Con mucho dolor, pero sin rencor, perdonando a quien arrebató la vida de Aideé, familiares y amigos dieron el último adiós a la chica de 18 años que murió a causa de un balazo al interior de su salón de clases en el CCH Oriente de la Ciudad de México.
Ni la distancia, el calor inclemente, la falta de servicios funerarios o la diferencia de religiones impidió que unas 200 personas, sus padres, hermanos, tíos, primos y amigos -algunos que viajaron más de cuatro horas desde el Estado de México-, la acompañaran a su última morada.
Desde las primeras horas, la chica a quien todos recuerdan por su alegría y nobleza, recibió la bendición de un sacerdote católico y más tarde, un homenaje en el que se combinaron las oraciones del catolicismo que profesa su padre, don Wenceslao, y las canciones que le gustaban de la religión que practicaba junto con su mamá, doña Ángela, la de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
En la ceremonia, ella expresó su sorpresa de las muestras de afecto de tanta gente con Aideé, y él, celebró que el cariño a su hija fue más grande que las diferencias de credo, pues todos convivieron sin distingos, unidos, sobre todo, por el cariño que sintieron por ella.
Antes del mediodía, el cortejo fúnebre partió del humilde templo en el que fue recibida por la comunidad, entre flores blancas y la música de la Banda San Juan. Comenzó un recorrido a cuestas de varios voluntarios, por las calles de Tempexquixtla, hasta un par de kilómetros más adelante, donde una caravana de unos 20 vehículos y dos autobuses llevaron a todos a la cabecera municipal.
Al pie de su sepulcro, mientras la banda entonó "Las Golondrinas", la familia no pudo contener más el llanto, su mamá, doña Ángela, su papá, don Wenceslao, y sus hermanos lamentaron que no podrán volver a ver la sonrisa o escuchar la voz de su hija.
Sus tíos Bertha y Nico recordaron, en náhuatl, una vez más a su sobrina y exigieron a las autoridades del Estado de México y del CCH Oriente no dejar en la impunidad el crimen.
Pero su tía, doña Florida Salazar, fue quien a nombre de toda la familia concedió el perdón al homicida. Con la voz entrecortada, lo llamó a reconocer su culpa y a entregarse a la Policía, pues agregó, es el camino que debe seguir para expiar su culpa, ser perdonado y tratar de vivir en paz: "te suplicamos, en nombre de nuestro señor Jesucristo, te rogamos, a que es mejor hermano nuestro, porque tú también eres hermano nuestro, nada más que el camino has desviado, es mejor que dejes ese costal, que no lo lleves en tu hombro, porque va a ser pesado para toda tu vida, para que puedas vivir en paz", señaló.
Como último homenaje, antes de que el féretro fuera cubierto por tierra, Aideé recibió aplausos, porras y flores blancas de la gente que tanto apreció.
TEMPEXQUIXTLA DE LUTO
La muerte de Aideé conmovió tanto a todo su pueblo que en señal de luto suspendieron las tradicionales celebraciones del Día de las Madres y del Día de la Santa Cruz.
La familia y conocidos de esta querida chica, decidieron que este año no habrá misa, jaripeo, pelea de gallos, comida, ni el baile con que festejan el 10 de mayo a las mamás y el 11 a la Santa Cruz. Para ellos, es inconcebible que apenas unos días después de enterrar a Aideé hicieran fiesta, de modo que habrán de esperar un año para tener motivos qué celebrar.