/ miércoles 27 de julio de 2022

Productores poblanos pierden sus cultivos y otros están riesgo por falta de lluvias

Con la cosecha los productores se ayudan con los gastos de la casa, pero sobre todo la utilizan para el autoconsumo

Roberto Jiménez, del municipio de Coyotepec, ya dio por perdida al menos tres hectáreas donde sembró maíz, el resto está en riesgo y una parte aun no siembra, porque desde hace dos meses no ha llovido.

Los agricultores de la junta auxiliar de San Mateo Zoyamazalco, perteneciente al municipio de Coyotepec, al igual que los municipios circunvecinos, que se ubican al sur del Estado, están padeciendo la falta de precipitaciones pluviales y como resultado sus siembras se han visto afectadas.

Como es el caso de Roberto Jiménez, que año con año, siembra alrededor de 20 hectáreas, la mitad de maíz y la otra de frijol, pero en este ocasión ya vio perdida una cuarta parte de su siembra y la mitad aún está en riesgo de perderse y otra parte aún no se siembra porque espera que llueva ara poder hacerlo.

“De tres terrenos ya se empezó a secar la milpa, el resto está en riesgo, pero también me falta aun sembrar tres hectáreas de frijol pero, aún estoy a la espera, porque si ya no llueve, no tiene caso sembrar más”, añadió.

Sin duda resaltó que es un año critico porque con la cosecha se ayuda con los gastos de la casa, pero es más para el consumo, y dijo que después de vender ahora tendrá que comprar para poder consumir.

El frijol y maíz de temporal es lo que se siembra, en gran parte de la región; aunque a falta de lluvia la milpa comenzó a secarse, algunos han sembrado el frijol sobre la tierra seca, pero otros han optado por esperar la lluvia para sembrar, pese a que las fechas ya se pasaron.

De acuerdo a la temporada de lluvia, es que a partir del 10 de junio se empieza a sembrar el maíz y calabaza, y un mes después se comienza con el frijol y trigo.

Aunque en este año por falta de agua, los que respetaron las fechas de siembra de maíz, le están apostando a que llueva, pero en partes el cultivo se ha secado y en otros está a punto de perderse.

En cuanto al frijol, la mayoría ha sembrado sobre la tierra seca y una minoría aún espera a que llueva para poder enterrar la semilla sobre la tierra húmeda, lo cual desfasaría por mucho tiempo la temporada de cosecha y sin saber si la haya.

Lo que se invierte en el proceso de la siembra

Hay quienes contratan maquinaria para todo el proceso de siembra y otros que cuentan con su propia yunta se ahorran una parte.

Por hectárea, se invierten mil 600 pesos para barbechar y si el terreno tiene mucha hierba seca es necesario rastrear, lo cual tiene un costo de 900 pesos, para sembrar son mil pesos al igual que para labrar la planta.

Además cuando no se cuenta con la semilla, se gasta entre 300 y 400 pesos para adquirir el maíz, que alcanza para una hectárea.

Por lo regular los agricultores que cuenta con yuntas solo invierten mil 700 para el barbecho y los demás trabajos lo realizan con sus animales, o bien realizar todo el trabajo con la yunta.

Pero por lo regular entre maquinaria, semilla y recursos humanos, se llega a gastar un promedio entre 5 mil pesos por hectárea, sin contar si tienen que invertir en fertilizantes o abono orgánico, la misma cantidad que perdería un agricultor, si su cosecha no se llegara a lograr y además de que no tendrían para el consumo de un año.

Roberto Jiménez, del municipio de Coyotepec, ya dio por perdida al menos tres hectáreas donde sembró maíz, el resto está en riesgo y una parte aun no siembra, porque desde hace dos meses no ha llovido.

Los agricultores de la junta auxiliar de San Mateo Zoyamazalco, perteneciente al municipio de Coyotepec, al igual que los municipios circunvecinos, que se ubican al sur del Estado, están padeciendo la falta de precipitaciones pluviales y como resultado sus siembras se han visto afectadas.

Como es el caso de Roberto Jiménez, que año con año, siembra alrededor de 20 hectáreas, la mitad de maíz y la otra de frijol, pero en este ocasión ya vio perdida una cuarta parte de su siembra y la mitad aún está en riesgo de perderse y otra parte aún no se siembra porque espera que llueva ara poder hacerlo.

“De tres terrenos ya se empezó a secar la milpa, el resto está en riesgo, pero también me falta aun sembrar tres hectáreas de frijol pero, aún estoy a la espera, porque si ya no llueve, no tiene caso sembrar más”, añadió.

Sin duda resaltó que es un año critico porque con la cosecha se ayuda con los gastos de la casa, pero es más para el consumo, y dijo que después de vender ahora tendrá que comprar para poder consumir.

El frijol y maíz de temporal es lo que se siembra, en gran parte de la región; aunque a falta de lluvia la milpa comenzó a secarse, algunos han sembrado el frijol sobre la tierra seca, pero otros han optado por esperar la lluvia para sembrar, pese a que las fechas ya se pasaron.

De acuerdo a la temporada de lluvia, es que a partir del 10 de junio se empieza a sembrar el maíz y calabaza, y un mes después se comienza con el frijol y trigo.

Aunque en este año por falta de agua, los que respetaron las fechas de siembra de maíz, le están apostando a que llueva, pero en partes el cultivo se ha secado y en otros está a punto de perderse.

En cuanto al frijol, la mayoría ha sembrado sobre la tierra seca y una minoría aún espera a que llueva para poder enterrar la semilla sobre la tierra húmeda, lo cual desfasaría por mucho tiempo la temporada de cosecha y sin saber si la haya.

Lo que se invierte en el proceso de la siembra

Hay quienes contratan maquinaria para todo el proceso de siembra y otros que cuentan con su propia yunta se ahorran una parte.

Por hectárea, se invierten mil 600 pesos para barbechar y si el terreno tiene mucha hierba seca es necesario rastrear, lo cual tiene un costo de 900 pesos, para sembrar son mil pesos al igual que para labrar la planta.

Además cuando no se cuenta con la semilla, se gasta entre 300 y 400 pesos para adquirir el maíz, que alcanza para una hectárea.

Por lo regular los agricultores que cuenta con yuntas solo invierten mil 700 para el barbecho y los demás trabajos lo realizan con sus animales, o bien realizar todo el trabajo con la yunta.

Pero por lo regular entre maquinaria, semilla y recursos humanos, se llega a gastar un promedio entre 5 mil pesos por hectárea, sin contar si tienen que invertir en fertilizantes o abono orgánico, la misma cantidad que perdería un agricultor, si su cosecha no se llegara a lograr y además de que no tendrían para el consumo de un año.

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