La administración que encabeza el alcalde Tomás Romero Reynoso dejará “un cerro de basura” en un terreno de aproximadamente cuatro hectáreas, en donde el Ayuntamiento tiró a cielo abierto miles de toneladas de basura durante estos cuatro años, asumen regidores del Ayuntamiento.
De acuerdo con los concejales, el presidente municipal Tomás Romero nunca quiso invertir un solo peso para trasladar la basura a un relleno sanitario o poner en función el compostero que le dejó la administración pasada.
Los funcionarios explicaron que a pesar de que el tiradero incumple con la autorización en Materia de Impacto Ambiental emitida por el gobierno federal, y que es incluso más grande que el de Atoyatempan, este no ha sido clausurado, como en su momento lo fue el de Atoyatempan.
Donde hoy se encuentra el basurero, dijeron, en el año 2009 se construyó un Centro de Transferencia de Residuos Sólidos, con el objetivo de recibir la basura de varios municipios, compactarla y trasladarla a un relleno sanitario, pero éste nunca operó por fallas mecánicas y quedó destruido.
En 2013, a un costado de este tiradero, se edificó un compostero, con la finalidad de separar la basura y hacer composta con los desechos orgánicos, pero como se entregó al final de la pasada administración, la actual autoridad debía ponerla en función, pero no lo hizo.
Ante las omisiones, los regidores señalaron que en lugar de trasladar la basura o poner en función dicho espacio, el Ayuntamiento comenzó a tirar toda la basura que recolectaba del municipio ahí mismo y en más de seis ocasiones el tiradero ardió provocando pérdida de los cultivos que se ubicaban a su alrededor.