/ martes 20 de noviembre de 2018

Sólo desolación dejó la Revolución en la Mixteca de Puebla

La situación comenzó a cambiar con Lázaro Cárdenas, señalan

Desolación, enfermedades y el modelo social sin cambios dejó la Revolución Mexicana en la zona de la Mixteca a pesar de haber sido una de las zonas donde se libraron importantes batallas a favor de los agraristas. A decir del historiador Daniel Corro Ojeda, cuando la revolución terminó las cosas continuaron iguales en la región, los hacendados continuaban con sus tierras y los indígenas trabajando para la élite de ese entonces.

Y es que, recordó, los héroes nacionales de ese momento buscaban que los indios fueran dueños de sus tierras y que hubiera democracia en el país, sin embargo, esto no se aplicó en los pueblos de la Mixteca, por el contrario, muchas familias quedaron dolidas porque murieron sus familiares en la revolución, además de que las personas que participaron continuaron igual de pobres y sin nada y sin la democracia anhelada.

Una vez que muriendo los líderes de la revolución, muchos regresaron a su casa con sus familias, mientras que las personas que murieron en batalla, algunos fueron entregados a sus familiares y otros ya no.

Corro Ojeda explicó que la situación continuó igual hasta el año de 1937, cuando el presidente Lázaro Cárdenas pasó por la región estimulando y aplicando la nueva reforma, formándose así los ejidos y se empezó a repartir la tierra.

JESÚS “EL TUERTO” MORALES

De acuerdo con archivos históricos, Jesús “El Tuerto” Morales era originario del municipio de Petlalcingo, desde joven fue muy pendenciero y en un encuentro a tiros que sostuvo en Ayutla con un individuo llamado José Solís, perdió el ojo izquierdo, por lo que lo apodaron el Tuerto Morales.

Se encontraba preso en la cárcel de Chiautla de Tapia cuando la plaza fue tomada por las fuerzas del general Emiliano Zapata el 5 de abril de 1911.

Al ponerse en libertad a los presos, El Tuerto se incorporó a la revolución, participando en casi todos los hechos de armas registrados en los estados de Puebla y Morelos, en contra de las fuerzas porfiristas.

El 16 de abril de 1911 participó en los ataques de Chietla y en la toma de Izúcar de Matamoros, así como en la toma de la fábrica de hilados y tejidos de Metepec, en el estado de Puebla. En el mes de mayo de ese mismo año tomó parte en el sitio y toma de la ciudad de Cuautla en Morelos.

El 24 de septiembre de 1911, cuando Jesús “El Tuerto” Morales y Magdaleno Herrera al frente de 200 elementos de tropa, se levantaron en armas en Tehuitzingo, desconociendo al presidente electo Francisco I. Madero, secundando la actitud asumida por Emiliano Zapata en el estado de Morelos.

De Tehuitzingo marcharon hacia Chinantla y lugares circunvecinos para difundir los motivos de su lucha y extender su área de influencia.

El 3 de octubre de ese año, El Tuerto Morales salió de Chiatula con rumbo a Acatlán con una brigada de infantería al mando del mayor Felipe Álvarez, compuesta por una compañía al mando del capitán Conrado Benítez.

En el trayecto pasaron por Tehuitzingo donde entablaron combate con las fuerzas federales, sin embargo, los zapatistas tuvieron que abandonar el lugar, al día siguiente hubo otro combate en el centro de Acatlán, con saldo también favorable para los federales.

Frente a estos resultados, El Tuerto y su ejército se dirigieron a Tamazola, en el distrito de Silacayoapan, Oaxaca, de ahí pasaron a Ihualtepec y llegaron a Santa Ana Rayón, en los límites con el estado de Guerrero.

MIXTECOS EN LA REVOLUCIÓN

Dentro de las personas que participaron en la Revolución se encuentran: Julio Tapia, Miguel Espinoza Camerino, Antonio Michaca, Mucio Bravo, José Ortega, Irineo Vázquez, Napoleón Caballero, Murcio García y Cleotilde Sosa.

De acuerdo con el jefe político se distribuyeron las fuerzas en diferentes formas como en el centro de la ciudad y oriente. Al general Muñoz con cuarenta Hombres se le encomendó el cerro de San Miguel y al jefe político, el general Luis García Nájera, al frente de 158 rurales, la zona Norte y al jefe de guarnición, el coronel Eduardo Reyes, el centro del Calvario y parte sur de la población.

A estas fuerzas se agregaron algunos voluntarios de la ciudad, entre los cuáles se encontraba: Leobardo Villa, Ramiro Castillero, Ricardo Reyes Márquez, que era secretario de la jefatura política, Protasio Aja, Benigno Vélez, Jacinto Bolaños, Germán Recio, Rodolfo Lezama, Juan Herrera, Melesio Ojeda, Anastasio Corro y otros más.

Desolación, enfermedades y el modelo social sin cambios dejó la Revolución Mexicana en la zona de la Mixteca a pesar de haber sido una de las zonas donde se libraron importantes batallas a favor de los agraristas. A decir del historiador Daniel Corro Ojeda, cuando la revolución terminó las cosas continuaron iguales en la región, los hacendados continuaban con sus tierras y los indígenas trabajando para la élite de ese entonces.

Y es que, recordó, los héroes nacionales de ese momento buscaban que los indios fueran dueños de sus tierras y que hubiera democracia en el país, sin embargo, esto no se aplicó en los pueblos de la Mixteca, por el contrario, muchas familias quedaron dolidas porque murieron sus familiares en la revolución, además de que las personas que participaron continuaron igual de pobres y sin nada y sin la democracia anhelada.

Una vez que muriendo los líderes de la revolución, muchos regresaron a su casa con sus familias, mientras que las personas que murieron en batalla, algunos fueron entregados a sus familiares y otros ya no.

Corro Ojeda explicó que la situación continuó igual hasta el año de 1937, cuando el presidente Lázaro Cárdenas pasó por la región estimulando y aplicando la nueva reforma, formándose así los ejidos y se empezó a repartir la tierra.

JESÚS “EL TUERTO” MORALES

De acuerdo con archivos históricos, Jesús “El Tuerto” Morales era originario del municipio de Petlalcingo, desde joven fue muy pendenciero y en un encuentro a tiros que sostuvo en Ayutla con un individuo llamado José Solís, perdió el ojo izquierdo, por lo que lo apodaron el Tuerto Morales.

Se encontraba preso en la cárcel de Chiautla de Tapia cuando la plaza fue tomada por las fuerzas del general Emiliano Zapata el 5 de abril de 1911.

Al ponerse en libertad a los presos, El Tuerto se incorporó a la revolución, participando en casi todos los hechos de armas registrados en los estados de Puebla y Morelos, en contra de las fuerzas porfiristas.

El 16 de abril de 1911 participó en los ataques de Chietla y en la toma de Izúcar de Matamoros, así como en la toma de la fábrica de hilados y tejidos de Metepec, en el estado de Puebla. En el mes de mayo de ese mismo año tomó parte en el sitio y toma de la ciudad de Cuautla en Morelos.

El 24 de septiembre de 1911, cuando Jesús “El Tuerto” Morales y Magdaleno Herrera al frente de 200 elementos de tropa, se levantaron en armas en Tehuitzingo, desconociendo al presidente electo Francisco I. Madero, secundando la actitud asumida por Emiliano Zapata en el estado de Morelos.

De Tehuitzingo marcharon hacia Chinantla y lugares circunvecinos para difundir los motivos de su lucha y extender su área de influencia.

El 3 de octubre de ese año, El Tuerto Morales salió de Chiatula con rumbo a Acatlán con una brigada de infantería al mando del mayor Felipe Álvarez, compuesta por una compañía al mando del capitán Conrado Benítez.

En el trayecto pasaron por Tehuitzingo donde entablaron combate con las fuerzas federales, sin embargo, los zapatistas tuvieron que abandonar el lugar, al día siguiente hubo otro combate en el centro de Acatlán, con saldo también favorable para los federales.

Frente a estos resultados, El Tuerto y su ejército se dirigieron a Tamazola, en el distrito de Silacayoapan, Oaxaca, de ahí pasaron a Ihualtepec y llegaron a Santa Ana Rayón, en los límites con el estado de Guerrero.

MIXTECOS EN LA REVOLUCIÓN

Dentro de las personas que participaron en la Revolución se encuentran: Julio Tapia, Miguel Espinoza Camerino, Antonio Michaca, Mucio Bravo, José Ortega, Irineo Vázquez, Napoleón Caballero, Murcio García y Cleotilde Sosa.

De acuerdo con el jefe político se distribuyeron las fuerzas en diferentes formas como en el centro de la ciudad y oriente. Al general Muñoz con cuarenta Hombres se le encomendó el cerro de San Miguel y al jefe político, el general Luis García Nájera, al frente de 158 rurales, la zona Norte y al jefe de guarnición, el coronel Eduardo Reyes, el centro del Calvario y parte sur de la población.

A estas fuerzas se agregaron algunos voluntarios de la ciudad, entre los cuáles se encontraba: Leobardo Villa, Ramiro Castillero, Ricardo Reyes Márquez, que era secretario de la jefatura política, Protasio Aja, Benigno Vélez, Jacinto Bolaños, Germán Recio, Rodolfo Lezama, Juan Herrera, Melesio Ojeda, Anastasio Corro y otros más.

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