/ sábado 18 de mayo de 2024

Sequía amenaza con desplazar la vocación pecuaria de Loma Cajón, en Tepexi

Desde hace 21 meses no ha llovido lo suficiente para cosechar

La inédita sequía que afecta la Mixteca poblana ha puesto en riesgo la vocación pecuaria de Loma Cajón, una comunidad de Tepexi de Rodríguez, pues desde hace 21 meses no ha llovido lo suficiente para cosechar. Esta situación agudiza la migración de sus habitantes hacia Estados Unidos y otros lugares del país, y los pobladores prevén que la expulsión de personas aumente, pues el agua de sus pozos empieza a ser insuficiente incluso para sus necesidades domésticas. Silvia García Cruz, ingeniera agrónoma, explica que la adversidad climática modificó el régimen de temporal, y advierte que la reconversión del campo es inminente.

“Cada vez va a llover menos, y esto es por el cambio climático, que hace años se hablaba del cambio climático, pero el cambio climático ya nos alcanzó”, enfatiza la experta.

Esta población enclavada en el sur poblano, donde habitan poco más de 300 habitantes, atestigua las drásticas consecuencias de las altas temperaturas y la sequedad que atañe al 98.2 por ciento del territorio estatal, de acuerdo con datos abiertos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

García Cruz, especialista en Fitotecnia egresada de la Universidad Autónoma de Chapingo y analista especializada de la Secretaría de Desarrollo Rural (SDR) estatal, advierte que la intensificación de la sequía en la Mixteca poblana ya provoca consecuencias irreversibles para la población y, sobre todo, para las actividades agropecuarias, que son el principal sostén económico de los habitantes de la región.

Según la experta, la creciente temperatura, así como la modificación de los regímenes de precipitaciones, contribuye a la exacerbación de la temporada de estiaje en el sur poblano.

Blas Romero Morales, a quien sus vecinos conocen como Demetrio, ha sido residente de Loma Cajón desde que tiene memoria. En entrevista con El Sol de Puebla, el hombre considera que la sequía actual en Loma Cajón ha sido el evento más dramático que ha enfrentado la población desde hace 43 años, cuando se presentó el último episodio de estiaje masivo. Y teme que la continuidad de este evento climático pueda borrar a la localidad del mapa, pues la agricultura y la ganadería son las principales fuentes de ingresos para las familias.


Cuando ocurrió la llamada “Gran Sequía del 81”, el hombre se vio en la necesidad de abandonar su hogar hacia una comunidad cercana donde tuvo que criar vacas junto a su padre. En 2024 el estiaje le trajo esos recuerdos, sin embargo, ahora la opción no es mudarse a una localidad cercana, sino más bien a estados como Chiapas, donde cree hay más agua para el riego de cultivos y sostener la agricultura. Inclusive, en caso de que la crisis crezca aún más, el hombre no descarta empacar maletas y emigrar a Estados Unidos.

Desde octubre pasado, un pequeño arroyo que corría por la comunidad, y del cual se abastecía la población para sus necesidades personales y agrícolas, se secó por completo. Acompañado de esta situación, los habitantes de esta localidad enfrentan la insuficiencia hídrica de sus pozos domésticos y los propios pozos noria perforados por las autoridades locales.

Para personas como Adriana García Cruz, jefa de familia y habitante de Loma Cajón, la sequía del presente año ya cobró factura, pues en lo que va de 2024 ha perdido al menos cinco cabras y cuatro borregos, animales que murieron por deshidratación. Por si ello fuera poco, la mujer comparte que la necesidad de almacenar agua para evitar su desperdicio provocó que recientemente padeciera dengue, infección vírica transmitida por un mosco.

Estiaje golpea a Loma Cajón

Junto a un pozo clausurado, seco y abandonado, Blas Romero Morales describe la sequía actual como el evento más severo de los últimos 50 años en Loma Cajón. En entrevista con este medio, el hombre explica que la última vez que llovió en la comunidad fue en agosto de 2022, sin embargo, la precipitación duró muy poco y el agua se evaporó enseguida.

La falta de agua de lluvia y la sobreexplotación de los acuíferos ocasionó que el principal arroyo de la comunidad se secara por completo. Asimismo, los pozos, tanto públicos como privados, se están agotando, y ello representa una amenaza para la comunidad y su vocación pecuaria, resalta el agobiado hombre.

“Los calores ya son insoportables. Desde octubre ya no hay agua y (...) muchos pozos ya se secaron, entonces, ya nomás son contaditos los pozos que tienen agua (...) Supuestamente nuestra agua se alimenta de las lluvias, es agua que se filtra y se alimenta de, nosotros les decimos las benditos corrientes de agua, y como no ha llovido pues no se alimentan, por lo tanto, pues ya no hay agua”, relata Blas.

Al respecto, García Cruz, ingeniera agrónoma, sostiene que la alarmante sequía que atañe a la Mixteca es una prueba del impacto del cambio climático en el planeta. Ante ello, enfatiza que es urgente modificar las políticas agrícolas y climáticas del estado, pues la alteración climática provocará la reconversión pecuaria de la región.

La especialista enfatiza que el panorama de la producción de granos básicos, como maíz y frijol, enfrenta un episodio sombrío, pues éstos poseen una alta demanda hídrica, tanto con la siembra y cosecha, como en la producción. Ante la escasez de agua, estos cultivos han perdido presencia en las familias, y se espera que próximamente dejen de sembrarse por completo.

La producción de monocultivos, es decir, de un solo alimento o tipo de semilla, es desfavorable para el suelo y la disponibilidad de agua, en primer lugar porque se desperdician nutrientes y el propio recurso hídrico. En su lugar, la especialista aboga por la inmediata adopción de prácticas sustentables, como el uso de tierras para cultivar más de una especie agrícola.

Por otra parte, García Cruz subraya que la deforestación, propiciada por las malas prácticas ganaderas y la búsqueda de ingresos adicionales, como la generación de pastizal y leña para su venta al menudeo y mayoreo, agudiza las condiciones de sequedad en Loma Cajón.

Ante ello, sostiene que es urgente promover un plan de restitución vegetativa en la zona, pues la erosión del suelo evita la infiltración de agua a los acuíferos, por lo que los ríos y arroyos locales disminuyen también su caudal.

Dicha medida, destaca la experta, no solo servirá para retener el agua en el subsuelo, sino que también ayudará a preservar los ecosistemas locales y a fortalecer la resiliencia ante eventos climáticos extremos como el que se vive actualmente en la Mixteca.

Blas Romero Morales describe la sequía actual como el evento más severo de los últimos 50 años en Loma Cajón. Foto: Erik Guzmán / El Sol de Puebla


Reconversión del campo poblano

Según García Cruz, la transformación del campo en la Mixteca es una cuestión obligada ante la alteración climática actual. Desde su perspectiva, la transición es crucial para garantizar la seguridad alimentaria y la sostenibilidad a largo plazo en la región frente a las condiciones de estiaje cada vez más drásticas.

Además, la experta argumenta que la diversificación agrícola en lugares como Loma Cajón, región de la cual es originaria, debe adoptarse como una estrategia para mitigar otros impactos ambientales futuros, pero, sobre todo, para mejorar la resiliencia de los pueblos ante la sequía.

En ese tenor, García Cruz hace hincapié en que la cosecha de pitayas y pitahayas, que son cactáceas con alto rendimiento en ventas, se torna una alternativa real para los productores de la región para evitar ser abatidos por las drásticas condiciones de estiaje.

Del mismo modo, afirma que la implementación de mecanismos de riego más eficientes, como el goteo, permiten mayor conservación del agua. Esta técnica respaldada por la ingeniera agrónoma sirve para garantizar un ahorro de agua de entre 90 y 95 por ciento.

No obstante, la también investigadora explica que uno de los mayores retos en esta comunidad de Tepexi de Rodríguez es la modificación de patrones culturales, pues hoy en día existe cierta resistencia a cambiar los hábitos de siembra heredados por las personas de mayor edad. También existen dificultades para incorporar algunas tecnologías de riego, lo que constituye un desafío adicional en la minoración de la sequía.

“No podemos aún hacer un cambio de mentalidad. Sólo con los jóvenes y algunos mayores que se han prestado es donde hemos hecho click, y lo están viendo; la gente aprende haciendo y eso se va replicando, pero, por ejemplo, tienen que estar esperando a que pase otro ciclo”, opina la investigadora.

Consecuencias económicas

Mientras camina sobre el agrietado flujo de lo que hasta hace poco era un arroyo del cual se extraía el líquido para la siembra, Romero Morales resalta que la escasez de agua ya transformó la vida cotidiana de Loma Cajón, pues este recurso hídrico ahora es un bien preciado que incluso constituye una nueva moneda de cambio.

Como el agua se vende a 400 pesos un tinaco, y la misma sólo se consigue fuera de la comunidad, los pobladores buscan en personas como Blas la oportunidad de hacer trueque de productos o servicios por algunos litros de agua limpia.

Por ejemplo, en las fiestas patronales de Loma Cajón el hombre debía pagar una cooperación y, además, llevar alimentos, como parte de las tradiciones de la comunidad. Sin embargo, sus vecinos se ofrecieron a hacer lo que a él le correspondía, siempre y cuando les permitiera tomar un poco del agua de sus pozos.

“Les pongo el agua y no les doy la cooperación, que es de mil 200 pesos. También tengo una promesa, que yo cada año llevo pan a la capilla, pero les digo ‘Tengo mis gastos, pónganme la mano y yo les pongo toda el agua, y me perdonan la cooperación’”, comparte.

Los últimos meses no han sido fáciles para su familia, destaca, pues ha realizado varios sacrificios para evitar que el problema se agudice entre los suyos y sus vecinos.

Como acto de solidaridad, y con la finalidad de evitar una crisis social, Romero Flores abandonó sus cultivos de plátano para que el agua de su pozo alcance para las necesidades de otras tres familias de Loma Cajón. Aunque recibe 200 pasos en retorno por el servicio, este recurso apenas compensa una parte del esfuerzo. En otras comunidades el agua se vende a 400 pesos por la misma cantidad, esto sin considerar los gastos de traslado.

Sequía agudiza la migración

Aunque por ahora la situación parece estar relativamente en control, Romero Morales admite que en más de una ocasión ha pensado en migrar hacia Chiapas, o bien volver a Estados Unidos, donde hace años se mudó para abandonar la precaria situación que tenía cuando vivía en Tepexi de Rodríguez.

Desde su perspectiva, la sequía ya es la principal causa de expulsión de personas en Loma Cajón, pues en los últimos dos años ha sido prácticamente imposible sembrar cualquier tipo de semilla. Aunque desconoce la cifra exacta, y las autoridades municipales tampoco cuentan con la información, el hombre oriundo de Loma Cajón reconoce que al menos una decena de personas abandonó el pueblo recientemente para buscar mejores condiciones en el extranjero.

Por otra parte, el hombre comparte que históricamente la localidad se ha sostenido por el flujo de remesas, así como la agricultura y la ganadería. Sin embargo, ante la crisis que enfrentan las últimas dos actividades, la primera se convierte en la fuente de trabajo más codiciada para los pobladores.

En Loma Cajón es normal que las familias dependan del dinero que envían sus paisanos en Estados Unidos. Aunque en algunos casos los migrantes transfieren los recursos a sus seres queridos para mantenerlos, en otros envían el capital a sus vecinos, quienes por un salario justo llevan a cabo trabajos de albañilería, pintura, plomería, entre otros.

El hombre narra el sufrimiento que ve en los ojos de su ganado sediento que anhela sobrevivir. Foto: Erik Guzmán / El Sol de Puebla

Impotencia de las familias

Sobre una pileta al tope y con algunos tambos de agua repletos a un costado, Adriana García llena algunas cubetas para hacer el aseo de su casa con el líquido restante del lavado de sus trastes. Los escasos 100 litros que acopia con todas esas herramientas deben servir para cubrir todas sus necesidades domésticas y las de su familia, incluidas las de higiene personal.

Mientras lava algunos utensilios que usará para comer, la mujer reconoce que por muchos años cometió el error de utilizar el agua sin restricción alguna para su hogar y para regar sus cultivos y alimentar a su ganado. Sin embargo, enfatiza que nunca desperdició el recurso.

Ahora su estilo de vida cambió debido a la limitación del uso hídrico, pues cada integrante de su familia, que se compone de seis integrantes, ahora tiene un uso asignado del recurso. Pero esa no es la única dificultad, destaca Adriana, pues con el reto de almacenar el agua se desarrollan otras problemáticas, como el desarrollo de plagas de moscos, como los que propagan la enfermedad del dengue, padecimiento que padeció el año pasado.

Frente a las graves condiciones de sequía que se viven en Loma Cajón, la mujer afirma que cada día que transcurre se vuelve más complejo mantener la vida como era antes.

“Antes la verdad no cuidaba el agua, le voy a ser sincera (...) pero ya con el tiempo vimos que se está escaseando mucho el agua (...) Ha sido bastante difícil, porque antes sembrábamos nuestro huerto, vendíamos cilantro, frijoles, calabacitas y rabanitos, pero también nos apoyamos de eso porque lo vendíamos; salían los niños a vender lo que es el cilantro y calabacita (...) Ahora la verdad da mucha tristeza”, expone.

Tan solo en lo que va de 2024, Adriana ha visto la muerte de cinco cabras y cuatro borregos que criaba para sostener a su familia. Por si esto fuera poco, la mujer se vio obligada a vender otros cuatro bovinos para solventar los gastos derivados de una crítica enfermedad que sufrió su esposo, situación que afectó aún más su patrimonio.

Situación similar es la que vive el señor Genaro García Martínez, oriundo de Loma Cajón, quien por más de cinco décadas se ha dedicado a la ganadería y la agricultura en Tepexi de Rodríguez.

Idéntico a lo que opina Blas Romero, Genaro percibe la actual sequía como una catástrofe nunca antes vista en la pequeña comunidad. Con la voz entrecortada, el hombre narra el sufrimiento que ve en los ojos de su ganado sediento que anhela sobrevivir en las evaporantes temperaturas de la Mixteca.

Aunque busca desesperadamente garantizar que sus caprinos tengan el agua suficiente para sobrevivir, y que su familia tenga disponibilidad hídrica para sus necesidades individuales, la obtención del líquido se hace cada vez más compleja. Cada dos semanas, comenta Genaro, debe adquirir por lo menos una pipa de agua con un costo de alrededor de dos mil pesos.

Para finalizar, es importante señalar que, según la Conagua, Tepexi de Rodríguez enfrenta niveles de “sequía moderada”. La demarcación se suma a otros 192 municipios de Puebla con condiciones de estiaje.

La inédita sequía que afecta la Mixteca poblana ha puesto en riesgo la vocación pecuaria de Loma Cajón, una comunidad de Tepexi de Rodríguez, pues desde hace 21 meses no ha llovido lo suficiente para cosechar. Esta situación agudiza la migración de sus habitantes hacia Estados Unidos y otros lugares del país, y los pobladores prevén que la expulsión de personas aumente, pues el agua de sus pozos empieza a ser insuficiente incluso para sus necesidades domésticas. Silvia García Cruz, ingeniera agrónoma, explica que la adversidad climática modificó el régimen de temporal, y advierte que la reconversión del campo es inminente.

“Cada vez va a llover menos, y esto es por el cambio climático, que hace años se hablaba del cambio climático, pero el cambio climático ya nos alcanzó”, enfatiza la experta.

Esta población enclavada en el sur poblano, donde habitan poco más de 300 habitantes, atestigua las drásticas consecuencias de las altas temperaturas y la sequedad que atañe al 98.2 por ciento del territorio estatal, de acuerdo con datos abiertos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

García Cruz, especialista en Fitotecnia egresada de la Universidad Autónoma de Chapingo y analista especializada de la Secretaría de Desarrollo Rural (SDR) estatal, advierte que la intensificación de la sequía en la Mixteca poblana ya provoca consecuencias irreversibles para la población y, sobre todo, para las actividades agropecuarias, que son el principal sostén económico de los habitantes de la región.

Según la experta, la creciente temperatura, así como la modificación de los regímenes de precipitaciones, contribuye a la exacerbación de la temporada de estiaje en el sur poblano.

Blas Romero Morales, a quien sus vecinos conocen como Demetrio, ha sido residente de Loma Cajón desde que tiene memoria. En entrevista con El Sol de Puebla, el hombre considera que la sequía actual en Loma Cajón ha sido el evento más dramático que ha enfrentado la población desde hace 43 años, cuando se presentó el último episodio de estiaje masivo. Y teme que la continuidad de este evento climático pueda borrar a la localidad del mapa, pues la agricultura y la ganadería son las principales fuentes de ingresos para las familias.


Cuando ocurrió la llamada “Gran Sequía del 81”, el hombre se vio en la necesidad de abandonar su hogar hacia una comunidad cercana donde tuvo que criar vacas junto a su padre. En 2024 el estiaje le trajo esos recuerdos, sin embargo, ahora la opción no es mudarse a una localidad cercana, sino más bien a estados como Chiapas, donde cree hay más agua para el riego de cultivos y sostener la agricultura. Inclusive, en caso de que la crisis crezca aún más, el hombre no descarta empacar maletas y emigrar a Estados Unidos.

Desde octubre pasado, un pequeño arroyo que corría por la comunidad, y del cual se abastecía la población para sus necesidades personales y agrícolas, se secó por completo. Acompañado de esta situación, los habitantes de esta localidad enfrentan la insuficiencia hídrica de sus pozos domésticos y los propios pozos noria perforados por las autoridades locales.

Para personas como Adriana García Cruz, jefa de familia y habitante de Loma Cajón, la sequía del presente año ya cobró factura, pues en lo que va de 2024 ha perdido al menos cinco cabras y cuatro borregos, animales que murieron por deshidratación. Por si ello fuera poco, la mujer comparte que la necesidad de almacenar agua para evitar su desperdicio provocó que recientemente padeciera dengue, infección vírica transmitida por un mosco.

Estiaje golpea a Loma Cajón

Junto a un pozo clausurado, seco y abandonado, Blas Romero Morales describe la sequía actual como el evento más severo de los últimos 50 años en Loma Cajón. En entrevista con este medio, el hombre explica que la última vez que llovió en la comunidad fue en agosto de 2022, sin embargo, la precipitación duró muy poco y el agua se evaporó enseguida.

La falta de agua de lluvia y la sobreexplotación de los acuíferos ocasionó que el principal arroyo de la comunidad se secara por completo. Asimismo, los pozos, tanto públicos como privados, se están agotando, y ello representa una amenaza para la comunidad y su vocación pecuaria, resalta el agobiado hombre.

“Los calores ya son insoportables. Desde octubre ya no hay agua y (...) muchos pozos ya se secaron, entonces, ya nomás son contaditos los pozos que tienen agua (...) Supuestamente nuestra agua se alimenta de las lluvias, es agua que se filtra y se alimenta de, nosotros les decimos las benditos corrientes de agua, y como no ha llovido pues no se alimentan, por lo tanto, pues ya no hay agua”, relata Blas.

Al respecto, García Cruz, ingeniera agrónoma, sostiene que la alarmante sequía que atañe a la Mixteca es una prueba del impacto del cambio climático en el planeta. Ante ello, enfatiza que es urgente modificar las políticas agrícolas y climáticas del estado, pues la alteración climática provocará la reconversión pecuaria de la región.

La especialista enfatiza que el panorama de la producción de granos básicos, como maíz y frijol, enfrenta un episodio sombrío, pues éstos poseen una alta demanda hídrica, tanto con la siembra y cosecha, como en la producción. Ante la escasez de agua, estos cultivos han perdido presencia en las familias, y se espera que próximamente dejen de sembrarse por completo.

La producción de monocultivos, es decir, de un solo alimento o tipo de semilla, es desfavorable para el suelo y la disponibilidad de agua, en primer lugar porque se desperdician nutrientes y el propio recurso hídrico. En su lugar, la especialista aboga por la inmediata adopción de prácticas sustentables, como el uso de tierras para cultivar más de una especie agrícola.

Por otra parte, García Cruz subraya que la deforestación, propiciada por las malas prácticas ganaderas y la búsqueda de ingresos adicionales, como la generación de pastizal y leña para su venta al menudeo y mayoreo, agudiza las condiciones de sequedad en Loma Cajón.

Ante ello, sostiene que es urgente promover un plan de restitución vegetativa en la zona, pues la erosión del suelo evita la infiltración de agua a los acuíferos, por lo que los ríos y arroyos locales disminuyen también su caudal.

Dicha medida, destaca la experta, no solo servirá para retener el agua en el subsuelo, sino que también ayudará a preservar los ecosistemas locales y a fortalecer la resiliencia ante eventos climáticos extremos como el que se vive actualmente en la Mixteca.

Blas Romero Morales describe la sequía actual como el evento más severo de los últimos 50 años en Loma Cajón. Foto: Erik Guzmán / El Sol de Puebla


Reconversión del campo poblano

Según García Cruz, la transformación del campo en la Mixteca es una cuestión obligada ante la alteración climática actual. Desde su perspectiva, la transición es crucial para garantizar la seguridad alimentaria y la sostenibilidad a largo plazo en la región frente a las condiciones de estiaje cada vez más drásticas.

Además, la experta argumenta que la diversificación agrícola en lugares como Loma Cajón, región de la cual es originaria, debe adoptarse como una estrategia para mitigar otros impactos ambientales futuros, pero, sobre todo, para mejorar la resiliencia de los pueblos ante la sequía.

En ese tenor, García Cruz hace hincapié en que la cosecha de pitayas y pitahayas, que son cactáceas con alto rendimiento en ventas, se torna una alternativa real para los productores de la región para evitar ser abatidos por las drásticas condiciones de estiaje.

Del mismo modo, afirma que la implementación de mecanismos de riego más eficientes, como el goteo, permiten mayor conservación del agua. Esta técnica respaldada por la ingeniera agrónoma sirve para garantizar un ahorro de agua de entre 90 y 95 por ciento.

No obstante, la también investigadora explica que uno de los mayores retos en esta comunidad de Tepexi de Rodríguez es la modificación de patrones culturales, pues hoy en día existe cierta resistencia a cambiar los hábitos de siembra heredados por las personas de mayor edad. También existen dificultades para incorporar algunas tecnologías de riego, lo que constituye un desafío adicional en la minoración de la sequía.

“No podemos aún hacer un cambio de mentalidad. Sólo con los jóvenes y algunos mayores que se han prestado es donde hemos hecho click, y lo están viendo; la gente aprende haciendo y eso se va replicando, pero, por ejemplo, tienen que estar esperando a que pase otro ciclo”, opina la investigadora.

Consecuencias económicas

Mientras camina sobre el agrietado flujo de lo que hasta hace poco era un arroyo del cual se extraía el líquido para la siembra, Romero Morales resalta que la escasez de agua ya transformó la vida cotidiana de Loma Cajón, pues este recurso hídrico ahora es un bien preciado que incluso constituye una nueva moneda de cambio.

Como el agua se vende a 400 pesos un tinaco, y la misma sólo se consigue fuera de la comunidad, los pobladores buscan en personas como Blas la oportunidad de hacer trueque de productos o servicios por algunos litros de agua limpia.

Por ejemplo, en las fiestas patronales de Loma Cajón el hombre debía pagar una cooperación y, además, llevar alimentos, como parte de las tradiciones de la comunidad. Sin embargo, sus vecinos se ofrecieron a hacer lo que a él le correspondía, siempre y cuando les permitiera tomar un poco del agua de sus pozos.

“Les pongo el agua y no les doy la cooperación, que es de mil 200 pesos. También tengo una promesa, que yo cada año llevo pan a la capilla, pero les digo ‘Tengo mis gastos, pónganme la mano y yo les pongo toda el agua, y me perdonan la cooperación’”, comparte.

Los últimos meses no han sido fáciles para su familia, destaca, pues ha realizado varios sacrificios para evitar que el problema se agudice entre los suyos y sus vecinos.

Como acto de solidaridad, y con la finalidad de evitar una crisis social, Romero Flores abandonó sus cultivos de plátano para que el agua de su pozo alcance para las necesidades de otras tres familias de Loma Cajón. Aunque recibe 200 pasos en retorno por el servicio, este recurso apenas compensa una parte del esfuerzo. En otras comunidades el agua se vende a 400 pesos por la misma cantidad, esto sin considerar los gastos de traslado.

Sequía agudiza la migración

Aunque por ahora la situación parece estar relativamente en control, Romero Morales admite que en más de una ocasión ha pensado en migrar hacia Chiapas, o bien volver a Estados Unidos, donde hace años se mudó para abandonar la precaria situación que tenía cuando vivía en Tepexi de Rodríguez.

Desde su perspectiva, la sequía ya es la principal causa de expulsión de personas en Loma Cajón, pues en los últimos dos años ha sido prácticamente imposible sembrar cualquier tipo de semilla. Aunque desconoce la cifra exacta, y las autoridades municipales tampoco cuentan con la información, el hombre oriundo de Loma Cajón reconoce que al menos una decena de personas abandonó el pueblo recientemente para buscar mejores condiciones en el extranjero.

Por otra parte, el hombre comparte que históricamente la localidad se ha sostenido por el flujo de remesas, así como la agricultura y la ganadería. Sin embargo, ante la crisis que enfrentan las últimas dos actividades, la primera se convierte en la fuente de trabajo más codiciada para los pobladores.

En Loma Cajón es normal que las familias dependan del dinero que envían sus paisanos en Estados Unidos. Aunque en algunos casos los migrantes transfieren los recursos a sus seres queridos para mantenerlos, en otros envían el capital a sus vecinos, quienes por un salario justo llevan a cabo trabajos de albañilería, pintura, plomería, entre otros.

El hombre narra el sufrimiento que ve en los ojos de su ganado sediento que anhela sobrevivir. Foto: Erik Guzmán / El Sol de Puebla

Impotencia de las familias

Sobre una pileta al tope y con algunos tambos de agua repletos a un costado, Adriana García llena algunas cubetas para hacer el aseo de su casa con el líquido restante del lavado de sus trastes. Los escasos 100 litros que acopia con todas esas herramientas deben servir para cubrir todas sus necesidades domésticas y las de su familia, incluidas las de higiene personal.

Mientras lava algunos utensilios que usará para comer, la mujer reconoce que por muchos años cometió el error de utilizar el agua sin restricción alguna para su hogar y para regar sus cultivos y alimentar a su ganado. Sin embargo, enfatiza que nunca desperdició el recurso.

Ahora su estilo de vida cambió debido a la limitación del uso hídrico, pues cada integrante de su familia, que se compone de seis integrantes, ahora tiene un uso asignado del recurso. Pero esa no es la única dificultad, destaca Adriana, pues con el reto de almacenar el agua se desarrollan otras problemáticas, como el desarrollo de plagas de moscos, como los que propagan la enfermedad del dengue, padecimiento que padeció el año pasado.

Frente a las graves condiciones de sequía que se viven en Loma Cajón, la mujer afirma que cada día que transcurre se vuelve más complejo mantener la vida como era antes.

“Antes la verdad no cuidaba el agua, le voy a ser sincera (...) pero ya con el tiempo vimos que se está escaseando mucho el agua (...) Ha sido bastante difícil, porque antes sembrábamos nuestro huerto, vendíamos cilantro, frijoles, calabacitas y rabanitos, pero también nos apoyamos de eso porque lo vendíamos; salían los niños a vender lo que es el cilantro y calabacita (...) Ahora la verdad da mucha tristeza”, expone.

Tan solo en lo que va de 2024, Adriana ha visto la muerte de cinco cabras y cuatro borregos que criaba para sostener a su familia. Por si esto fuera poco, la mujer se vio obligada a vender otros cuatro bovinos para solventar los gastos derivados de una crítica enfermedad que sufrió su esposo, situación que afectó aún más su patrimonio.

Situación similar es la que vive el señor Genaro García Martínez, oriundo de Loma Cajón, quien por más de cinco décadas se ha dedicado a la ganadería y la agricultura en Tepexi de Rodríguez.

Idéntico a lo que opina Blas Romero, Genaro percibe la actual sequía como una catástrofe nunca antes vista en la pequeña comunidad. Con la voz entrecortada, el hombre narra el sufrimiento que ve en los ojos de su ganado sediento que anhela sobrevivir en las evaporantes temperaturas de la Mixteca.

Aunque busca desesperadamente garantizar que sus caprinos tengan el agua suficiente para sobrevivir, y que su familia tenga disponibilidad hídrica para sus necesidades individuales, la obtención del líquido se hace cada vez más compleja. Cada dos semanas, comenta Genaro, debe adquirir por lo menos una pipa de agua con un costo de alrededor de dos mil pesos.

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