HUAUCHINANGO, Pue.- Una tragedia en dos tiempos. Cristina LópezOjeda perdió en la tromba del sábado a su esposo y su hija denueve años, luego de que fueron arrastrados por el alud de tierraen el camino a Cuacuila. A Genaro Aldana lo enterraronla mañana de ayer, después de 48 horas de estar desaparecido. AKeyla Abigail López la encontró una brigada de voluntarios horasdespués del sepelio de su padrastro.
La noche del 6 de agosto, Cristina López y su familia huíanpor el camino a Cuacuila, en las inmediaciones de La Cumbre, cuandoun cerro comenzó a desgajarse. Ella y sus tres hijos varones sequedaron en la parte donde la tierra no bajó con furia. Genarollevaba de la mano a Keyla y en un segundo fueron arrasados haciauna barranca. Los cuerpos cayeron en el río que pasa por la zona,el cual desemboca en la presa de Tenango.
"Ya no supe de ellos, y como a él lo aventó el derrumbe y amí me dejó atrás, ya no supimos. Como estaba oscureciendo",narró Cristina López tras el entierro de su pareja y horasprevias a enfrentarse a la ubicación del cuerpo de supequeña.
En esta zona de Huauchinango desaparecieron al menos sietepersonas y fue la misma en el que rescataron a una menor de nombreAlicia, quien estuvo más de 15 horas bajo el fango.
Un grupo de vecinos, encabezados por Carlos Aldana, quienbuscaba a su hermano, se conformó para buscar a sus seresqueridos, y sin ayuda gubernamental se armaron de machetes, lazos,picos y otros materiales para quitar el escombro e ir a la presa deTenango a realizar las labores de rescate.
El martes por la mañana, el cuerpo de Genaro fue hallado en lapresa de Tenango y ante la descomposición que sufría, se velópor la noche.
Una vez que Carlos Aldana despidió a su hermano y sin detenersea guardar el luto de rigor, reunió a su equipo de rescatistas ycon su arsenal rústico regresaron a Tenango a buscar a KeylaAbigail y al resto de los desaparecidos.
https://youtu.be/WXckB8zDAuM
LA BRIGADACIUDADANA
Los vecinos de La Cumbre se unieron ante la dimensión de latragedia y con materiales que tenían en sus casas armaron unabrigada de rescate para encontrar a sus seres queridos.
La noche del sábado lograron rescatar un taxista que se quedóatrapado en el camino a Cuacuila. Horas después encontraron a lapequeña Alicia, quien estuvo cerca de 15 horas sepultada en ellodo.
Pidieron ayuda al Ayuntamiento de Huauchinango, pero ésta nuncallegó. Así que continuaron por sus propios medios buscando conintensidad a sus desaparecidos. Las horas avanzaron y lasesperanzas de encontrar más gente con vida desaparecieron, perosus ansias de tener los cuerpos se acrecentaron.
"Solicitamos el apoyo del presidente municipal, pero nuncallegó. Nosotros fuimos a la zona del desgaje, peinamos—limpiamos— la zona, buscamos a nuestros conocidos",afirmó.
Tras exponer los trabajos que han realizado desde el sábado porla noche, la brigada ciudadana llevó al equipo del Sol de Puebla ala zona de Tenango para buscar a los desaparecidos: Keyla Abigail;Joaquín y Elizabeth Leyva; así como otra persona de la que nobrindaron el nombre.
Antes de partir una comitiva de voluntarios de la CANACO llegópara sumarse y acudir al recorrido.
El TRASLADO ATENANGO
Desde La Cumbre en Huachinango El Sol de Puebla se trasladó aTenango cerca de 20 personas en dos camionetas. Fue un recorrido de40 minutos el que se realizó para llegar a la presa.
Antes de llegar a la zona elegida para hacer los rescates sedetuvieron en una zona de terracería para que los brigadistasacordaran un plan. De una casa, una mujer salió a darles unosrefrescos y tres bolsas de galletas de animalitos.
La avanzada retomó su camino. Los vecinos de Huauchinangocomenzaron a bajar su equipo de rescate. Carlos Aldana tenía unacuerda amarrada del hombro al pecho, en diagonal; otros bajaron conmachetes, alambre de púas, cuerdas y picos.
Con los machetes cortaron algunas ramas gruesas de árboles, ycon la misma herramienta le quitaron las hojas. Éstas fueronutilizadas para ir midiendo el nivel de la presa y para sentir silos cuerpos se encontraban por donde las metían.
Una lancha, que fue prestada por la familia Escamilla Millán,que utilizan para recorridos turísticos, llegó a la orilla ycomenzó el debate sobre quiénes subirían al recorrido.
"Quien esté seguro de ir, quien sepa nadar, quien no tengamiedo, que diga yo", fue el llamado de uno de ellos a suscompañeros de búsqueda. En la lancha abrieron un espacio para elfotógrafo Erik Guzmán para acompañar a siete tripulantesmás.
El resto de los asistentes se quedaron en la orilla de la presay aguardaron dos horas a que regresarán con alguna noticia. Antesde ello, en la zona se observó un par de lanchas más que llegarony cuyos ocupantes hacían también su propia búsqueda.
EL RESCATE DE KEYLA (DESDE LAORILLA)
"Aquí hay un cuerpo", gritaron intempestivamente de una de laslanchas que llegó apenas media hora antes. En la orilla losobservadores se levantaron automáticamente y gritaron e hicieronseñas a la brigada ciudadana para se dirigiera a la zona delhallazgo.
Con incertidumbre observaron cómo se dirigían al lugaresperando que confirmaran la noticia, pues de este modo algunafamilia afectada dejaría de sufrir por no saber el paradero de suser querido.
Después de 15 minutos de espera, la confirmación llegó através de un mensaje de whatssap. "Es una niña", escribió elfotógrafo Erik Guzmán. Una persona más recibió otro mensaje departe de los tripulantes de la lancha que encontraron elcuerpo.
"Ya lo están amarrando" dijo uno de los voluntarios de laCANACO. "Ya se están moviendo", respondió alguien más.
La lancha de los brigadistas comunitarios, llamada “elsubmarino amarillo” —la traducción de una de las cancioneslegendarias de The Beatles, el cuarteto de Liverpool— inició elregreso, en las condiciones que siempre se planearon: con elrescate de algún cuerpo.
https://youtu.be/W1vKDwJ8FbA
EL RESCATE DE KEYLA (DESDE LASLANCHAS)
Severo Silva Cáceres fue quien encontró el cuerpo de la niña.Mientras hacían su recorrido, vieron el cuerpo flotando bocaabajo, y comenzaron a gritar para ser auxiliados.
El olor por la descomposición del cuerpo era intenso, peroaguardaron pacientemente que llegaran a la zona los vecinos deHuauchinango. Severo y su familia buscaban a sus sobrinos Joaquíny Elizabeth Leyva.
“El submarino amarillo” se acercó. Con las manos cubiertascon unos guantes, y sumamente cuidadoso para evitar que el cuerpoestallara por la cantidad de agua, un brigadista fue jalando elcuerpo hacia una bolsa negra. Una vez dentro, con una cuerdasujetaron el cuerpo a la lancha.
Antes de ello, Carlos Aldana reconoció a Keyla, la niña quemurió al lado de su hermano Genaro. De inmediato se hizo cargo dela situación. Dieron aviso a la autoridades para que llegaran ahacer el levantamiento del cadáver.
En la orilla, ya se encontraban los que se quedaron esperando.Unos para auxiliar a sus compañeros. Otros para realizar eltrabajo periodístico de la historia trágica.
Un par de policías viales llegaron al lugar tras la llamada deemergencia. Ellos a su vez reportaron a sus superiores el hallazgo.La zona fue acordonada. La Policía Federal llegó una horadespués para hacer el procedimiento más fácil del rescate: subira la niña de nueve años a una camilla, terminar de cubrir elcuerpo con una bolsa negra y llevársela en una patrulla.
[caption id="attachment_387386" align="aligncenter" width="600"]Foto: Erik Guzmán[/caption]