La anarquía en el CCH Oriente, donde los porros imponen su voluntad, es la única explicación que encuentran amigos y compañeros al homicidio de Aideé, la joven asesinada de un balazo en medio de una clase de matemáticas.
Entre el árido suelo de Tempezquixtla, una comunidad de Huatlatlauca, un alejado municipio de la sierra mixteca poblana, donde la gente debe elegir entre sobrevivir con la siembra temporal de maíz y frijol, la elaboración de artesanías de palma y migrar, decenas de familiares y amigos no tienen más que buenos recuerdos de ella, "era muy buena, muy noble", "en todo participaba", "nunca se metía con nadie y todo lo que se proponía lo hacía" "era muy buena amiga", eran sólo algunas de las expresiones.
Y es que si bien Aideé nació en la Ciudad de México, aprendió de sus padres, Ángela y Wenceslao, el cariño por sus raíces indígenas y el deseo de superación, así que era un ejemplo para sus cuatro hermanos y mucha gente de esta comunidad que vio nacer a su padre.
Para sus papás, la muerte de Aideé es inexplicable, pues nunca les dijo que fuera acosada o molestada por alguien y porque, además, siendo una chica alegre, sana, respetuosa y solidaria, valores inculcados no sólo por ellos, sino también por el grupo de Scouts y de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, a los que asistía, era imposible que tuviera enemigos.
Consternados, se resisten al rencor con un poco más de facilidad que las lágrimas, pero no desaprovecharon la oportunidad ante los medios de comunicación para exigir al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, a esclarecer el crimen de su hija y a evitar que otros tengan que pasar por tal dolor.
CUERPO LLEGA DE MADRUGADA
En un féretro blanco, la madrugada de este miércoles arribó a Baixtla, en el municipio de Huatlatlauca, el cuerpo de la estudiante Aideé Mendoza Jerónimo, asesinada el pasado lunes mientras tomaba clases en el plantel Oriente del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) de la UNAM, en Ciudad de México.
En compañía de familiares y compañeros de Aideé Mendoza, este mismo día se realizó una misa de cuerpo presente en la ranchería perteneciente a la comunidad de Tempexquixtla, de donde son originarios los deudos.
A pesar de que Wenceslao Mendoza, padre de la estudiante, había dado a conocer que el sepelio se realizaría por la tarde, el acto fue retrasado para este jueves por algunos trámites, además de que los familiares esperan que el párroco les asigne un horario para realizar otra misa antes de que el cuerpo sea sepultado en el panteón municipal.
En apoyo a los deudos, las autoridades municipales de Huatlatlauca se pusieron a disposición de familia afectada por la pérdida, para apoyar en lo que sea necesario.
En el rancho Baixtla, bajo una lona y frente a una capilla, un lugar casi despoblado, se reunieron aproximadamente 50 personas, entre conocidos, familiares y quienes fueron compañeros de Aidé Mendoza, para presenciar la misa y mientras tanto nadie comenta o cuestiona sobre cómo ocurrió el asesinato.
Los familiares esperan que sea antes del mediodía de este jueves cuando le den el último adiós, a la joven.
Al respecto, Gilberta Mendoza, tía de la víctima denunció ante medios de comunicación que su sobrina murió a causa de una bala, a pesar de que en un inicio dijo que se les informó que había muerto por un infarto, asimismo exigió que se esclarezca este hecho y se haga justicia.
A dos días del asesinato, la Procuraduría General de Justicia (PGJ) de la Ciudad de México, no ha dado a conocer algún avance del caso pues continúan con la investigación para determinar de dónde salió la bala.
Sobre este hecho, el gobernador de Puebla, Guillermo Pacheco Pulido, envió sus condolencias a los familiares de la joven.