El incremento en el semáforo de alerta volcánica no modificó la vida de los pobladores de Santiago Xalitzintla, que es la comunidad más cercana al Popocatépetl, pues su vida continúa con normalidad y sin la presencia de las autoridades de Protección Civil.
A algunos pobladores las recientes explosiones que ha registrado Don Goyo les causa preocupación y temor, e incluso se dijeron dispuesto a abandonar sus hogares cuando las autoridades se los indiquen, no obstante, hay quienes no piensan dejar la tierra que los vio nacer.
Este es el caso de Manuel Agustín Castro, oriundo de Xalitzintla. Este señor de 75 años de edad no piensa evacuar en caso de que el semáforo de alerta volcánica incremente a rojo, pues argumenta que cuando Dios quiera arrebatarle la vida lo hará en cualquier momento, sin importa que salga o no de su pueblo.
“¿Está nervioso por el cambio de alerta volcánica?”, le pregunta este medio de comunicación, a lo que responde de inmediatamente: “no, ¿por qué?”. Dijo que el cambio del nivel de alerta volcánica no es motivo de preocupación.
Teniendo de fondo el imponente Popocatépetl, se dijo acostumbrado a la actividad volcánica y dijo que él como su familia están a lo que “mande el señor”.
“Ya estaría el alto del señor. Cuando Dios castiga, castiga, así estuviéramos en Puebla, México ¿Usted podría parar un temblor?, ¿Usted podría parar una granizada que mande el señor? Estamos decididos a lo que Dios diga”, dijo.
Pero hay otros pobladores que no dudan en dejar sus tierras con tal de salvaguardar su integridad y la de sus familias. Este es el caso de la señora Juana Sandoval Pérez, de 28 años de edad, quien confesó que le espanta la constante actividad del Popocatépetl.
“La verdad es que ya estamos acostumbrados a eso, cuando truena pues lógico que sí nos espantamos pero pasa y es lo mismo. Yo sí (dejaría mi casa en caso de una explosión)”, expuso.
Ayer, este medio de comunicación realizó un recorrido por la zona y constató que, pese al incremento en el semáforo de alerta, las autoridades de los tres niveles de gobierno no se hicieron presentes en esta comunidad que se encuentra a 12 kilómetros del coloso.
Solo se pudieron observar alrededor de cinco patrullas que bajaban de Paso de Cortés – al que por cierto no hay restricción- y un par de vehículos militares en una gasolinera ubicada cerca de la comunidad.
Y en cuanto al albergue, estaba cerrado y con los vidrios rotos, lo anterior a pesar de la información proporcionada por las autoridades, en el sentido de que se estaban habilitando para hacerle frente a una posible contingencia.
Los pobladores se quejaron de la nula presencia de las autoridades y de que éstas no les han informado del cambio de alerta volcánica.