Acajete, Pue.- “La muerte no es el final de una vida, sino el comienzo de una travesía” frase con la que se inició el servicio funerario de Gardenia y Dulce, madre e hija que perdieran la vida el pasado 12 de junio en un paraje de Nenetzintla, y quienes hoy reciben el último adiós de su familia y amigos.
Entre un colorido atrio repleto de flores que adornaban la estancia de los féretros de Gardenia de color café y de color blanco para Dulce, así como luces que simbolizan la pureza de su alma y la inocencia de esta menor.
Mientras los mariachis cantaban junto a los ataúdes, la gente comenzó a arribar; algunos vecinos mencionaban que hace muchos años que la localidad no se mostraba tan unida, cobijando a la familia y sobretodo mostrando un apoyo incondicional a los deudos.
Conscientes de los problemas de salud nacional que atraviesa el país, se colocó gel antibacterial y cubrebocas en el acceso para que los pobladores pudieran asistir con ciertas medidas de seguridad.
Entre globos rosas y blancos, compañeros, amigos y familiares de Dulce comenzaron a formar una valla para abrirle paso a la que sería su última morada, mientras que un grupo de niñas perteneciente a la religión que profesan formó una guardia de honor mostrando el valor que ambas mujeres fallecidas tenían dentro de su comunidad religiosa.
El servicio funeral finalizó con un pase de lista de ambas para ser recordadas en la eternidad como lo mencionó su pastor y guía espiritual.