Con el cubrebocas apenas puede escucharse y entenderse, pero el mensaje es el siguiente: “La estamos pasando muy mal, no hay dinero para comprar alimentos. Trabajo en el mercado de La Rotonda, pero no hay ventas y menos dinero para sobrevivir. ¡Vaya, no hay incluso para las tortillas!”, expresó Clara Rojas Reyes, habitante de la comunidad de Almazantla, ubicada al norte de la ciudad de Atlixco.
Recordó que el gobierno del estado repartió despensas, pero no a todos. “Solo a su gente, necesitamos apoyo. Las despensas deberían dividirlas y ser parejos. Piden no salir de casa... ¿Pero, qué vamos a comer? Necesitamos el apoyo para poder subsistir”, indicó.
Olegario Flores Morales es otro vecino de Almazantla y explicó que nada más trabaja cuatro días a la semana y con eso debe mantener a su familia. “Hay que pagar agua, luz. Del celular nos olvidamos porque es prioritario sacar para los gastos de toda la familia. Incluyendo el trasporte”, platicó.
El virus, dijo, complicó todo: “casi no hay trabajo y los sueldos bajaron. Literalmente vamos al día. Necesitamos apoyo del gobierno para nosotros y todos los vecinos de la colonia, muchos de ellos despedidos de su trabajo. Los funcionarios no se preocupan de nada porque reciben sueldo. Pero nosotros los jornaleros salimos a trabajar a las construcciones y al campo, con el riesgo de contagiarnos. El quédate en casa parece fácil”.
Los afectados hicieron un llamado a las autoridades a crear un programa de apoyo a alimentario para las familias más afectadas a causa de la mortal pandemia. En ese sentido, el alcalde Guillermo Velázquez Gutiérrez dijo recientemente que más de 3 mil 600 familias en este municipio alcanzarían, por el Covid-19, la carencia de alimentos, pero tampoco el Ayuntamiento los ha atendido.
Hasta el momento, en Atlixco suman de acuerdo con el gobierno federal, 47 casos de Coronavirus y 11 fallecimientos.
LA HISTORIA DE JUAN MANUEL
Juan Manuel Torres, es uno de tantos desempleados que sufren los estragos de la pandemia del Covid-19 en la región de Izúcar de Matamoros, pues ahora ante la falta de trabajo como músico, junto a su familia se ha dedicado a la venta de raspados a las afueras de su domicilio ubicado en el barrio de Santa Catarina.
Juan Manuel, padece de ceguera, pero eso no le impide trabajar en lo que más le gusta que es la música. Más de cuatro instrumentos maneja con destreza: guitarra, acordeón, violín y batería, sin embargo, ante la pandemia, el trabajo empezó a decaer hasta que finalmente fueron suspendidos los contratos en el mariachi que colabora, esto obligó a que Manuel y su esposa se dedicaran a vender raspados.
Anteriormente se empleaban también en la venta de nieve, toda vez que en su mayoría recorrían calles de la ciudad y la gente adquiría los productos, pero ante el confinamiento, ahora solo se dedican a la venta de raspados: “ante la raíz de la pandemia no nos quedó más que empezar a vender otra cosa, y pues en Izúcar de Matamoros lo rico es lo frío y pues, decidimos vender raspados”, detalló.