Los difuntos llegan a Huaquechula, así se disfrutan los altares monumentales

Esta comunidad exalta la belleza de las ofrendas, con elementos que guardan un significado especial

Maricarmen Hernández | El Sol de Puebla

  · sábado 2 de noviembre de 2019

Foto: Gabriela Cruz

Son las 2:00 de la tarde y en Huaquechula, el sol está en todo su esplendor. Cada año, exactamente a esta hora, las campanas de la Iglesia de San Martín -ubicada en dicho municipio-replican a todo lo que dan para anunciar a los habitantes uno de los momentos más esperados del año: la visita del alma de sus difuntos en los monumentales altares blancos que con esmero les han preparado.

De acuerdo a las creencias y tradiciones, el alma de los fallecidos cruzan un portal para visitar una vez más a sus familiares que han montado con especial esmero un monumental altar forrado de tela blanca que simboliza la pureza de su alma.

Para lograr ese cruce, los familiares hacen un camino con pétalos de cempasúchil para iluminar su camino hacia el altar, mientras de fondo se escucha el repicar de las campanas.

INVIERTEN MAS DE 80 MIL PESOS

Los olores y sabores de Huaquechula en esta temporada son especiales. Una cortina de humo con olor a copal se mezcla con el aroma de las flores que a su vez se unen al olor que desprenden las ceras que rodean los altares de tres niveles que se han hecho famosos en Mexico por el gran simbolismo que guardan.

Estos altares representan una inversión cara, pero para los familiares es una ofrenda que comparten con cariño sin importar el precio. Estas llegan a costar más de 60 mil pesos e incluso rebasan los 80 mil, tomando en cuenta la comida que comparten a los visitantes.

Este año en el municipio, ubicado en la parte centro oeste del estado de Puebla, se montaron 35 altares dedicadas a personas adultas que fallecieron durante estos meses. En esta ocasión, no hubo ninguno dedicado a niños, pues ningún menor perdió la vida en lo que va de 2019.

Para los habitantes de Huaquechula, la muerte no significa un final, significa el comienzo de una nueva vida que provoca una dualidad de tristeza y felicidad.

Por un lado, de saber que el ser querido ya no está con ellos en cuerpo, pero por el otro, surge en ellos una ilusión de saber que su alma los visitará al menos una vez al año, específicamente en Día de Muertos.

Por esta razón es que en los monumentales altares de Huaquechula se colocan todos aquellos elementos que en vida, el familiar fallecido, disfrutaba comer, beber y vestir, no obstante, todo debe llevar un orden y una razón de ser.

LOS NIVELES

La lectura de estos altares siempre debe ser de abajo hacia arriba. El primer nivel,

explican los propios familiares, se le denomina “Lo terrenal”. En este colocan la comida y bebidas con las que se deleitaba en vida. En la mayoría de ellos destacan tres platillos representativos de la región: el mole, el pipián y los tamales de frijol.

Un elemento que también resalta en esta primera línea es lo intangible, que se representa con la imagen del difunto reflejada a través de un espejo: “lo podemos ver, pero no tocar” , dice el nieto del señor Agustín Aguilar a quien le dedicaron el altar.

El sentimiento de tristeza en ese y el resto de los hogares se percibe en el rostro de los deudos quienes dentro de su melancolía aseguran tener un eco de paz al saber que en estas fechas los visitan.

El segundo nivel, es la transición entre la vida y la muerte, así lo detallan lo guías que acompañan a los visitantes y a los que se les explica que el recorrido, no se trata de una feria, sino de una caminata que se debe hacer con respeto y solemnidad ante el luto que las familias están viviendo, pues muchos de ellos tienen menos de dos meses que perdieron a su familiar.

En este mismo nivel se observan tres tipos de pan: el blanco, el rojo y la hojaldra. El primero representa la pureza del cuerpo, el segundo el cuerpo del difunto bañado en sangre y el tercero el cuerpo del fallecido consumido por las larvas.

El tercer nivel, comenta otras de las familias, representa lo celestial.

“Cuando se trata de ofrenda para niño o niña fallecido se coloca la imagen de la Virgen María o el Niño Dios, cuando es para adulto, se pone un crucifijo”, detalla la señora Isabel Juárez al pie del altar de su madre.

En el recorrido es común escuchar las melancólicas estrofas de “La llorona” y “Amor eterno” canción que emanan de alguna pequeña grabadora y con la que la en la mayoría de los hogares reciben a sus difuntos , aunque en algunos otros, también optan por llevarles música en vivo con algún trío para complacer a su ánima.

Las familias aseguran que la visita del alma de sus difuntos es tan importante como su regreso, por lo que en todo momento tienen encendidas las ceras para iluminar su camino, por lo que recibir una vela o veladora de los visitantes siempre es gratificante.

Es así que con todo este simbolismo año con año los altares en Huaquechula se colocan dependiendo la cantidad de fallecidos en la comunidad, tradición que aunque evoca tristeza, también siembra felicidad por la unión entre los vivos y muertos.

Vive la tradición en Xcaret. Foto: blog.mexicodestinationclub.com

La Calaca Festival / Foto: dayofthedead.tours