El palo de los voladores de Cuetzalan levantado en el corazón de la plazuela del cerro de San Miguel para el clímax y final del Atlixcáyotl volverá a ser de metal, y ya no de madera como ocurría desde hace una década.
Desde las primeras horas de este miércoles una cuadrilla de diez hombres comenzó dos procesos: por un lado, el retiro, prácticamente a marrazos, del palo proveniente de un árbol, instalado hace más de una década.
Y casi al mismo tiempo subir hasta esa explanada cuatro pesados tubos de metal, los cuales en su conjunto pesan cada uno más de 200 kilos. Una tarea de aproximadamente siete horas continuas.
Esa acción, la cual concluirá el próximo viernes con el ritual “místico” para la instalación del nuevo soporte de los voladores, generó un debate sobre la identidad de los elementos de la considerada fiesta cultural más importante de Atlixco.
Por un lado, las autoridades defendieron la medida bajo el argumento de tratarse de un paso a la modernidad y seguridad de los propios voladores y del mismo Atlixcáyotl.
POLLILLAS
Miguel Cordero es el titular de la oficina de Turismo, Tradiciones y Cultura, y explicó los motivos del cambio: “En primer lugar es abonará a la seguridad de los voladores. El anterior comenzó a ser devorado por las termitas. Además, este paso cuenta con la aprobación del patronato de esa fiesta”.
Incluso, comentó el funcionario, “el propio patronato del Atlixcáyotl ya había promovido el uso de un mástil de metal para seguridad de los voladores y facilidad del movimiento. Este retiro, necesario, fue pagado en su gran mayoría por el gobierno del estado a través de un trabajo de gestión”.
Cordero insistió: “el anterior mástil dañó algunas casas durante su traslado de San Pedro Benito Juárez al cerro de San Miguel. Es más austero y seguro el mantenimiento (pintura) para evitar el deterioro”.
Y, dijo, “los escalones se mantienen tradicionales: de madera para seguridad de los voladores. En el proceso de retiro participaron los voladores de Cuetzalan quienes el viernes harán el ritual tradicional de colocación”.
Esto último será a las 16 horas en la propia explanada del cerro de San Miguel y será abierto al público quienes deben asistir de blanco y con pañoletas rojas, adelantó el director de cultura.
IDENTIDAD
Sin embargo, para algunos cronistas, precursores e impulsores del Atlixcáyotl esa medida, del palo de metal, de “alguna manera rompe con la identidad o armonía de la propia fiesta. Y sucede por una razón: es el mismo compromiso con la divinidad y los dioses de las danzas el buscar, encontrar, cortar y trasladar el árbol, en los bosques, de donde saldrá el palo de los voladores, el colocarlo con el guajolote como ofrenda”.
Quizá, sostuvieron en una respuesta a este medio de comunicación, es la “banalización de la fiesta por personas de fueras o por integrantes del patronato quienes jamás podrían identificarse con las danzas y la trascendencia de los pueblos de bailar en esa explanada donde pondrán un enorme pararrayos”.