"No nació aquí, pero lo adoptamos como tetelense, acá están sus raíces, lleva sangre tetelense", resumió José Manuel Bonilla Cruz, cronista municipal, a pregunta expresa sobre el origen y la influencia de este Pueblo Mágico, Tetela de Ocampo, en la vida del reconocido primer actor Héctor Bonilla, fallecido el pasado 25 de noviembre.
Esta influencia, dijo, es más por su padre, Rodolfo Alfredo Bonilla Cortés, originario de este municipio y quien destacó por tener tres carreras: médico homeópata, maestro normalista y maestro de educación física.
Desde muy temprana edad se mudó a la Ciudad de México y entre sus logros más importantes fue la fundación de la Normal Rural de Ayotzinapa, en el Estado de Guerrero, con la intención de generar educativos espacios para grupos socialmente vulnerables. Se casó con la maestra normalista Leonor Rebentun, matrimonio del que nació el conocido actor, quien fue el menor de seis hijos, bajo el nombre de Héctor Hermilo Bonilla Rebentun.
Según confió el entrevistado, a una calle del centro histórico de este Pueblo Mágico, hay una casa en la que era común ver al actor hasta un poco antes de agravarse su enfermedad, en periodos que coincidían con la Semana Santa, marzo o abril.
"Se le veía en la ciudad, en el parque, viendo los partidos de basquetbol, visitar amigos o familiares. Era común verlo en los restaurantes o fonditas locales, le gustaba el mole tetelense, también iba al mercado, venían a casa para descansar y como ya era conocido, la gente no lo abrumaba. Nunca negó sus orígenes tetelenses, era común que lo dijera en las entrevistas que le hacían", dijo.
Según la fuente, también integrante del Colectivo Heroica Tetela de Ocampo, el padre de Héctor Bonilla tenía un hermano que también era muy reconocido, el general Roberto Trinidad Bonilla Cortés, militar, abogado y maestro, así como de Rafael Salustio.
Actualmente, en la calle conocida como 7 sur, muy cerca del centro histórico tetelense, está una casa que conserva el 70 por ciento de su originalidad. Sobre el mole que le gustaba, el entrevistado señaló que, en esta parte de la sierra norte, hay una receta con carne de guajolote que es muy tradicional y que al actor le gustaba.
Mientras lamentaba que los cronistas ya no pudieron entrevistarlo, recordó que también le gustaban las gorditas y el pan local. "Acá se le ve como ese personaje grande, con una trayectoria, sin embargo, era una de esas personas a las que sí te podías acercar y pedirle una foto (…) era sencillo, no sólo considerábamos como un tetelense más caminando en las calles de Tetela, siempre sencillo, humilde, difícilmente lo veíamos en carro, siempre lo veíamos disfrutando de la arquitectura de las calles, de la gente y ese es el recuerdo que nos deja Héctor Bonilla", destacó.
Para el cronista, José Manuel Bonilla Cruz, tanto el padre como el actor, siempre tuvieron la actitud de servicio, sobre todo por municipal razón de Rodolfo Alfredo, más apegada a la educación, un personaje incansable, disciplinado; el actor lo decían las entrevistas: ver a su padre siempre entregado, al servicio de su profesión, a sus carreras, ese ejemplo tenía que seguir, la disciplina que su padre le enseñó lo hizo ser constante en su trayectoria”.