En los últimos diez años, el número de lluvias en los municipios de la región y valle de Tehuacán ha disminuido hasta en un 50%, según reportan ejidatarios de la región. Esta preocupante reducción ha llevado a que anualmente solo se registren tres “aguaceros” significativos, lo cual está teniendo graves consecuencias ecológicas y agrícolas en la zona.
Maurino Reyes, un guía comunitario del municipio de Zapotitlán Salinas, ha observado de cerca los efectos de esta sequía prolongada. “Con esta situación las plagas incrementan y por lo mismo se empiezan a alimentar de algunas plantas que no forman parte de su dieta”, explicó Reyes. “A diferencia de cuando llueve, crecen más flores y hay más alimento para las especies de la región. Si no sigue lloviendo, ese sí es un problemita que estamos percibiendo y ¿cómo hacer para que llueva?”.
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Tradicionalmente, los meses de junio, julio y agosto eran los más lluviosos, pero ahora esta tendencia ha cambiado. Incluso en mayo, un mes que solía ser seco, se han registrado lluvias atípicas. Sin embargo, estas precipitaciones no han sido suficientes para revertir la sequía. “Por la descompensación ecológica que hay, ahora los ‘aguaceros’ que se llegan a registrar solamente duran unos 15 o 20 minutos como máximo, cuando hace más de 10 años estos se alargaban hasta tres días”, detalló Reyes.
Los campesinos de la región han expresado su preocupación, atribuyendo la falta de lluvias a las avionetas que supuestamente disipan las nubes. No obstante, Maurino Reyes señala que no hay certeza sobre si este fenómeno es causado por actividades humanas o es resultado del desgaste natural del ecosistema.
Mientras tanto, las autoridades y comunidades locales continúan realizando inspecciones para evaluar el impacto de la sequía. A pesar de algunas lluvias recientes, estas no han sido suficientes para recargar los acuíferos ni para garantizar la supervivencia de muchas especies vegetales y animales en la región.
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La situación es crítica y plantea un desafío urgente: encontrar soluciones sostenibles que puedan mitigar los efectos de la sequía y proteger el frágil ecosistema de Tehuacán. La comunidad sigue buscando respuestas y acciones concretas para enfrentar este problema, cuya gravedad aumenta con cada año que pasa sin lluvias suficientes.
Esta situación se ha resentido más en los últimos años, con el incremento de las temperaturas y los periodos más largos de sequía y estiaje en todo el valle. Incluso los productores agrícolas han tenido que implementar nuevas técnicas de riego y modificar sus cultivos a fin de mantener la producción o bien, contener las pérdidas provocadas por la falta de agua que los sembradíos requieren a lo largo del proceso productivo.
*Con información de Juan Ambrocio