Atlixco.- Dos de los inmuebles más importantes, venerados, representativos, históricos y de identidad para los atlixquenses abrieron sus puertas 547 días después del martes 19 de septiembre del 2017, en señal de estar sanos estructuralmente: primero la antigua Parroquia de la Natividad, el templo católico por excelencia en la ciudad y después, la primaria Belisario Domínguez de Metepec, única en su tipo en la región y quizá en el país.
Los feligreses comenzaron a ir a misa los domingos muy temprano o por la noche, tal y como marca la tradición católica de esta ciudad, y cientos de alumnos regresaron contentos a sus aulas más por un tema de comodidad y de ansiedad, y no por un tema de seguridad completa, aseguraron algunos padres de familia.
LA BANDERA
Una quizá alegre bandera mexicana ondeante en la parte alta de la fachada y un pequeño mensaje color verde hecho en fomi con el texto “bienvenidos niños” en la puerta principal, fueron el marco para el retorno de quienes no sólo la extrañaban, también la adoran como parte de su vida.
Rafael Martínez Ruiz, cronista de Metepec y exalumno de la institución, a donde hoy varios de sus nietos asisten, selló así este momento el cual pareció inalcanzable y raya por momentos un hecho más allá de la anécdota:
“A partir de hoy, con un cartel de ‘Bienvenidos’ a la entrada y con alta asistencia de alumnos, se reabrieron las puertas de la Escuela Primaria Belisario Domínguez. Ésta permaneció cerrada por año y medio después del sismo del 19-S del 2017. Mi nieto entró a primer año en las aulas móviles, siente ya que está en segundo año por este paso al edificio renovado”.
Sólo en la mente de los estudiantes, maestros y padres de familia quedan aquellas palabras soltadas días después del movimiento telúrico: “está muy dañada y posiblemente quede derrumbada”. Hasta manifestaciones de protesta hubo.
Pero tampoco puede pasar de largo el tema: hay dos sentimientos en ese contexto. Por ejemplo: escepticismo tras la intervención estructural realizada en esa área construida hace más de 50 años en el marco de la era obrera y textil.
“¿Cómo olvidar, a finales del 2018, funcionarios de la Secretaría de Educación Pública (SEP) llegaron a las instalaciones para hacer una primera entrega del edificio a los padres de familia? La mayoría logró oponerse bajo el argumento de que no era un sitio seguro”, acotaron algunos entrevistados.
Especialmente los dejaba inquietos el gigantesco auditorio. “En la parte alta es visible una cuarteadura considerable, así como en la fachada y en zonas como las escaleras de acceso a la parte alta”.
En esta ocasión aceptaron por dos motivos: “no será usado el auditorio hasta quedar seguro al 100 por ciento. Y los pequeños ya no estaban contentos en las aulas móviles colocadas en el campo de deportivo de la comunidad. Sobre todo, en tiempos de calor y con temperaturas de hasta 36 grados centígrados”.
Del otro lado: “Es cierto, la mayoría mostraron emoción de volver no sólo a sus salones y al enorme espacio de esa institución, también de alguna manera por dejar las aulas móviles cada vez más complicadas para aprender”. Más de 500 pequeños de Metepec acuden a esa primaria en el turno matutino.
LA IGLESIA
Cierto, no es la imponente parroquia. No está el altar espectacular cubierto por una tela blanca inacabable por momentos, cual enfermo en recuperación en el hospital. No están las lustrosas bancas de maderas finas. Tampoco pueden observarse colgando los brillos candelabros de cristal cortado.
“Pero sí está la fe para regresar a orar en nuestra casa, en la casa de Dios. No importa la apariencia. Las puertas están abiertas y eso ya es una dicha”, argumentó un viejo católico sentado en una de las sillas de comedor antes de escuchar misa.
Y es que, en medio de la controversia, la Parroquia de la Natividad quedó reabierta. Meses antes, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) dijo a la prensa nacional que el templo estaba listo estructuralmente.
El párroco Jesús Génis comentó públicamente un anuncio en tono molesto: “No estaría abierta si fuera insegura. Eso debe quedar claro. Las autoridades saben de la apertura”.
Las críticas en las redes sociales llovieron a la iglesia: “tienen prisa por la llegada de la Semana Santa. Hace un año asistió poca gente a su procesión porque la Parroquia estaba cerrada”. De hecho, Génis adelantó que esta época dedicada a la pasión de Cristo efectivamente tendrá como escenario final ese templo.
“Yo no permitiría a mi madre, una católica de hace medio siglo, ir a misa a la Parroquia por los daños estructurales tras el sismo del 19 de septiembre. No está segura al 100 por ciento”, llegó a decir recientemente un experto en el tema y ex integrante del colegio de arquitectos e ingenieros de Atlixco.