Por falta de anestesiólogos, operadores de ambulancias y ginecólogos, al menos dos mujeres embarazadas enfrentaron desatención este fin de semana en los Hospitales de Huauchinango y Xicotepec.
Una de las historias corresponde a la señora Lucía Justo N., de originaria de la comunidad, Itzatlán municipio de Tlacuilotepec, quien ingresó la mañana del pasado jueves al Hospital Integral de Xicotepec con un cuadro de “embarazo riesgoso”, sin embargo, en el inmueble no contaron con servicio de cirugía.
Ante los hechos, Lucía Justo N., de 35 años de edad y dos meses de embarazo, fue canalizada al Hospital General de Huauchinango, a donde llegó desde el pasado viernes, la medicaron para prepararla, todo indicaba que ingresaría al quirófano y hasta pasado el mediodía del sábado 23 de septiembre no la habían intervenido.
La explicación que le dieron fue que, según sus palabras, su caso no era prioridad, sumado a que no hay anestesiólogo y ni cirujano, como opción, les sugirieron a los familiares que se la llevaran a un servicio particular, porque en el caso de la Secretaría de Salud le podrían hacer esperar hasta unos ocho días.
Tampoco hay operadores de ambulancia
Otro caso del que se tienen datos es el de la esposa del señor César Gudiño, quien ingresó a la paciente al Hospital general de Huauchinango para que fuera atendida en el trabajo de parto, por el contrario, vivió con su esposa una historia similar.
Todo apuntaba a que la mujer a punto de dar a luz sería atendida, pero el panorama cambió cuando le dijeron que no había un anestesiólogo, por lo que tendría que llevarse a su esposa a un servicio particular o canalizarla a un hospital de la Secretaría de Salud en la ciudad de Puebla.
Él optó por irse a la ciudad de Puebla, sólo que hubo otro problema, no había un operador de la ambulancia para canalizar a la paciente, entonces fue el esposo quien tuvo que gestionar una ambulancia y una persona que la condujera. Finalmente lo logró.
El éxodo por el que transitó la familia Gudiño le dio la experiencia de intercambiar trato con el personal de vigilancia que hay en el Hospital, en donde se percató de que hay una vigilante que se la pasa hablando por teléfono y en general, dos mujeres vigilantes se conducen de manera prepotente con los usuarios de los servicios.
Incluyó a un médico, a quien le pidió ayuda en el caso que estaba viviendo, pero éste contestó que no podía atenderlo porque no se trataba de alguna paciente a su cargo.
En la lista hay al menos dos historias más de las que no pudimos tener acceso a sus datos, pero vivieron transes similares a los dos descritos.