Una tradición sumamente cara es el Día de Muertos en el municipio de Chilac, ya que las costumbres llevan a que una sola familia llegue a gastar más de 10 mil pesos en poner una ofrenda y sacrificar 60 guajolotes para hacer mole y esperar a amigos y familias para comer este 1 de noviembre. Los propios pobladores consideran que en todo el municipio se llegan a vender más de mil 500 animales para este platillo.
Siendo uno de los municipios con tradiciones más arraigadas, estos días de los fieles difuntos son una celebración en la que se unen las familias, pues los que están en casa no solo reciben a los difuntos sino también a familiares procedentes de otros estados del país, así como familias del mismo pueblo que los une algún lazo de compadrazgo.
Conrado Martínez Mendoza, quien es un promotor de este municipio, señaló que estas fechas son muy llamativas en el pueblo, ya que su cultura convierte a estos días de los fieles difuntos en una de las fiestas más importantes del año, en la que familias contratan hasta 15 cocineras para preparar al menos unos 60 guajolotes que se alistan para estas fechas.
Mencionó que desde días antes comienzan con la molienda de los condimentos, para que el 1 de noviembre, el mole pueda comenzarse a colocar en las ofrendas, pues la creencia es que al mediodía es cuando los cohetones se escuchan en todo el pueblo anunciando la llegada de los fieles difuntos, quienes son recibidos con todas clases de alimentos que eran de su gusto.
Comentó que una familia, por muy pequeña que sea, llega a gastar más de los 10 mil pesos en preparar las ofrendas, independientemente del mole que se prepara en todas las casas, pues a la hora de la comida, reciben a sus visitantes, ya sea familia que llegan al panteón o a amistades muy cercanas a las que se les invita a comer.
Es en los patios traseros de las casas en las que se colocan las enormes ollas de barro para comenzar a preparar el mole, mientras que un grupo de mujeres también alistan los tamales de frijol que son hechos para acompañar este platillo, siendo tan demandantes los ingredientes, que en el caso de los guajolotes se llegan a escasear, pues considera que más de mil 500 animales se sacrifican en esta fecha.
“Hay personas que se dedican a vender ya la olla del mole preparado, está entre los mil 800 o 2 mil pesos. Es un arte la elaboración del platillo, por lo que desde 1996 es considerado como patrimonio cultural de parte de la Unesco”, señaló este promotor cultural, quien dice que es único este platillo, el cual hoy se degusta en todas las casas del municipio.