Con lágrimas en los ojos y el corazón desgarrado, familiares y amigos despidieron a Alberto Flores Morales y Ricardo Flores Rodríguez, los dos hombres asesinados a manos de pobladores de Acatlán cuando fueron falsamente acusados de delincuentes.
¡Queremos justicia!, fue el clamor de los padres del joven quemado vivo, que hoy se sabe era estudiante de Derecho en Veracruz y cuya novia llegó hasta tierras acatecas para decirle adiós.
Así alrededor de las 11:00 horas dos ataúdes, uno blanco y otro gris salieron de una de las viviendas de Tianguistengo, poblado de donde eran originarias las víctimas, al frente de ellos una corona de flores y decenas de personas que acompañaban los cuerpos a su última morada, atrás, la tambora y las trompetas.
Cánticos religiosos se entremezclaban con rezos, llanto y en ocasiones solo silencio. Así avanzaron por las calles del pequeño poblado para luego continuar por la carretera que conduce a Acajete y posteriormente llegar a la iglesia del lugar en donde el sacerdote ya los esperaba para oficiar misa en honor a ellos.
"Quiero la cabeza del presidente municipal porque él es el responsable de la muerte de mi hijo y de mi cuñado", sentenció Rosario Rodríguez, la madre del joven linchado, y quien con la voz entrecortada preguntaba, una y otra vez ¿por qué me lo mataron? ¿por qué (las autoridades) los dejaron?
Por su parte, el padre del joven y hermano de otro hombre asesinado recriminó que por este acto de barbarie hoy una pequeña se queda en la orfandad.