La actividad minera de extracción de feldespato en Zacatlán, aunque es la más importante del país, implica una reducción en el suministro de agua potable a la ciudadanía, a los grupos indígenas, la flora y la fauna, quienes tendrían que competir por los recursos hídricos; es decir, la importancia de la extracción del mineral y sus daños colaterales convierten a esta actividad económica, en un riesgo por la falta de agua.
LA GUERRA DEL AGUA
De acuerdo con al "Informe simplificado de la problemática causada por la extracción y lavado de arena feldespática en el municipio de Zacatlán", fechado en junio de este año, este Pueblo Mágico se encuentra en la parte más alta de la cuenca del Río Tecolutla, es decir, que es en el territorio municipal donde se comienzan a captar las precipitaciones que escurren hacia el Golfo de México.
El documento técnico elaborado por el Sistema Operador de Agua Potable de Zacatlán señala que no existe otro municipio, ni otra ciudad "aguas arriba" de la ciudad Zacatlán, cuya zona urbana se abastece de agua potable mediante fuentes superficiales que emanan de manantiales y escurridizos que se encuentran en los arroyos: Cedazo, Metlaxixtla, Los Baños, Barranca de Tablas, Hueyapan y Tlalixtlipa.
La infraestructura permite la captación del agua de estos arroyos, así como conducirla a la Planta Potabilizadora Santa Martha, para su potabilización, conducción y distribución para los cerca de 60 mil habitantes de la ciudad.
De acuerdo con los cálculos de crecimiento poblacional, se espera que la ciudad cuente con 90 mil habitantes para el año 2050, utilizando para su abastecimiento, aproximadamente, 190 litros por segundo.
De acuerdo con el documento del Sistema Operador, es fundamental emprender acciones para garantizar el suministro de agua potable para la viabilidad de la ciudad; los registros de aforos, en el año 1994 en la captación Metlaxixtla, la más importante de municipio y construida en ese año, indican que había una disponibilidad, en época de estiaje, de 220 litros por segundo, tan sólo en esa fuente, sin embargo, este año sólo se dispone de 65 litros por segundo: "la actividad minera y el cambio climático son causas de dicha disminución", justifica el documento.
El problema es que, en la parte más alta de la cuenca de captación de agua de la ciudad, se encuentran las minas de feldespato a cielo abierto, interconectándose ambos polígonos y compitiendo por el agua disponible.
Por si fuera poco, las minas utilizan agua de la cuenca de captación, extrayéndola en pozos perforados en la zona, lo que altera las condiciones de los escurrimientos subterráneos de la parte alta de la cuenca. No hay más terrenos "aguas arriba", las minas están en el punto más alto de la cuenca, evitando que el agua emane en las zonas bajas, donde se encuentran las captaciones de la ciudad.
Al estar modificadas las condiciones naturales de los terrenos desprovistos de cobertura y suelo vegetal, la capacidad de recarga de la cuenca se ve aún más afectada; por si fuera poco, los escurrimientos de agua contaminada hacia los arroyos y provenientes de las minas alcanzan zonas habitacionales en lugares donde existe captación de agua.
En la actualidad, la cantidad de agua que requiere la ciudad para el abastecimiento es de 130 litros por segundo, de los cuales se disponen, en época de estiaje, de 115 litros por segundo, lo que representa un déficit del 11 por ciento, dejando totalmente secos los arroyos donde se capta el agua.
Las concesiones que la Comisión Nacional del Agua (Conagua) han concedido a las empresas que producen feldespato son de 58.68 litros por segundo, es decir, 5 millones de litros de agua al día, como mínimo, ya que no existe mecanismo alguno para corroborar que el volumen autorizado se cumpla, según cita el documento.