Siete años lleva la lucha emprendida por mestizos, nahuas y totonacas de este municipio en defensa del agua, la tierra y la vida, ingredientes esenciales en su cosmovisión y cosmogonía que, con la llegada de Comexhidro - Deselec, se convierten en el eje central de una rivalidad por esos recursos naturales en lo que se avizora como una guerra por el agua y la supervivencia de esas comunidades indígenas y su conocimiento ancestral.
EL MALESTAR
El pasado domingo, casi un centenar de mestizos, maseuales y totonacas protagonizaron una marcha por las principales vías de este municipio; finalizó frente al palacio municipal, donde los discursos se centraban en denunciar que Deselec-Comexhidro planea construir una hidroeléctrica en beneficio de la empresa Walmart que, según los manifestantes, pertenece a una de las familias más ricas de los Estados Unidos.
Señalaron que son propietarios de la marca Bodegas Aurrerá y de las tiendas Waldo's: "quieren atajar y desviar el río Ajajalpan para generar, con el agua, su propia electricidad y así pagar menos a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), aumentando sus millonarias ganancias a costa de los daños" en su territorio.
Denunciaron que la empresa pretende construir una cortina de unos 45 metros que atacaría el río entre San Mateo Tlacotepec y Zoquiapa. De allí desviarían el río entubándolo a través de un túnel que atravesaría un cerro, usando explosivos. Desviarían el río de su cauce por casi ocho kilómetros para llevar el agua hasta San Felipe Tepatlán, municipio donde estaría la casa de máquinas y desde ahí generar la electricidad, según los quejosos, sin importar a la empresa que en esa zona hay vestigios arqueológicos de una antigua ciudad totonaca.
"Este proyecto traería daños a nuestro territorio y pone en riesgo nuestro derecho de acceso al agua, pues la Comisión Nacional del Agua (Conagua) ya les dio una concesión para usar el agua del río Ajajalpan y sus arroyos por 11 mil litros de agua por segundo", dijeron durante esta marcha y durante la serie de discursos que hubo en el primer cuadro de la ciudad.
EL AGUA SAGRADA
Dijo llamarse "Tere", una indígena de la comunidad de San Mateo. Hablando su dialecto y después traduciendo al español, en entrevista ocurrida momentos antes de la marcha pacífica, sencillamente resumió: "aquí nacimos, aquí crecimos, aquí moriremos, aquí regresaremos", que esta marcha es para cuidar el territorio, su agua, para ellos algo sagrado, vivo: "los de la empresa no saben si nos hace falta agua, no son de aquí", explicó que este amor por la tierra es algo que les han enseñado sus ancestros.
Otro indígena, que no quiso dar su nombre, dijo que el agua está viva, sobre todo si se debe de un manantial, que ellos beben vida; que cuando su manantial se seca viajan hasta el río por agua: "el agua está viva, respira, nos quieren dar solamente el 40 por ciento del agua, nos están quitando vida", dijo en difícil español y con voz entrecortada. Recordó que los recursos naturales que prevalecen en el planeta aún existen porque son cuidados por indígenas, los que no saben leer ni escribir en español, pero que sí saben hablar el lenguaje de la naturaleza.
"Vamos a seguir luchando, el pensamiento totonaca comprendí que lo hacemos por nosotros, por nuestros hijos, por su futuro, por las próximas generaciones, pensamos en el presente y en el futuro, en nuestra salud, en la salud de las futuras generaciones, por eso pedimos al presidente de la República y al gobernador del estado que cancelen estos proyectos, no somos tontos, sabemos lo que nos toca hacer, empezando por el hecho de que el agua no es una mercancía, respetamos el agua y la tierra", explicó fuera de cámara y una vez que la grabadora estuvo apagada.
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