Operativo Encrucijada cambió huachicol por robo de vehículos y camiones

Los hechos criminales se han diversificado y extendido a municipios

Redacción

  · lunes 12 de marzo de 2018

Foto: El Sol De Puebla

Construcciones inconclusas, comercios vacíos, automóviles en venta, mayor inseguridad y un marcado aumento del mercado negro se observan en los municipios de Palmar de Bravo, Quecholac, Tecamachalco, Huixcolotla, Acatzingo, Tepeaca y Acajete, que conforman el llamado Triángulo Rojo, a un año del Operativo Encrucijada, desplegado entre el 9 y 10 de marzo de 2017, mismo que marcó el despliegue de fuerzas federales en contra del robo de hidrocarburo en Puebla.

Foto: El Sol De Puebla

Mediante recorridos realizados por El Sol de Puebla durante los meses de enero y febrero en los municipios del centro-oriente de la entidad se pudo detectar que los delitos se han diversificado en el territorio y extendido a municipios cercanos como Cañada Morelos, Tlacotepec de Benito Juárez, Tehuacán, Ciudad Serdán, Esperanza y San Salvador el Seco, sitios por donde cruzan los trenes de Ferrosur.

Los datos duros han quedado marcados en el reporte del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) que da cuenta de 340 robos al transporte de carga denunciados durante el 2017, mientras que en 2016 se cometieron únicamente 179 atracos. La cifra arroja un incremento de 89.94 por ciento de este delito en el último año, únicamente en el Triángulo Rojo.

De igual forma, según el Reporte del Sistema Ferroviario Mexicano de la Secretaría de Comunicaciones y Transporte (SCT), a lo largo del año pasado fueron denunciados 230 atracos al tren a su paso por el estado de Puebla, que pasó de tres en el primer trimestre de 2017 a 26 en el segundo y 109 en el tercero, a raíz de los cuales fueron implementados operativos de vigilancia para cerrar el cuatro trimestre con 92 saqueos.

Lo mismo ocurrió con los robos de vehículos automotor que durante el 2017 sumaron mil 218 casos, lo que representa un promedio de 101.5 vehículos hurtados cada mes; sin embargo, ya en el primer mes de 2018 se registraron 177 denuncias por este ilícito en los mismos siete municipios de la zona huachicolera.

Los robos comunes como a casa habitación, negocios y transeúntes, entre otros, también han ido en aumento, al pasar de mil 664 casos registrados en 2016 a mil 727 durante el año pasado. Sin embargo, mientras la incidencia disminuyó en Acatzingo al bajar de 172 a 157, Tepeaca de 601 a 445, Huixcolotla de 125 a 88 y Quecholac de 120 a 99, ésta se disparó en Acajete de 85 a 196, Tecamachalco de 413 a 473 y Palmar de Bravo de 148 a 226 atracos.

UN PARTEAGUAS

El Operativo Encrucijada marcó un antes y un después para las comunidades del Triángulo Rojo, las cuales, después de unos años de bonanza registrados entre 2013 y 2016, enfrentan ahora una crisis económica por la falta de dinero circulante y perciben un contexto más violento marcado además por asaltos a mano armada y la oferta de productos a bajo costo en redes sociales o “de boca en boca”.

Después de la acción implementada por la autoridad y al no tener más “huachicol” para ordeñar de los ductos de Pemex, los delincuentes optaron por diversificar los delitos para obtener “dinero fácil”, cambiando la dinámica de las comunidades aledañas que perciben mayor cantidad de ataques directos a ciudadanos.


Foto: El Sol De Puebla

A inicios de marzo de este año, empresarios afiliados a la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo de Puebla (Canaco) y ciudadanos del municipio de Tecamachalco levantaron la voz e hicieron llegar un pliego petitorio a los gobiernos municipal, estatal y federal para exigir seguridad en la zona, pues aseguran que la “ola de violencia es imparable”, y es que en céntricas calles de esa ciudad se han desatado balaceras, asaltos con violencia y homicidios, esto aunado al robo de vehículos y extravío de personas, especialmente de mujeres jóvenes.

MERCADO NEGRO

El año previo, la localidad de Tezuapan, en Cañada Morelos, se dio a conocer a nivel nacional por las estrategias de robo a trenes de Ferrosur. Granos, materiales para construcción, alimentos, electrónicos y bebidas son los productos más robados.

Los productos bajados del tren son vendidos en zonas aledañas a Cañada a bajo costo; además, las fiestas y celebraciones familiares presumen tener su bebida alcohólica asegurada, pues se hizo famoso el trasiego de botellas de “marca” a precios por debajo del mercado.

Foto: El Sol De Puebla

El caso más reciente se registró el miércoles 7 de marzo, cuando un grupo de personas emprendió el saqueó del carguero, principalmente de cajas de whisky, mismo que fue detenido por la policía estatal.

ASALTO A CAMIONES DE CARGA

La autopista Puebla-Orizaba, desde Amozoc hasta Esperanza, se convirtió en el tramo ideal para atracar a conductores de transporte pesado, quienes -en el mejor de los casos- son abandonados kilómetros después.

Por otra parte, el tramo de la carretera federal Puebla-Tehuacán, a la altura de los municipios de Yehualtepec y Tlacotepec de Benito Juárez, se ha convertido en una zona de “terror”, especialmente entre el tramo Zozutla-Tecalzingo, en donde los conductores son abordados para quitarles sus unidades.

“Diariamente hay robos en esta zona, por eso exigimos a las autoridades del estado que hagan algo, que se patrulle, que se hagan más operativos, porque no es posible que todos los días al menos tres asaltos se registren en la zona de Yehualtepec y Tlacotepec”, refirió Juan N., de este último municipio.

La inseguridad ha llegado a tales niveles que proveedores de empresas como Pepsi, Coca Cola, Marinela, Sabritas y Bimbo dejaron de ingresar a las localidades de Palmar de Bravo, Quecholac, Tlacotepec y Yehualtepec para surtir a las pequeñas tiendas, por temor a los saqueos y robos. Para este 2018, los choferes intentaron volver a ingresar, pero con horarios matutinos y con reserva en ciertas comunidades.

Los asaltos a los autobuses en ese mismo tramo también tuvieron un incremento, pues los ladrones han aprovechado la movilidad de la unidad y sus constantes paradas para atracar a los usuarios.

ROBAN PIPAS Y A GASOLINERÍAS DE PEMEX

“Aunque ya no hay ‘huachicol’, la gasolina -si se sigue vendiendo en la zona- ya es escasa, pero ahora está más cara, cuesta unos 15 pesos al público, porque ya es más difícil de conseguirla, pues ésta sí es refinada” explicó Pedro S., originario de Yehualtepec, quien reconoció que ha adquirido ese combustible para su camioneta. Además, refirió que “la queja ahora es que la gasolina es más cara, por ser robada directamente a Pemex”.

Foto: El Sol De Puebla

El asalto a gasolinerías del tramo Tlacotepec-Tecamachalco-Tochtepec también se convirtió en “el pan de cada día”, algunos de estos establecimientos, ya son “clientes frecuentes”, pues son atracadas al menos cada 15 días, sin que la autoridad intervenga.

Ante esta situación, pobladores exigen a las autoridades que se refuerce la seguridad y han optado por armar los comités ciudadanos para hacer frente a estas situaciones.

EL COSTO DEL DINERO FÁCIL

El municipio de Acatzingo, identificado dentro del polígono denominado Triángulo Rojo, sitio de mayor incidencia del robo de combustible en el estado de Puebla, actualmente se encuentra sumido en una severa crisis económica y de seguridad, a un año del Operativo Encrucijada que realizó el Gobierno del estado en combate al robo de hidrocarburo en la zona.

Pobladores entrevistados por este rotativo explicaron que en Acatzingo, como en el resto de los municipios que integran el Triángulo Rojo (Tepeaca, Acajete, Palmar de Bravo, Quecholac y Tecamachalco), cientos de familias se involucraron en puntos de venta del combustible ilícito, quienes veían en esta actividad una forma de ganarse el sustento diario, ante la falta de oportunidades para emplearse en la región.

“Menores de edad y mujeres se encargaban de ser ‘halcones’; es decir, los vigilantes e informadores cuando se acercaba alguna autoridad o personal de física de Pemex; a ellos se les pagaba un promedio de mil 200 pesos por turnos de 24 o 48 horas”, comentó un joven, quien pidió la gracia del anonimato.

Sin embargo, tras la militarización de la zona y luego de que Petróleos Mexicanos dejó de enviar combustible por el poliducto que corre de Minatitlán a la ciudad de México para evitar más tomas clandestinas, explosiones y derrames de hidrocarburo, la industria del llamado “huachicol” decayó en Acatzingo y con ella la economía del lugar.

Locatarios de diferentes giros comerciales coincidieron en que “ya no se vende como antes”, ya que sus ventas disminuyeron hasta un 60 por ciento, tras la erradicación del huachicol. Asimismo, la demanda de prestación de servicios decayó, no obstante, las tarifas del trasporte público y mercantil aumentaron.

Y es que indicaron que contradictoriamente, mientras bandas dedicadas al robo de combustible mantenían luchas sangrientas por el control de la plaza, había dinero circulante, “fueron tiempos de bonanza, porque el dinero se quedaba aquí”, apuntaron.

A decir de los acatzingas hay un costo social que están padeciendo derivado de lo mismo, ya que la inseguridad aumentó en este último año: “seguido escuchas que a tal o cual persona ya le robaron o que le quitaron el estéreo a su coche o que asaltaron a los choferes de carga pesada que iban circulando por aquí, y las autoridades locales no hacen nada para detener esta ola de inseguridad”.