Con la participación de al menos seis estados de la República y una delegación de Belice, se llevó a cabo el Torneo Mesoamericano de Juego de pelota en Chignahuapan; la ceremonia de bienvenida congregó a alrededor de 150 jugadores en las ramas infantil, femenil y varonil que compitieron en la edición 2019 de este deporte ancestral, en una contienda única en su tipo.
Se trata de una justa deportiva poco común en territorio nacional, organizada desde hace unos años. Inició con un ritual prehispánico acompañado de danzas. La contienda se disputó en tres días, en el campo deportivo ubicado en el Bulevar Gustavo Díaz Ordaz.
La premiación para la categoría infantil se la llevó Quintana Roo, dejando Puebla en segundo lugar. En la rama femenil, no se coronó ningún equipo poblano, Quintana Roo obtuvo el primer lugar, seguido por Veracruz y, en tercero, Tabasco. En la rama varonil ganó Tabasco, Teotihuacán (Estado de México) se tituló como subcampeón mientras que Puebla logró el tercer lugar.
Ese tipo de torneo se llevan a cabo para promover y rescatar el juego de pelota mesoamericano, un deporte con connotaciones rituales, jugado entre el siglo XIV y el siglo XII a. C., por los pueblos precolombinos mesoamericanos.
Se convirtió en un rasgo cultural que representaba la lucha cotidiana entre fuerzas contrarias, conceptos antagónicos como la luz y la oscuridad, el día y la noche, sequía o fertilidad. Para algunos el juego se llamó Ulama, para otros Tlachtli o Pok-Ta-Pok en Maya. El objetivo era mantener la bola en juego, mientras se intenta que atraviese por alguno de los aros.
La pelota, otrora de hule, representaba las trayectorias de astros sagrados como el sol, la Luna y Venus. También se practicaba para resolver conflictos como pleitos por tierras, controles comerciales, tributos, etc.
Actualmente, el estado de Puebla está representado por el equipo Chignahumictlán, radicado en Chignahuapan, con una rama varonil y femenil. En 2018 ganaron el segundo lugar en el torneo nacional de juego de pelota, en la categoría B.