El sacerdote poblano Moisés Lira Serafín será beatificado el próximo 14 de septiembre en una misa que será celebrada en la Basílica de Santa María Guadalupe, en la Ciudad de México, así lo confirmaron los Misioneros del Espíritu Santo.
La ceremonia es apenas dos días antes del aniversario 131 del natalicio de este sacerdote fundador de las Misioneras de la Caridad de María Inmaculada. La misa será en la sede de la Patrona de México y Emperatriz de América, a las 12 horas.
Aún no se ha dado a conocer quién encabezará la ceremonia solemne, aunque fuentes cercanas confiaron que tendría que ser alguien del dicasterio (departamentos u organismos especializados de la curia romana) de la Causa de los Santos.
La confirmación de la beatificación apenas se dio a conocer este martes. Como El Sol de Puebla ha informado desde que su causa llegó al Vaticano, hace varios años, el sacerdote nació en el barrio de Tlatempa, Zacatlán, Puebla.
Fue hasta 2023 se resolvieron los dos elementos más trascendentales del proceso de beatificación, lo que significa que apenas se ha demostrado la existencia de un milagro debido a su intervención; la canonización es cuando se comprueba la existencia de al menos un segundo milagro.
Ahora, tanto el consejo médico y el de teólogos de la causa, en mayo y diciembre pasados, determinaron la ocurrencia del milagro que se suma a la virtud de humildad en ese sacerdote.
La ocurrencia de este milagro que inició cuando a la mamá de una niña en estado en gestación, le dieron el diagnóstico de Hidropesía Fetal No Inmune (HFNI) y que representa el 90 por ciento de los casos de hidropesía y que, la mayoría de los casos, tiene un pronóstico de mortalidad perinatal que va del 55 al 98 por ciento, dependiendo de la etiología; en todos los casos es incurable.
Incluso, en algún momento, se le había sugerido a la madre que abortara para evitar el sufrimiento del bebé en etapa fetal; también estaba en riesgo la vida de la mamá, por los líquidos acumulados... se le había adelantado que no podría volver a embarazarse y que la bebé no nacería: lo que no ocurrió, la niña nació bien y, tiempo después, la madre tuvo otro bebé.
Cuando la joven madre regresó a su casa, buscó un libro que le había regalado su suegra y en el que tenía una oración, al abrirlo se encontró con un tríptico del padre Moisés, que también le había dado su suegra, ahí es donde encontró la oración de intercesión, misma que estuvo rezando por nueve días, siguiendo la tradición familiar de rezar novenarios.
Cuando acudió a su siguiente cita médica, sencillamente, el diagnóstico había cambiado, lo que después se ratificó con otros estudios y análisis médicos. Todo quedó documentado por la madre, quien tuvo la precaución de guardar todos los expedientes médicos.