Una serie de historias, tradiciones, recuerdos de la infancia, de seres queridos e incluso de algunas mascotas de las familias poblanas quedaron plasmadas en 32 muros realizados por la organización Colectivo Tomate en los barrios de Analco y El Alto.
El Sol de Puebla realizó un recorrido por estos lugares para conocer la historia de cada vivienda o negocio con estos murales, los cuales fueron nombrados con base en la inspiración de cada uno. La mayor parte de habitantes son adultos mayores, quienes han conservado recuerdos y tradiciones durante muchos años en estos barrios.
“Cuando Pancho cumplió cuatro años salió a la calle y lo envenenaron, sufrimos mucho por él y por eso pedimos que nos lo dibujaran para recordarlo, hasta la fecha mi nieto todavía le llora”, narró Diana Valencia, una de las habitantes del barrio de Analco, quien mantiene en su fachada el recuerdo de una mascota muy querida para su familia.
Así, se suman 31 historias más, como el caso de un matrimonio de el Barrio de el Alto, quienes pidieron dejar el recuerdo de las actividades que más disfrutaban de jóvenes en la fachada de su vivienda, la cuál cuenta con un sinfín de detalles.
En esta pared se encuentra un bailarín con el tradicional torito bailando en lo que parece ser una fiesta patronal, que es de las actividades en las que más gozaban participar, y al lado del bailarín está su mascota y fiel compañero, quien quedó plasmado con una gran sonrisa en su hocico admirando las luces de los juegos pirotécnicos.
También se encuentra la historia de Albina y María Trinidad, una de ellas era modista cuando joven y realizó el vestido de novia de su hermana cuando se casó. El día de la boda se tomaron una foto juntas y es la única que conservan de ese día, ahora en su fachada se encuentra una obra basada en esa fotografía.
“Me causa mucha nostalgia, porque prestamos la pared pensando que nos iban a cobrar, nunca pensé que iba a quedar tan bonito, estamos muy felices por vernos y que quede nuestra historia en nuestra pared, somos nosotras”, expresó Albina.
Esta pared cuenta con detalles muy específicos de la historia que ambas hermanas han vivido juntas desde hace más de 50 años, desde el carrete del color de hilo que más usaba Albina, así como el color y las flores que usó su hermana el día de su boda.
Justo al lado de la casa de Albina quedó el recuerdo de la infancia de Ángeles Andrade, quien ahora tiene 60 años. “Soy yo pero en otro tiempo, me querían dibujar a mí, pero les dije que mejor pusieran cuando tenía seis años y salí del kínder y bailé vestida de indita, con mis trenzas de listón amarillo y verde”, dijo.
“Nos causa mucha admiración, yo nunca pensé que fuera posible que pudieran hacer una fotografía en grande, nunca lo imaginamos y ahora viene más gente a visitarnos y nos felicita, les digo no pero no me digan nada a mí, porque no hicimos nada, fueron las artistas”, compartió.
Viejos negocios plasman sus recuerdos
Se une la historia “Uránide” del poblano Héctor Gutiérrez, quien es dueño de una antigua fábrica de hielos, en donde la pared está cubierta de aves y titanes, las cuales representan los tres momentos de crisis por lo que ha atravesado esta empresa.
“Nunca logramos estar bien, porque el negocio dejó de prosperar, pero tampoco nos vencimos, seguimos de pie, y nos hemos caído muchas veces pero queríamos que se viera que estamos aquí, que aunque nos caigamos muchas veces vamos a seguir”, expresó Héctor.
Del otro lado del muro de esta misma fábrica se encuentran dibujados unos cubos de hielo, unas personas y un colibrí, que representan el trabajo en equipo que han logrado realizar durante más de 20 años de labores en la capital poblana.
Asimismo, se une la historia de “Tradición” de la familia de Don Francisco, la cual desde 1932 y durante tres generaciones se dedicó al negocio de los molinos, donde elaboraban la pasta típica para cocinar el mole poblano.
También fue intervenida una antigua fábrica de vidrio soplado, la cual quedó con una fachada de jarrones y artículos de este material, y fue nombrado como “Memoria viva”, pese a que ahora es un inmueble sin giro comercial, los vecinos mantienen el recuerdo de esta empresa como si nunca hubiera cerrado sus puertas.
Por su parte, “El saber de la infancia”, que plasmó un par de niños camino a la escuela, en un recinto que solía ser una escuela primaria en el barrio de Analco, que transporta a los visitantes al momento en el que la zona se rodeaba por las mañanas y tardes de niños y padres de familia.
Murales retratan creencias
Adicionalmente, está el mural en la vivienda de Viliberto Sánchez Aguilar, quien decidió colocar en su pared a un ángel, el cual está por encima de una ventana, y por debajo de la misma una cama de flores esta dibujado como el soporte de la imagen.
“Es nuestro santo Ángel Custodio de Analco, decidimos ponerle flores, de las más caras porque es el más milagroso y el que tiene más devotos en nuestro barrio”, expresó.
Por su parte está “Celeste”, que proyectó con colores azules en diversos tonos a un ser celeste, del cual son creyentes los habitantes de esa vivienda. Alrededor de este ser, se encuentran dibujadas unas series de luces que representan la protección y devoción.
También se encuentra “Tres sinergias”, que se encuentra en la vivienda de una pareja de adultos mayores que han vivido juntos por muchos años, en el exterior se encuentran un ángel, que es una divinidad guardiana para sus devotos, el cual está dibujado venciendo a un dragón tornasol, que simboliza el mal.
Y así, prosiguen mas historias, unas casas adelante de “Tres sinergias” se encuentra “Jardín Escondido”, que cuenta con un gran loro y plantas, así como otras aves y flores que quedaron plasmadas sobre el muro blanco. “Las aves siempre llegan a donde se les recibe, y mi familia me enseñó a cuidarlas”, dice la leyenda al exterior de la vivienda.
Pese a que no todos los residentes estuvieron presentes en sus viviendas durante el recorrido realizado por esta casa editorial, cada uno de estos inmuebles cuenta con breves leyendas que reflejan parte de la historia de cada uno junto con el nombre que fue elegido por las familias poblanas y los artistas, entre ellos “Constelación madre”, “Días de noviembre”, “Lucha siempre”, “Canario”, “El color de las frutas”, por mencionar algunas.
Si usted se encuentra interesado en conocer cada uno de estos murales puede visitar los barrios antiguos, ubicados a un costado del Centro Histórico de Puebla. Cabe mencionar que, estas obras provocaron gran orgullo y entusiasmo entre los habitantes, quienes con gusto mostraron disposición para compartir sus historias a quien visita sus hogares.