Simón quedó enterrado por deslave y salió para rescatar a su familia

Heriberto Hernández

  · jueves 11 de agosto de 2016

Foto: Iván Venegas

HUAUCHINANGO, Pue.- Simón Cirilo Rojas es un hombre de 64 añosde edad, que camina lento, apenas mueve las piernas para avanzar,se debe a que estuvo enterrado en el lodo hasta el abdomen, duranteuna hora, tiempo que le llevó poder salir y rescatar a su familiade entre los escombros, en la comunidad de Xaltepec.

“Estoy envarado, se me enfriaron mis venas, mis huesos, todasmis piernas, porque el lodo estaba bien frío y estar como una horaenterrado… por eso camino así; ya me están dando pastillas paraeso, para que se me quite”, dijo la persona de la tercera edad,quien tenía su domicilio en la calle Independencia del barrioTultitla.

Simón Cirilo es un hombre de poco menos de un metro con 50centímetros de estatura, complexión media, pero le bastó parasalir del lodo por su propio pie, buscando tierra medianamentefirme y apoyándose de los escombros sólidos pudo salir a lasuperficie.

Entre los pedazos de madera con la que estaba construida sucasa, rescató a su esposa Elena Franco Velázquez, a su hija, unaniña llamada Ema Cirilo Franco y a su suegro Gabriel FrancoNájera, todos sintieron cómo entró el lodo a su casa y poco apoco los fue levantando a ellos y destruyendo su casa.

“No quedó nada, todo se lo llevó el agua y el lodo. Teníaun anafre, dos cilindros de gas nuevos, mi cama, mi mesa, una tele.No quedamos sin nada, quedamos en medio de la nada”,recalcó.

El jefe de familia se dedica al campo, pero tampoco podrácosechar en septiembre, pues su milpa también se afectó; dondeestaba sembrada el agua la destruyó porque se deslizó el terrenodonde estaba.

A Simón Cirilo se le quiebra la voz cuando platica del momentopreciso en que sucedieron los hechos. Dijo que nadie los rescató aellos, pues los demás comuneros estaban ocupados rescatando aotras personas, “yo me di maña para salir y sacar a mi esposa,mi niña y a mi suegro; ya cuando habíamos salidos, después deuna hora, nos pudimos subir a una loza que estaba cerca y despuésnos vieron otros vecinos que nos ayudaron a bajar del techo de unacasa que también fue tapada”.

Aunque el damnificado está albergado en un refugio temporalubicado en Papatlazolco, Simón Cirilo camina por las calles deXaltepec para ver su casa en ruinas y a saber qué ha pasado consus familiares, viste camisa de color blanco, con una playeradebajo, un pantalón de color gris muy bien planchado y huarache depata de gallo.

A él, le acompaña uno de sus hijos mayores, quien se quejóque un funcionario estatal le reclamó a su papá porque al pedirlesus datos personales, Simón Cirilo se los escribió con el tipo deletra “manuscrita” y el empleado no le entendía, “le dijo ami papá que tenía que escribir bien, porque ese tipo de letra yano se usa”.

Los lugareños que siguen en su caminar lento a Simón Cirilo ledijeron que el “Cerro Grande y Iztepetl (Cerro frío)”, fueronlos que tronaron y las piedras y tierra empezaron a deslizarse porsus pendientes hasta llegar al pueblo de Xaltepec. Esos escombrosfueron los que cargaron con todo, según dijeron.

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