Mujer pierde a su  hijo, a su nieto y su nuera en  accidente carretero de la autopista

Maritza Mena

  · miércoles 13 de diciembre de 2017

Foto: Julio César Martínez

HUEJOTZINGO, Pue. Aún no se reponía de la muerte de su esposoPaulino cuando a Catalina García le sobrevino otra tragedia. Lamañana de ayer perdió a su hijo Orlando García, a su nietoGeovanny y a su nuera Laura Romero en el accidente ocurrido en laautopista México-Puebla.

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Orlando se dedicaba a vender musgo en la cabecera municipaldurante esta temporada. Ayer debía trabajar, sin embargo, sumercancía yace al pie de la puerta de una casa que edificó parasu familia, que recién había terminado.

La familia Sánchez Romero es numerosa y vive en la comunidad deSanta María Nepopualco, comunidad que llora la muerte de sietepersonas más que viajaban en caravana, de regreso de su culto a laimagen de la Virgen de Guadalupe.

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Ellos viajaron por voluntad propia. Y así todos los quesalieron el pasado domingo, según dijeron los vecinos. Entre losmuertos hay siete menores de edad, Geovanny de cinco años de edad,así como Sergio Guevara y Noé Sánchez, de 14 y 15 años,respectivamente, quienes cursaban el segundo año de secundaria,además de Antonio Sánchez Sánchez de 16 años, Daniel GarcíaRomero, de 14 años y Sergio Guevara Cuba de 13 años.

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En la comunidad, que cuenta con alrededor de tres milhabitantes, nadie sabe qué originó el accidente que terminó conla vida de 11 personas. Tampoco cuándo llegarán los cuerpos, queal cierre de la edición no se habían entregado.

Catalina no pudo contener el llanto. Hace tres mesesaproximadamente su esposo murió. “Apenas me estaba reponiendodel dolor”, dijo con lágrimas incontenibles y desconoció cómopodrá reponerse.

En el mismo espacio donde vivía Orlando y su pequeña familia,también habitan sus cuatro hermanos, cada quien en su casa, sinembargo, tampoco encuentran consuelo ni respuesta a lo queocurrió.

En la junta auxiliar de ese municipio tampoco hubo autoridad quediera respuesta sobre los fallecidos, mientras que el templo estácerrado porque resultó dañado por causa del sismo que azotó elcentro del país el pasado 19 de septiembre, y tampoco las familiasde los fallecidos supieron si se celebraría algún ritualmortuorio comunitario.

Además de la familia de Catalina, y los adolescentes, tambiénmurieron en el accidente Maricruz Noriega Sánchez e Isidro GarcíaJiménez.

EL ACCIDENTE

La madrugada de este martes ocurrió un choque entre unacamioneta que transportaba frutas y otra de peregrinos queregresaban de su culto de la Basílica de Guadalupe en la Ciudad deMéxico. El primer saldo fue de ocho personas muertas, sin embargo,en el transcurso de ayer, la cifra se elevó a 11.

Los hechos se registraron sobre la autopista México-Puebla, ala altura del municipio de Santa Rita Tlahuapan. En el lugartambién hubo 13 heridos que son atendidos en diferentes hospitalesde la capital del estado.

SANTA MARÍA

Los vecinos que conocieron a algunas de las personas fallecidasdijeron que el viaje lo hicieron por devoción a la imagen de laguadalupana. Unos salieron con bicicletas el domingo en lamadrugada y otra parte en la mañana de ese mismo día.

Orlado se despidió de su madre y dijo que regresaría estemartes por la mañana porque tenía que vender el musgo que guardóen ayates, sin embargo, pasadas algunas horas desde la tragedia,Catalina se ha imaginado la vida sin su hijo y la voz de su nietopreguntando cualquier cosa a cada momento. A sus cinco años deedad le gustaba jugar con vehículos de juguete en el patio de sucasa o en la calle.

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Otras familias no tuvieron la misma apertura para hablardespués del accidente. La de la joven Maricruz Noriega aseguróque solicitó apoyo de las autoridades para agilizar la llegada delcuerpo y cerró la puerta. “Tenemos lo que necesitamos”, dijouna mujer al borde del llanto.

Mientras que los familiares de Sergio señalaron que los padresdel menor se encontraban esperando su cadáver y que era ilógicoque alguna persona viajara a la Ciudad de México sin tenerdevoción al lienzo de Guadalupe en la Basílica que tiene el mismonombre.

Por otro lado, Rosa “N”, compañera de colegio de este menory de Noé, explicó que a pesar de que eran jóvenes, eran devotosa la imagen de la virgen católica. Ella no se enteró del viajeque harían sus compañeros, pero sabía que eran jóvenes detradiciones.

Entre familias se conocían. Ayer esperaban afuera de sus casasalguna noticia sobre sus consanguíneos muertos en elaccidente.