/ martes 21 de diciembre de 2021

Sembrando Vida encareció la mano de obra y privilegió a políticos de comunidades

Una consulta realizada con campesinos e indígenas de la región, confirma que el programa federal no impacta en los que menos tienen

El encarecimiento de la mano de obra y nuevas estructuras de corrupción en el gobierno y sus programas ha dejado el esquema federal Sembrando Vida en las comunidades de la Sierra Norte de Puebla, afirmaron indígenas de ocho municipios de esta región del estado, al afirmar que el proyecto está muy lejos de apoyar a las comunidades indígenas y aún más de cumplir los objetivos que le dieron origen.

En total fueron consultadas ocho fuentes de los municipios de Olintla, Ahuacatlán, Tepango de Rodríguez, Jonotla, San Felipe Tepatlán, Tetela de Ocampo, Aquixtla, así como de Amixtlán. Todas las fuentes -cuyos nombres se reservan a petición expresa-, coincidieron en que el programa sencillamente no ha funcionado, no obstante, que es una buena idea, si los funcionarios que forman parte de la estructura hubiesen hecho su trabajo de manera honesta y soportada en estrategias fundamentadas en conocimientos técnicos, así como los objetivos de este programa.

"Funciona muy mal, lástima que se adueñaron de él los viejos políticos en cada uno de los municipios, empezando por presidentes municipales, ex alcaldes y ex regidores; no sólo los de Morena, también los del PRI y los del PAN; hay familias que entraron hasta cinco personas, todos ellos son gente que viven de la política y que ni siquiera saben trabajar la tierra", confió en entrevista un indígena totonaco de Hueytlalpan.

Mientras explican que los montos que pueden ganar las familias beneficiadas actualmente rebasan los 20 mil pesos mensuales, quienes realmente debieran beneficiarse ni siquiera están al tanto de convocatorias o de más información referente a este programa federal.

Sembrando Vidas solo da apoyo a 533 personas distribuidas en Hueytlalpan, Olintla y Tepetzintla. Foto: José Luis Bravo | El Sol de Puebla

"Los políticos ya se acapararon el programa, no dejaron nada para los que realmente queremos trabajar; nosotros queríamos sembrar productos que pudiéramos consumir: frijol, maíz, etc. pero no nos dejaron nada", dijo, también en entrevista telefónica, una mujer indígena, de habla náhuatl, de Ahuacatlán, quien reiteró que los recursos “llegan a manos de quienes no han trabajado, debieron darlo para personas que realmente trabajamos… A cualquier municipio de la Sierra Norte que pregunte sabrás que pasó lo mismo con el programa: no ayudó a quienes debía”.

Las fuentes consultadas de Tepango de Rodríguez, Olintla y Hueytlalpan coincidieron, por separado, que los funcionarios de este programa, políticos y otras personas crearon una forma de “mafia” que busca asegurarse seguir recibiendo estos apoyos con tal descaro que, cuando alguno de ellos decida darse de baja, ya tienen a otro familiar o amigo que recibir este apoyo.

En esta zona tiene bastante tiempo que nos ha escuchado de información referente a la inscripción o convocatoria a este programa federal. "Entre ellos mismos se elige a quien inscribir, eso es una severa desventaja", confió la fuente, un mestizo habitante de Amixtlán.

Una fuente de Olintla ironizó con la idea de que, en su comunidad, sólo llega medio cheque porque tiene que compartirlo con otra persona, de otra comunidad. Técnicamente no hay nadie inscrito en este programa. Por el momento no saben ni siquiera con quien presentar las denuncias y evitar las trabas burocráticas que tienen que enfrentar para siquiera poder tener acceso a la información propia de programa.

SEMBRANDO VIDA PROVOCA DAÑO COLATERAL

Fuentes consultadas de Jonotla y Olintla se quejaron que la concentración de este programa en unos cuantos no solamente nos ha dejado sin estos recursos, también ha tenido como efecto secundario de la deforestación propiciada por el cambio en el uso de suelo que alentó, desde sus inicios, este programa federal. Conforme dejaron de recibir los recursos, también dejaron de trabajar las tierras dejando extensiones deforestadas.

Con el temor de represalias, todas las fuentes pidieron el anonimato, con esa condición también confiaron que la intención era sembrar árboles y no deforestar: "aquí pasó lo contrario, ya no se llegó a la etapa de sembrar árboles frutales o maderables", confió una indígena de Jonotla.

En su testimonio, la sacaron del programa para hacer las cosas bien. Le criticaron que sus cafetales estaban muy en orden y que por eso la sacaban del programa. Ese mismo día, mientras hacía fila para los trámites, escuchó como la funcionaria responsable del programa le brindaba facilidad, incluso con fotografías de otras huertas, para que pudiera acceder a los beneficios económicos a uno de los beneficiarios: un político.

"El programa está mal enfocado, incluso nos ponían trabas porque nuestros terrenos no estaban en zona de monte o con las condiciones que exigían; a otros les pidieron que tumbaron sus árboles y limpiarán la tierra… Eso sucedió en varios municipios", confió.

Mientras conjeturaba si se trataba de mala planeación, la integración de intereses ajenos a los objetivos propios del programa, la fuente reveló que hay muchas personas que se trabajan sus tierras pero que no tienen apoyos.

Foto: Aembrando

Eso implica que no puedan trabajar sus terrenos al 100%, además de que la mano de obra se encareció porqué los trabajadores cayeron en cuenta de que los recursos serán federales y que "si estaban manteniendo estas familias" la mano de obra debería encarecerse:

"Si el gobierno mantiene estas familias, pues que también nos mantenga a nosotros", se convirtió en la filosofía de los jornaleros que incrementaron su paga de 150 a 250 pesos, lo que significa que se vuelve incosteable para quienes no son beneficiarios de este programa federal y que son los que realmente trabajan la tierra.

Compararon que, otros apoyos como "Procampo", les daba de mil (la mayoría) a 4 mil pesos anuales, lo que resulta realmente insuficiente para el mantenimiento de los cultivos.

FUNCIONARIOS OPERAN CON PREPOTENCIA Y FAVORITISMO

Así las soluciones que vieron viables son: eliminación de las estructuras de corrupción, verdaderos estudios técnicos para definir los montos de apoyo y sus reales beneficiarios, así como seguimiento de las acciones para no impactar sobre el medio ambiente, elevar la capacidad de producción y, sobre todo, cumplir con los objetivos del programa.

Señaló que quienes pudieron ingresar como beneficiarios de este programa, desde hace meses inscritos, apenas están recibiendo sus apoyos. También desde sus perspectivas, la idea es que los funcionarios también sean amables, muy lejano de la actitud prepotente con la que operan en la sierra norte de Puebla.

Lo que suma que los buzones de quejas y sugerencias realmente sean atendidos y que, los funcionarios que han tenido conocimiento de las diversas quejas que han presentado, realmente las atiendan o den respuesta.

Por último, criticaron que los apoyos que recibieron, tras los huracanes que impactaron en esta parte del estado, fueron muy lejanos a lo que realmente necesitaban. Dijeron que, en promedio, recibieron entre mil y 2 mil pesos, lo que resultó totalmente insuficiente.

El encarecimiento de la mano de obra y nuevas estructuras de corrupción en el gobierno y sus programas ha dejado el esquema federal Sembrando Vida en las comunidades de la Sierra Norte de Puebla, afirmaron indígenas de ocho municipios de esta región del estado, al afirmar que el proyecto está muy lejos de apoyar a las comunidades indígenas y aún más de cumplir los objetivos que le dieron origen.

En total fueron consultadas ocho fuentes de los municipios de Olintla, Ahuacatlán, Tepango de Rodríguez, Jonotla, San Felipe Tepatlán, Tetela de Ocampo, Aquixtla, así como de Amixtlán. Todas las fuentes -cuyos nombres se reservan a petición expresa-, coincidieron en que el programa sencillamente no ha funcionado, no obstante, que es una buena idea, si los funcionarios que forman parte de la estructura hubiesen hecho su trabajo de manera honesta y soportada en estrategias fundamentadas en conocimientos técnicos, así como los objetivos de este programa.

"Funciona muy mal, lástima que se adueñaron de él los viejos políticos en cada uno de los municipios, empezando por presidentes municipales, ex alcaldes y ex regidores; no sólo los de Morena, también los del PRI y los del PAN; hay familias que entraron hasta cinco personas, todos ellos son gente que viven de la política y que ni siquiera saben trabajar la tierra", confió en entrevista un indígena totonaco de Hueytlalpan.

Mientras explican que los montos que pueden ganar las familias beneficiadas actualmente rebasan los 20 mil pesos mensuales, quienes realmente debieran beneficiarse ni siquiera están al tanto de convocatorias o de más información referente a este programa federal.

Sembrando Vidas solo da apoyo a 533 personas distribuidas en Hueytlalpan, Olintla y Tepetzintla. Foto: José Luis Bravo | El Sol de Puebla

"Los políticos ya se acapararon el programa, no dejaron nada para los que realmente queremos trabajar; nosotros queríamos sembrar productos que pudiéramos consumir: frijol, maíz, etc. pero no nos dejaron nada", dijo, también en entrevista telefónica, una mujer indígena, de habla náhuatl, de Ahuacatlán, quien reiteró que los recursos “llegan a manos de quienes no han trabajado, debieron darlo para personas que realmente trabajamos… A cualquier municipio de la Sierra Norte que pregunte sabrás que pasó lo mismo con el programa: no ayudó a quienes debía”.

Las fuentes consultadas de Tepango de Rodríguez, Olintla y Hueytlalpan coincidieron, por separado, que los funcionarios de este programa, políticos y otras personas crearon una forma de “mafia” que busca asegurarse seguir recibiendo estos apoyos con tal descaro que, cuando alguno de ellos decida darse de baja, ya tienen a otro familiar o amigo que recibir este apoyo.

En esta zona tiene bastante tiempo que nos ha escuchado de información referente a la inscripción o convocatoria a este programa federal. "Entre ellos mismos se elige a quien inscribir, eso es una severa desventaja", confió la fuente, un mestizo habitante de Amixtlán.

Una fuente de Olintla ironizó con la idea de que, en su comunidad, sólo llega medio cheque porque tiene que compartirlo con otra persona, de otra comunidad. Técnicamente no hay nadie inscrito en este programa. Por el momento no saben ni siquiera con quien presentar las denuncias y evitar las trabas burocráticas que tienen que enfrentar para siquiera poder tener acceso a la información propia de programa.

SEMBRANDO VIDA PROVOCA DAÑO COLATERAL

Fuentes consultadas de Jonotla y Olintla se quejaron que la concentración de este programa en unos cuantos no solamente nos ha dejado sin estos recursos, también ha tenido como efecto secundario de la deforestación propiciada por el cambio en el uso de suelo que alentó, desde sus inicios, este programa federal. Conforme dejaron de recibir los recursos, también dejaron de trabajar las tierras dejando extensiones deforestadas.

Con el temor de represalias, todas las fuentes pidieron el anonimato, con esa condición también confiaron que la intención era sembrar árboles y no deforestar: "aquí pasó lo contrario, ya no se llegó a la etapa de sembrar árboles frutales o maderables", confió una indígena de Jonotla.

En su testimonio, la sacaron del programa para hacer las cosas bien. Le criticaron que sus cafetales estaban muy en orden y que por eso la sacaban del programa. Ese mismo día, mientras hacía fila para los trámites, escuchó como la funcionaria responsable del programa le brindaba facilidad, incluso con fotografías de otras huertas, para que pudiera acceder a los beneficios económicos a uno de los beneficiarios: un político.

"El programa está mal enfocado, incluso nos ponían trabas porque nuestros terrenos no estaban en zona de monte o con las condiciones que exigían; a otros les pidieron que tumbaron sus árboles y limpiarán la tierra… Eso sucedió en varios municipios", confió.

Mientras conjeturaba si se trataba de mala planeación, la integración de intereses ajenos a los objetivos propios del programa, la fuente reveló que hay muchas personas que se trabajan sus tierras pero que no tienen apoyos.

Foto: Aembrando

Eso implica que no puedan trabajar sus terrenos al 100%, además de que la mano de obra se encareció porqué los trabajadores cayeron en cuenta de que los recursos serán federales y que "si estaban manteniendo estas familias" la mano de obra debería encarecerse:

"Si el gobierno mantiene estas familias, pues que también nos mantenga a nosotros", se convirtió en la filosofía de los jornaleros que incrementaron su paga de 150 a 250 pesos, lo que significa que se vuelve incosteable para quienes no son beneficiarios de este programa federal y que son los que realmente trabajan la tierra.

Compararon que, otros apoyos como "Procampo", les daba de mil (la mayoría) a 4 mil pesos anuales, lo que resulta realmente insuficiente para el mantenimiento de los cultivos.

FUNCIONARIOS OPERAN CON PREPOTENCIA Y FAVORITISMO

Así las soluciones que vieron viables son: eliminación de las estructuras de corrupción, verdaderos estudios técnicos para definir los montos de apoyo y sus reales beneficiarios, así como seguimiento de las acciones para no impactar sobre el medio ambiente, elevar la capacidad de producción y, sobre todo, cumplir con los objetivos del programa.

Señaló que quienes pudieron ingresar como beneficiarios de este programa, desde hace meses inscritos, apenas están recibiendo sus apoyos. También desde sus perspectivas, la idea es que los funcionarios también sean amables, muy lejano de la actitud prepotente con la que operan en la sierra norte de Puebla.

Lo que suma que los buzones de quejas y sugerencias realmente sean atendidos y que, los funcionarios que han tenido conocimiento de las diversas quejas que han presentado, realmente las atiendan o den respuesta.

Por último, criticaron que los apoyos que recibieron, tras los huracanes que impactaron en esta parte del estado, fueron muy lejanos a lo que realmente necesitaban. Dijeron que, en promedio, recibieron entre mil y 2 mil pesos, lo que resultó totalmente insuficiente.

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