ATLIXCO, Pue.- Paranoia, incertidumbre y temor, son lasexpresiones más comunes entre los migrantes ilegales radicados enlos Estados Unidos y sus familias atlixquensestras la victoria de Donald Trump en las eleccionespresidenciales de aquel país del norte. Cálculos oficialesindican en el área de New York y New Jersey vivenmás de 35 mil personas oriundas de este lugar, quienes enviaron deenero a septiembre de este año 88 millones de dólares.
José Eduardo Domínguez platicó vía telefónica con su papá,quien radica desde hace más de ocho años en Red Bank, New Jersey,mientras seguían transcurriendo los últimos números de laelección presidencial. Antes de colgar su padre, de nombreEduardo, confió: “No te preocupes, aquí voy a seguir hastapoder pagar la última mensualidad de la universidad. Todo saldrábien”. Y colgó.
La postura antiinmigrante de Trump para esta familia no es nadanuevo. En entrevista en este municipio con Ángel –abuelo deEduardo y padre del migrante– describió que “todos los días,desde 1999, año del primer viaje de nuestros hijos, vivimos conuna tensión: en cualquier momento pueden deportarlos por serilegales.
En cualquier momento puede sonar el teléfono desde EstadosUnidos y las cosas pueden terminar de un tajo. “De un momento aotro, y sin remedio. Hoy con Trump sólo se agudizará algo quepara nuestra gente es normal”.
PRIMER AVISO
El teléfono celular negro del padre de Eduardo sonó coninsistencia desde las 11 de la noche hasta cerca de las 2 de lamañana del pasado miércoles. Del otro lado de la línea marcabacon ansia Jorge, su tío, ambos migrantes ilegales oriundos de lacolonia Hogar del Obrero, en Atlixco.
—¿Qué pasó, carnal? —respondió el papáde Eduardo.
—¡Aguanta el viaje, aguanta el viaje! Si puedes, dile a losdemás que mejor no lleguen a Red Bank. Aquí están las patrullasde Migración, y de hecho ya levantaron a Bernardo, alertó elsegundo.
—¿Dónde están?
—En la salida de la estación del tren y en la terminal deautobuses. Piden documentos a todo sospechoso. Y la raza estácorriendo por todos lados —relató Jorge.
En efecto, la televisión desde el martes anterior por la nochepredijo la puesta en marcha de medidas antiinmigrantes aconsecuencia de los resultados electorales. Horas después, lospolicías desembarcaron en este pequeño puerto de ilegalespoblanos, la mayoría de estos, atlixquenses, ubicado en tren a 40minutos de la Gran Manzana.
[caption id="attachment_514615" align="aligncenter" width="600"]La postura antiinmigrante de Trump para esta familia no es nadanuevo.[/caption]
EL SILENCIO
El padre de Eduardo platicó con este reportero vía Messengerque en las primeras horas de aquel martes y miércoles no habíarastro alguno de los paisanos indocumentados en las parsimoniosascalles de Red Bank. Los migrantes, un 90 por ciento de Atlixco ySan Juan Tianguismanalco, estaban literalmente escondidos en suscasas.
Un alto porcentaje prefirió no ir a trabajar y otros, comoEduardo y sus dos compañeros de cuarto, tuvieron que dormir en laparada del tren anterior a este sitio: Middeltown.
“Fueron días muy intensos y de bastante presión. La razaliteralmente fue correteada. En mi caso, ya es la segunda vez queestoy aquí, y generalmente en estos meses llega migración pararealizar este tipo de rasuradas, pero nunca de sorpresa y contantas unidades como en pasadas horas. Bernardo, uno de nuestros‘compas’ de Huaquechula, no tuvo suerte y apenas pisó tierratras bajarse del vagón del tren y terminaron por levantarlo ypronto estará de regreso a México”, narró Jorge.
—¿Cuánto tiempo tenía con ustedes?–preguntó el reportero.
—Tres meses. Es el muchacho de 19 años que dormía en elhueco del clóset viejo en un sillón de peluquero que consiguiópor ahí, ya que una cama no cabía en el único espacio reservadoen la casa. El buen Bernardo intentó comunicarse vía telefónicacon su familia de este lado (Jorge, Eduardo y compañía) desde elcentro de detenciones en Newark, pero infortunadamente todo quedóen eso.
[caption id="attachment_514616" align="aligncenter" width="600"]El padre de Eduardo (playera) contó que en las primeras horas deaquel martes y miércoles no había rastro alguno de los paisanosindocumentados en las parsimoniosas calles de RedBank.[/caption]
En Red Bank –continuó– viven aproximadamente 11 mil 850personas de las cuales el 17.11 por ciento es de origen hispano,muy cerca de la comunidad afroamericana que alcanza el 20.5 porciento.
Mencionó que “aquí en realidad es otro Atlixco, un Atlixcochiquito. El tendero, el asistente de la farmacia, la señora queelabora memelas en su casa los domingos para ver el futbol y comoaperitivo entrega una cerveza Tecate a cada uno de sus clientes conuna vasija de semillas, el dueño de la casa de cambio y de lapequeña empresa de envío de cosas a México son precisamente deeste municipio. Todos están aquí juntos, y con el temor de serdeportados en cualquier momento. Con o sin Trump.
“La mayoría de los empleos de los atlixquenses puedeencontrarse en los alrededores de este condado, y son enrestaurantes, en la construcción y en las empresas empacadoras dechile. A pesar de ser un área con muelle y mansiones de artistasde cine y de televisión en retiro, que se pasan los fines desemana en su yate en ese lago de color turquesa, encontrar empleoen Red Bank no es nada sencillo”, añadió.