforme al género de muerte:acompañar al Sol (para los guerreros muertos en combate osacrificio o a las mujeres muertas en parto, muriendo así, eranconsideradas como una guerrera en el que el niño era elprisionero), al Tlalocan (para todos aquellos fallecidos en algunarelación con el agua, incluidos los muertos por un rayo) o alMictlán (el noveno y último nivel del inframundo, para quienesmorían de muerte natural o de enfermedades no relacionadas con elagua, debían pasar por diversos lugares de asechanzas).

El misticismo empieza con el simbolismo existente entre elvientre materno y la muerte por la noción de que en el interior dela matriz es un lugar oscuro, sin ventanas, tal como se describe alMictlán.

A esta explicación los arqueólogos y antropólogos le hansumado el simbolismo de la muerte y su relación con el camino queda vida y en el periodo por nueve ocasiones para hacer un recorridoen sentido inverso y reintegrarse al gran vientre materno: latierra.

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Esta tradición va cambiando año con año, aunque buscan nodespegarse de lo esencial, inicialmente hay un recorrido desde elcentro de la población, partiendo de una gran ofrenda brindada aun personaje en especial o para ciertas almas, eso depende delorganizador y de la dedicatoria.

El rito empieza con "La marcha de las antorchas", que parte dela calle lateral a la parroquia y que está flanqueada por veredasde luz hasta llegar al teatro al aire libre, donde losparticipantes toman una antorcha para iniciar la posesión y seconvierta así a una visión con toques místicos y religiosos. Lascalles del recorrido se transforman en "ríos de fuego" y que –alsonar de los panhuehues, caracoles y teponaxtles– bajanserpenteando la laguna, en alusión al "noveno río".

Ahí continúa el ritual del paso y llegada al Mictlán, en unose pone las ofrendas en la balsa con el "bulto mortuorio" y todosaquellos utensilios necesarios para poder llegar al Mictlán. Labalsa desviada hacia el centro de la laguna: "el lugar sin puertasy ventanas", donde generalmente está rodeada de velas flotantesque junto con la neblina y el frío que suelen ocurrir en estasfestividades, brindan un efecto místico que evoca aMictlantecultli, el señor de los muertos, y en donde han dedescansar después de cruzar el "noveno río", habiendo pasado porlas nueve pruebas en un lapso de tres años.

Una vez que ha partido la balsa, los danzantes hacen gala deagilidad y destreza para festejar "la nueva vida del difunto" y lavida que corre por cada hombre en este mundo. A esta secuencia sehan ido agregando algunos otros componentes como el paso del almapor las nueve pruebas o las tres ofrendas en los tres panteones yla misa por todos los difuntos en el panteón municipal o con eldesfile de la calavera con Mojigangas y Zanqueros.