HUAUCHINANGO, Pue.- Carpintero profesional, sencillo, amigable,trabajador y ante los ojos de muchos pasaba como tímido, pero trasla máscara se transformaba, bailaba, brincaba, gritaba,descabezaba; se llamaba Lorenzo Hernández Pacheco y fue fundadorde la comparsa de huehues de la colonia La Mesita y dejó deexistir a los 55 años.
En el barrio era mejor conocido como “El Chilacas”, hombresingular, de particular seriedad a quien se le veía a principiosde año, sentado en la banqueta de las afueras de su casa, ubicadaen la calle Vista Hermosa, con un conjunto de hilos de lazo enixtle que ocupaba para tejer su chicote, este con base en un mangoredondo de madera y en la punta una pajuela de agujeta o del mismomaterial para que, al azotar en el viento, sus tronidos seescucharan a lo lejos y todos supiéramos que ya venía elcarnaval.
Al término de la tejida de su chicote, también enseñaba a suscompañeros, a veces más jóvenes a que hicieran su propiochicote. En ese entonces predominaba la leyenda urbana que decía,“que donde se encontraban los huehues de un barrio con unos deuna colonia distinta, entonces se agarraban a cocotazos, unoscontra otros y se armaba una batalla campal de miedo”.
A Lorenzo “El Chilacas”, le tocó los tiempos en que loshuehues no portaban una indumentaria uniforme, sino cuando losenmascarados se enfundaban en trapos y prendas que provocaban risay miedo.
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En los años ochenta, en tiempos de carnaval, sonaban en lascalles a todo lo que da, los chicotes y los sonestradicionales de, La culebra, La polla pinta, Los enanos, entreotros, interpretados con el violín, la jarana y la guitarra, sinembargo, la evolución fue inevitable y los huehues pasaron de laindumentaria del miedo y la ridiculez a lo colorido, del sontradicional a la banda.
Lorenzo también dejó de vestirse de huehue de un momento aotro, se dejaron de celebrar las descabezadas de pollos en la calleVista Hermosa y también los baile con tocadiscos y con tríohuspanguero.
Se dejaron de escuchar los chicotazos de práctica cerca de esedomicilio de La Mesita, dejó de haber tanto escándalo queanunciaba el Carnaval de Huauchinango, sinónimo de que también yase acercaba la Feria de las Flores y ya no tardaba en pasar la“Santo entierrito”(imagen de Jesús en su Santo Entierro).
El pasado sábado se vio a un conjunto de huehues que iban alfrente de un contingente de personas, éstas no iban contentas ymucho menos bailando detrás de los enmascarados; los carnavalerosno llevaban música, sólo tronaban sus chicotes y detrás de ellosiba gente llorando, otros solamente serios y se les vía tristes,eran amigos y vecinos de “El Chilacas”, cuyo cuerpo iba rumboal panteón.