A lo largo de los siglos, el Valle de Itzocan, actual Izúcar de Matamoros, ha sido testigo de innumerables eventos históricos y legendarios. Entre ellos, destaca el misterio que rodea los túneles subterráneos que conectan los templos de Santo Domingo de Guzmán y Santiago Apóstol, un incógnito que ha perdurado desde tiempos de la Revolución Mexicana y la Guerra Cristera.
De acuerdo con el cronista del Valle de Izúcar Alfonso Gil Campos, dijo, que existe una leyenda que relata cómo, a principios del siglo XX, doña Antonia Vergara, esposa del sacristán de aquel entonces llamado José Morales, descubrió accidentalmente un túnel bajo el templo de Santo Domingo mientras realizaba sus labores cotidianas, pues se dedicaba a limpiar y cuidar del templo.
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El relato, transmitido de generación en generación, narra cómo la mujer, que al llegar a un cuarto donde guardaba floreros y artículos de limpieza se dio cuenta de una laja de piedra maciza. Al moverla encontró una escalera que descendía hacia un túnel iluminado por una luz misteriosa.
Dentro del túnel, Antonia encontró osamentas vestidas con armaduras españolas, tesoros de oro y joyas, y una abundancia de flores y pasto. Fascinada, recorrió el túnel sin percatarse del paso del tiempo, hasta que escuchó las campanadas que anunciaban la oración de las seis de la tarde, perdiendo la noción del tiempo.
Posteriormente, este descubrimiento le expresó a su esposo el sacristán, quien al dejarlo anonadado, al siguiente día, ya atardeciendo, volvería al lugar, sin embargo, al caer la noche, el hombre decidió no bajar pues aseguró que corría peligro, y desde aquel día esa laja no se volvió a abrir.
El relato ha despertado la imaginación de los habitantes de Izúcar por décadas. Según testimonios, este túnel forma parte de una red subterránea que se extiende por varios puntos de la región, llegando incluso a lugares tan lejanos como Raboso y el Cerro del Calvario, donde se encuentra la antigua estación del tren.
Asimismo, el cronista informó que de acuerdo a los relatos, durante la Revolución Mexicana, estos túneles fueron utilizados para resguardar a las mujeres del pueblo de las tropas que frecuentaban la zona, además por la antigüedad, estos pasadizos podrían datar de le era prehispánica y que los españoles frailes los adaptaron mediante al paso de los años.
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El misterio ha capturado la atención de los Izúcarenses quienes sugieren que, de abrirse nuevamente estos túneles, podrían ofrecer una ventana al pasado y una nueva historia para Izúcar. El cronista Gil Campos ha planteado la posibilidad de que el gobierno federal considere un proyecto para explorar estas estructuras subterráneas, aunque el acceso requeriría trajes especiales y personal capacitado debido a las condiciones inestables tras más de 500 años de abandono.
Por ahora, los túneles permanecen cerrados, guardando en su interior las leyendas de guardianes olvidados y tesoros escondidos. Mientras tanto, las calaveras que doña Antonia describió siguen, según la creencia popular, vigilando esos secretos bajo el Valle de Itzocan, esperando el momento en que su historia sea finalmente revelada.