Balaceras, levantones, asesinatos, militares y mandos policíacos asesinados, ministeriales emboscados, ataques en juegos deportivos, secuestros, robos en sus distintas modalidades, extorsiones, feminicidios, entre otros hechos violentos se han vivido en los últimos años en la región centro-oriente del estado de Puebla conocida como el Triángulo Rojo.
EL REINO DEL HUACHICOL EN PUEBLA
Tepeaca, Quecholac, Acatzingo, Palmar de Bravo, Tecamachalco y Acajete son los municipios que fueron identificados como el Triángulo Rojo por el robo de hidrocarburo entre los años 2014 a 2017. La zona se convirtió en una mina de oro negro para grupos criminales dedicados a la extracción clandestina de hidrocarburo y es que por ahí pasaba el 40 por ciento del combustible que recibía la Ciudad de México y que se distribuía a todo el país.
Los llamados huachicoleros aprovechaban la madrugada para extraer ilegalmente combustible y después venderlo en carreteras a un menor precio que en las gasolineras. Los habitantes de esta región, principalmente agrícola, vieron en esta actividad ilegal una forma de obtener mejores ingresos económicos dadas las precarias condiciones del campo, por lo que muchos de ellos decidieron sumarse, ya sea vendiendo combustible robado o empleándose como “halcones”, una especie de vigilantes cuya labor era reportar al grupo delictivo al cual pertenecían sobre el ingreso de fuerzas del orden o bandas contrarias.
Para esos años, el Triángulo Rojo o Triángulo del Huachicol se convirtió en uno de los corredores de robo de hidrocarburos más importantes a nivel nacional, pero al mismo tiempo fueron al alza desapariciones, los homicidios y los constantes enfrentamientos por el control de la plaza fueron marcando la vida de cientos de familias en la zona.
Según cifras de Petróleos Mexicanos (Pemex), entre 2011 y 2015 el número de tomas clandestinas en el estado poblano creció 915 por ciento. En 2015, se detectaron un total de 815 puntos de ordeña, el 69 por ciento de estas tomas ilícitas se concentraron precisamente en el Triángulo Rojo.
Puebla pasó del noveno lugar a nivel nacional, que ocupó en los años 2013 y 2014, al primer sitio durante el 2015, con una pérdida económica para la paraestatal de mil 229 millones 465 mil pesos durante ese año. Para el 2016 Puebla continúo en el primer lugar de tomas clandestinas con mil 533.
CIERRE DE VÁLVULAS DE PEMEX
Con el cierre de las válvulas de Pemex, implementado en el 2017 en el ducto Minatitlán-México que atraviesa por esta zona del estado de Puebla, para el 2018 casi se desapareció el delito de robo de combustible a ductos en esta zona, pues sólo se detectaron 34 tomas clandestinas en los seis municipios huachicoleros, según datos emitidos por las autoridades estatales.
Además, en ese año se desató una ola de violencia en la región, debido al incremento de los precios del combustible robado que llegó a estar casi a la par de las gasolinas y diésel que se comercializaba de manera lícita. Dicho efecto llevó a casi desaparecer el negocio del huachicoleo pero las estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (ESNSP) registraron el alza en otros delitos como robo de vehículos y transportistas.
Fue entonces cuando el robo a transporte de carga tomó más fuerza y las bodegas que antes eran utilizadas para el huachicol pasaron a ser utilizados para almacenar la mercancía robada, sin que las bandas sean descubiertas por aeronaves del ejército o de la policía.
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Para lograr su objetivo, los delincuentes se dieron a la tarea de adaptar estos lugares para convertirlos en verdaderas fortalezas, donde también desmantelan los vehículos robados, principalmente en la franja que colinda con la autopista México-Veracruz.
El punto principal de estos atracos se concentró a partir de entonces en el municipio de Tecamachalco, donde el gobierno estatal se vio obligado en 2020 a tomar el control de la seguridad para atender el problema.
SE DISPARA EL ROBO DE GAS LP
A falta de hidrocarburo en el ducto de Minatitlán, las bandas de huachicoleros se arriesgaron a perforar ductos para obtener gas LP. De acuerdo con datos de Pemex, las tomas clandestinas para sustraer gas LP pasaron de cinco en 2012, a 61 en 2017 pero el fenómeno siguió creciendo.
Para el 2019 el municipio de Tepeaca ya ocupaba el primer lugar a nivel nacional con un total de 182 tomas clandestinas de gas LP, seguido del municipio de San Martín Texmelucan con 90 registros, Los Reyes de Juárez apareció en cuarta posición con 46 registros y en sexto y séptimo puesto Amozoc y Palmar de Bravo con 36 y 33 tomas, respectivamente.
Datos obtenidos de Pemex por el Instituto para la Gestión, Administración y Vinculación Municipal (Igavim), un observatorio ciudadano con alcance nacional asentado en el estado, Puebla sigue manteniendo el liderato en robo de gas LP en el país, con Tepeaca a la cabeza con 418 tomas detectadas entre enero y septiembre de 2021, seguido de Texmelucan con 149, Tlalancaleca con 142, Acatzingo con 120 y Tlahuapan con 109. Esto en una lista de 61 municipios del país de los cuales 18 son poblanos.
A su vez, en estas cinco demarcaciones los niveles de pobreza y pobreza extrema se recrudecieron en los últimos 5 años, de acuerdo al reciente informe del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Actualmente el robo y venta del gas LP en Puebla se ubica en la franja del huachicol, la cual se extiende en los municipios de Palmar de Bravo, Quecholac, Tepeaca, Tecamachalco, Acatzingo, Esperanza, Amozoc, Tecamachalco, Los Reyes de Juárez, Cuapiaxtla de Madero, Ciudad Serdán, San Salvador Huixcolotla, Atzizintla, Felipe Ángeles. Incluye, además, a la capital de Puebla y el poniente con los municipios de San Martín Texmelucan, San Matías Tlalancaleca, Coronango y Cuautlancingo.
DESPUNTAN OTROS DELITOS
En los municipios del Triángulo Rojo se registró un total de 511 denuncias por robo de vehículos en los meses de enero a junio de 2017, mientas que durante mismo periodo de 2016 fueron 214, lo que representa un incremento del 139 por ciento, según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
Para el 2018, los municipios de Tecamachalco, Palmar de Bravo y Tepeaca ya se encontraban entre los 15 con más homicidios en Puebla, con 61, 38 y 36 casos respectivamente, según datos del SESNSP.
En la zona los ilícitos de robo a vehículo, robo a negocio, violencia familiar y lesiones dolosas aumentaron de enero a septiembre del 2020 en comparación con el mismo periodo del 2019.
De acuerdo con el análisis realizado por esta casa editorial, se observa que, durante primer trimestre de 2022, comparado con el año anterior, los delitos al alza son: homicidios, robo a transportista, lesiones dolosas, robo a transeúnte, secuestro extorsivo y violencia familiar.
Entre enero y marzo de este 2022 únicamente en los seis municipios considerados inicialmente como el Triángulo Rojo, fueron denunciados 73 robos al transporte de carga, contra 22 que hubo en el primer trimestre de 2021.
ECONOMÍA DELICTIVA
En cualquier parte del mundo, las bandas criminales cambian constantemente de actividades ilícitas como una forma de financiarse y mantener el control de ciertas regiones, así lo explica Juan José Hernández López, director del Igavim, al explicar que el comportamiento delictivo en el Triángulo Rojo tiene que ver con esa economía delictiva, la cual debe tener siempre una fuente de ingresos.
Si ganan 10 pesos por toma clandestina de hidrocarburo y empieza a haber una disminución en las ordeñas, los grupos delictivos buscan que se mantengan esos 10 pesos y lo que hacen es migrar al robo de gas LP, por ejemplo, pero además buscan otra alternativa con otro delito explicó.
En entrevista el investigado detalla que generalmente son los mismos delitos los que aumentan o disminuyen en un determinado territorio, y esto –indica- es porque los grupos delictivos comparten las mismas condiciones territoriales, institucionales y sociales que les permiten delinquir.
En estas situaciones, advierte, los costos sociales son inversamente proporcionales, porque por un lado se aprecia “benefició” en las comunidades involucradas, al convertirse el dinero ilícito en parte de la economía que se mueve en la zona, pero a la vez se crea una escalada de violencia.
Ese beneficio, señala Hernández, es negativo y entra dentro de las condiciones de un mercado negro que no tiene competencia y es desleal, sin embargo, esa misma economía delictiva, está sujeta a la oferta y la demanda.
MERCADO NEGRO
En los tiempos de su mayor auge, el huachicol se vendía en mercados como el de San Salvador Huixcolotla, así como en las orillas de las carreteras, de puerta a puerta o a los propietarios de gasolineras, que luego lo revendían.
Las acciones emprendidas a partir de 2017, destaparon un problema cada vez más creciente como lo es el robo al transporte de carga, siendo el principal blanco los camiones que transportan mercancía de primera necesidad, el cual es distribuido en los tianguis de la zona.
De acuerdo con el testimonio de tianguistas, es muy fácil de detectar estos puestos, ya que tiran en el suelo la mercancía y sin ningún acomodo comienzan a pregonar la venta de los productos, en ocasiones hacen ofertas al 2x1 o con rebajas que ningún comercio establecido puede sostener.
Otra forma de vender la mercancía de dudosa procedencia, reconocen los habitantes, es casa por casa o a través de redes sociales: “cuando te tocan a la puerta y te ofrecen algún producto a bajo precio es casi seguro que es robado”, declararon.
En cuanto a los vehículos que son robados en la zona del Triángulo Rojo se sabe que son desvalijados y se venden por partes en el mercado negro, pero esto también obedece a la oferta y la demanda.