Dice el poema de Pablo Neruda que las flores son confidentes, son a las que se les cuentan los secretos, alegrías, así como tristezas y en Tenango de Las Flores están convencidos de estas palabras. Las flores no sólo son de ornato, sino que son su sustento y el motor para seguir adelante.
En el municipio de Huauchinango, en la comunidad de Tenango de Las Flores, se encuentra el Mercado de Plantas Isabel Díaz Castillo, que es uno de los más viejos en la localidad y uno de los más importantes en todo el estado por su variedad de plantas. Se contemplan alrededor de mil especies en este mercado.
En 1950 fue el auge de las plantas en Tenango. A ciencia cierta no se sabe quién trajo las plantas de otras partes del mundo, pero la tierra resultó muy fértil y los pobladores decidieron utilizar estos beneficios para posteriormente venderlas.
Fue tanto el éxito de las plantas que la comunidad cambió de nombre, pues en un principio se llamó San Miguel Tenango, pero se lo cambiaron a Tenango de Las Flores. Además, que hay otro San Miguel Tenango en Zacatlán y esto provocó problemas en temas de correspondencia.
Debido a que un gran porcentaje de los pobladores producían y vendían plantas, el gobierno de Manuel Bartlett Díaz decidió donarles este espacio para que tuvieran un lugar fijo para comercializar y actualmente son alrededor de 600 socios, pero a su alrededor hay aproximadamente otros 600 vendedores de este tipo.
El mercado es permanente, sólo cierra el 25 de diciembre y el 1 de enero, sin embargo, la primera vez que cerraron por más tiempo fue cuando inició la contingencia sanitaria a raíz del coronavirus y desde esa fecha, no han podido recuperarse al 100 por ciento.
Carlos Rosas Hernández tiene 51 años y es originario de Tenango. Al preguntarle desde hace cuánto tiempo se dedica a la producción de plantas responde que desde que nació, ya que toda su familia se dedica exclusivamente a este trabajo.
“Nosotros las producimos y tenemos varias especies, por ejemplo, de la azalea hay casi 50 variedades, pero también los cedros limón y los juníperos, hay varias especies y se pueden hacer bonsái, cactáceas, suculentas, de todo sembramos”, comentó.
En su opinión, este espacio necesita más difusión ya que no es un producto de primera necesidad, además que considera que tiene la misma importancia que municipios como Atlixco, incluso que sus costos son más accesibles. Las plantas dentro de las casas dan plusvalía a los hogares y además ayudan a extraer las malas energías.
Otra historia es la de José Amando de la Concha Real, también es productor de plantas, pero él se dedica a hacer figuras en arboles. En su opinión, desde que inició la pandemia se han mermado las ventas en un 50 por ciento y cree que debería existir más difusión de este lugar para ayudar a los vendedores.
Otro problema al que se está enfrentando es al regateo, ya que los visitantes le exigen que baje sus precios, pero no contemplan el tiempo y el esfuerzo que pone, ya que por cada figura puede llegar a tardar hasta una semana.
“Lo aprendí desde niño, gracias a mis padres. Es la base principal de nosotros y lo haremos hasta la muerte (…) hay mucha crisis, pero aquí seguiremos, aunque a veces la clientela abusa y quiere que bajemos mucho nuestros precios (…) seguiremos al frente de todo lo que pueda venir”, compartió.
Este trabajo le ha dado muchas satisfacciones, como la de poder darle a sus hijos una carrera universitaria. Don José sabe que sin este trabajo eso no hubiera sido posible y sus hijos son la primera generación que tendrán una licenciatura en su núcleo.
Por su parte, Reyna Domínguez no es productora, pero ella de igual forma está agradecida con las plantas, pues le han dado trabajo como vendedora y la ayudan a sacar adelante a su hija.
“Tengo 10 años vendiendo flores, yo nada más las vendo, pero respeto a los que cultivan porque me están dando trabajo y si no se venden pues no tengo dinero para darle de comer a mi familia. En Tenango es muy importante este producto y por ese motivo creo que debería existir más difusión, somos uno de los mercados más grandes y todos deberían de visitarnos por lo menos una ves en sus vidas”, concluyó.