El paro nacional de este lunes para las mujeres de Atlixco resultó diferenciado. Las féminas de las grandes empresas comerciales, instituciones financieras y del gobierno cumplieron con la convocatoria y protesta. Hicieron el vacío y logró notarse la ausencia en actividades fundamentales y cotidianas, mientras que las empleadas de pequeños comercios y las trabajadoras del mercado Benito Juárez y ambulantes no pudieron faltar por una razón: la venta del día es precisamente para eso... para sobrevivir cada 24 horas.
De paso, en la mayoría de las escuelas de la mancha urbana, desde el nivel primaria hasta el bachillerato, no hubo clases y quedaron de guardia tres o cuatro masculinos, únicamente llegaron hombres o de plano no abrieron.
LA DIFERENCIA
Los ejemplos paralelos para marcar diferencia entre las mujeres de Atlixco este 9 de marzo sobraron. Y aquí están dos: María Antonieta lleva más de siete años labrando en una empresa privada de telefonía local, y este lunes, junto al 90 por ciento de sus compañeras dejaron a su suerte a un par de hombres en su oficina.
Las personas de la fila larga para pagar el recibo mensual debieron esperar a las 8 de la mañana para entrar y enterarse: “hoy nadie cobra y tampoco nadie resuelve problemas con el contrato. Quizá pueda ayudarle con el estado de cuenta o recomendaría pagar en el cajero”, sugirió un trabajador de la compañía.
Antonieta ocupó este lunes, de acuerdo con el testimonio recogido, para pasear con una de sus hijas pequeñas y “aprovechar el puente del fin de semana”, Pero debe quedar clara una cosa, finalizó: “no necesito marchar o dejar de hacer cosas para reconocer la violencia cada vez más frecuente en contra de nosotras”.
De forma paralela está Margarita. Una mujer de 68 años de edad y quien como es costumbre de lunes a viernes inicia sus actividades desde las 6 de la mañana. “Preparamos diversos platillos con los cuales servimos los tacos placeros”. Tiene su puesto sobre la calle Nicolás Bravo, a unos cuantos metros del zócalo de Atlixco.
“No somos parte del paro de hoy porque, a diferencia de otras mujeres cuyo salario está garantizado aún con la falta, debemos salir a la calle en busca de clientes, sacar el dinero del día; nadie compensaría nuestra falta en el trabajo. Aquí es trabajas o no comes”, indicó.
Y más allá de eso, finalizó, no dejaría de trabajar por una razón: “no estoy de acuerdo en depender económicamente de un hombre. Desde los 16 años pienso así. Y de esa manera aprendí. Están bien las protestas por tantas muertes, pero mujeres como yo andamos en otro mundo solas, y repito, independientes”.
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