Con posturas encontradas, indígenas nahuas y totonacas, así como mestizos hacen frente a la vida cotidiana en los municipios en los que el gobierno del estado en lista como con cero casos positivos a Covid-19; por un lado, las medidas preventivas para evitar contagios y, por el otro, la prevalencia de que esta crisis sanitaria es sólo un invento.
Habitantes de Tepango de Rodríguez consultados, coincidieron en que una parte de la baja incidencia oficial en casos de contagio se debe a que se implementaron medidas sanitarias muy puntuales: el tianguis del martes fue segmentado de manera estratégica para que no haya mucha gente en un sólo espacio; la población adoptó el uso de cubrebocas y en las reuniones no se permitía el acceso a personas que no cumplieran con las medidas sanitarias.
Aunque no saben cuántos de sus coterráneos han sido contagiados o fallecidos fuera de esta demarcación, en parte por la migración que hay por las escasas fuentes de trabajo. Aunque no lo descartan porque muchas de estas migraciones son a lugares con alto contagio como Zacatlán y Chignahuapan, la capital poblana, ciudad de México, Estado de México, incluso Estados Unidos.
"Aquí vivimos con miedo, no sabemos cuándo nos va a tocar y no sabemos si con cuidarnos es suficiente; es triste pensar cuando a pesar de lo que sabemos de otros municipios, la gente aún no cree que exista esta enfermedad", confió una de las fuentes consultadas, al tiempo en que confirmó que la mayoría de la gente que se ha visto afectada son los comerciantes no sólo por las bajas ventas que han reportado desde marzo pasado, sino que ven con desconcierto lo que pueda venir en diciembre y en el 2021.
D igual forma, en Zapotitlán de Méndez, afirman que tuvieron que aprender a vivir con el virus, “por un lado, las personas que se resistían a cerrar sus negocios, sobre todo en la época en la que sí se permitía la llegada de visitantes a lugares como las famosas grutas y, por el otro, sólo persignarnos y rezar un padre nuestro para que no nos toque contagiarnos”.
Coincidió con que no hay mucha actividad económica en esta parte del estado que, por sí misma, vio reducidas sus ventas de productos mayormente del campo, sobre todo a principio de la pandemia. Gradualmente fueron abriéndose paso, considerando que venden productos de primera necesidad como frutas y verduras: "aun así no nos hemos visto difícil, sólo esperemos que esto cambie".
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El uso de gel antibacterial empieza a ser parte del presupuesto semanal, así como el cubrebocas. Para poder viajar a lugares como Zacatlán y vender sus productos resultó una decisión difícil: "pero el hambre es canija y era más que miedo de regresar contagiados, afortunadamente no se habla de muchos casos en el municipio de manera oficial, aunque si se presume de unos cuantos", confió la fuente.