La inspectora de Tianguistengo, Rosario Aguilar Rojas, pidió el apoyo del gobierno del estado para indemnizar a las familias de Alberto y Ricardo, quienes fueron linchados el miércoles en Acatlán de Osorio, ya que no esperaban esta tragedia.
Luego de la llegada de los féretros al panteón de la comunidad y una vez terminado el rosario, Aguilar Rojas fue la primera en dirigir unas palabras a los presentes. Expresó que el asesinato quedará para siempre en la conciencia de las personas que lo cometieron.
“Los que cometieron este acto, los que gritaron que los mataran, los que aplaudieron y los involucrados nunca van a dormir tranquilos. Porque son asesinos por participar en este acto condenado ante Dios”, externó.
Pidió a las personas reflexionar antes de cometer cualquier acción que pueda dañar a otro ser humano sin conocer los hechos.
“Reflexionemos antes de hacer o cometer cualquier cosa o acto que podamos arrepentirnos, y no por eso no quiero decir que no hay violencia, que no hay culpables, que hacen daños a nuestros niños y jóvenes. Pero atrapémoslo e investiguemos primero, y después que se haga lo que se tenga que hacer”, externó.
La inspectora pidió al gobernador del estado, Antonio Gali, apoyo para las familias que tuvieron que regresar de Estados Unidos para dar sepultura a sus muertos, además solicitó apoyo psicológico, para los gastos funerarios y una investigación del tema.
El mensaje de la representante comunitaria fue secundado por los vecinos asistentes, quienes empezaron a lanzar consignas para exigir justicia ya que eran inocentes.
Una maestra de la comunidad cuestionó de igual forma: “dónde está la madre que según le habían arrebatado al hijo, qué tristeza que no hubo autoridades, espero que los nuevos dirigentes actúen diferente, cómo es posible que los policías no espantaran a la multitud, con la propia pala que llevaban en la camioneta con eso entraron. Deben reponer la camioneta porque la quemaron. La brutalidad que hicieron no tiene perdón, ojalá y duerman tranquilos”, reprochó.
Posteriormente los cuerpos de Alberto y Ricardo fueron enterrados, mientras la banda interpretaba canciones que les gustaban a los difuntos.