En Puebla solo el 18.5 por ciento de las mujeres que cursa estudios profesionales elige carreras relacionadas con ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, de acuerdo con un estudio elaborado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), a propósito del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, que se conmemora este 11 de febrero y desde hace siete años para impulsar la participación femenina en este ámbito.
En el estado y el país, la incursión del género femenino en carreras relacionadas con la ciencia avanza a pasos lentos, debido a múltiples factores que van desde los estereotipos impuestos desde la infancia o la maternidad y la vida en pareja que, en algunos casos, terminan por obligar a las mujeres a desertar de sus actividades científicas.
Tan solo en el padrón 2021 del Sistema Nacional de Investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), de los mil 278 integrantes poblanos, solo 446 eran mujeres, es decir el 34 por ciento; no obstante, solo nueve de ellas se ubicaron en el nivel III, que es el más alto al que se puede aspirar.
HAY SESGOS Y ESTEREOTIPOS DESDE LA INFANCIA
El estudio “¿Dónde están las científicas?, brechas de género en carreras de STEM”, elaborado por el Conacyt, refleja que las niñas de primaria han obtenido mejores resultados en pruebas del Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes (Planea), que mide habilidades en matemáticas, sin embargo, este panorama se revierte durante la secundaria y se amplía al finalizar el nivel bachillerato.
Para Belinka González Fernández, investigadora de la Universidad Iberoamericana, esto obedece a que desde la infancia se implantan estereotipos de las aspiraciones que pueden tener hombres y mujeres, sesgando así la participación de las niñas y adolescentes en determinadas actividades.
“Desde que las niñas son chiquitas les regalan juegos de té, maquillaje, muñecas, y a los niños les regalan cosas para armar. Entonces desde esa diferenciación ya se hace un sesgo, porque las niñas que se quieren dedicar a estas disciplinas no son tan bien vistas, o si una niña quiere armar algo le dicen: ‘esos son juguetes para niños’”.
Añadió que cuando las mujeres se deciden a estudiar alguna carrera relacionada con la ciencia, se enfrentan a otro tipo de obstáculos, que pueden ir desde el hostigamiento o la discriminación, no solo por parte de sus compañeros varones, que predominan en esas materias, sino por sus propios docentes: “Les dicen que se vayan a la cocina o les preguntan que si están ahí mientras se casan, por ejemplo”.
Sobre esta situación, compartió que ella misma vivió dichas situaciones cuando estudió la carrera de Física.
“Si yo tenía buenas calificaciones era porque se le atribuía a mi físico, no a mi capacidad, o porque algún novio me había hecho la tarea, desde esa situación de hostigamiento hasta enfrentarme, por ejemplo, a que las esposas de mis colegas o superiores se sentían amenazadas por mí, es decir, la relación con la gente que yo tenía que colaborar se enrarecía, porque me veían como una amenaza. Eso es algo que no le pasaría a un hombre”, expuso.
De acuerdo con el IMCO, en México solo uno de cada siete profesionistas de la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas que egresaron durante el 2021 es mujer y la mayoría de ellas, un 27 por ciento, cursó sus estudios en universidades públicas, mientras que un 10 por ciento lo hizo en privadas.
MATERNIDAD Y VIDA EN PAREJA DIFICULTAN LA LABOR
La maternidad y la vida en pareja son condiciones que dificultan el ejercicio de las profesionistas de la ciencia, ya que, de acuerdo con el IMCO, el 79 por ciento de las mujeres que están en activo no tienen esposo y el 78 por ciento no tiene hijos, en comparación con el 62 y 64 por ciento que se mantiene laborando, aun teniendo las responsabilidades respectivas.
González Fernández refirió que para dimensionar lo complicado que puede ser para una mujer de ciencia combinar la vida profesional con la personal, solo basta con recordar que recientemente hubo manifestaciones en contra del reglamento del Conacyt porque establecía la suspensión de la beca para quienes se embarazaran.
“Nunca a un hombre le preguntarán si tiene pensado tener hijos o embarazarse, nunca dicen (que) si un alumno tiene una compañera que se embaraza va a quedar sin beca, ¿verdad?, ese tipo de cuestiones ya son problemas”, acusó.
A nivel de desarrollo profesional, detalló que quienes ocupan los puestos de dirección en la ciencia siguen siendo hombres en su mayoría, lo que dificulta que exista una verdadera perspectiva de género al momento de aplicar los criterios de ingreso y permanencia en distintos programas.
“Es complicado que permanentemente se esté dudando de tu capacidad y esto de que no puedas tener un entorno en donde te sientas valorada igual que tus compañeros y no sientas que tus oportunidades son iguales”.
FALTAN LIDERAZGOS FEMENINOS
El IMCO expone que sólo el 12 por ciento de las profesionistas científicas dan empleo a otras personas, es decir, son líderes en alguna empresa o proyecto, de tal manera que por cada siete líderes masculinos en el ramo hay una del género femenino.
“Esta falta de representación en las posiciones de liderazgo contribuye a que las niñas y jóvenes tengan poca exposición a líderes femeninas que representen modelos a seguir”, acotó.
Belinka González coincidió en lo anterior y dijo que la aportación de las mujeres a la ciencia ha sido poco difundida, de tal manera que las niñas no se sienten lo suficientemente identificadas con esta actividad y tienden a realizar su proyecto de vida anteponiendo la labor de cuidados o maternidad, los roles de género que les han asignado históricamente.
Para contrarrestar lo anterior, el IMCO propuso añadir enfoque de género a los contenidos de ciencia y tecnología en los programas de educación básica en el país e implementar programas de orientación vocacional desde secundaria.
Por su parte, Belinka González sugirió que las instituciones educativas y profesionales implementen modelos de perspectiva de género para garantizar la plena incursión de las mujeres, sobre todo en aquellas carreras en donde siguen existiendo generaciones de egresados sin una sola mujer.
Como ejemplo de lo anterior citó el caso de la IBERO, en donde Ingeniería Automotriz, Comunicaciones y Electrónica e Ingeniería en Sistemas Computacionales son las carreras que registran menor participación femenina, con menos del 12 por ciento de su matrícula.