/ sábado 2 de septiembre de 2023

Pese a su discapacidad, Ana Teresa es un ejemplo de valor y perseverancia

La originaria del municipio de Tecamachalco narró para El Sol de Puebla las dificultades a las que se enfrentó en la BUAP

“Las personas como yo podemos desarrollarnos en cualquier ámbito de nuestra vida”, dice con orgullo Ana Teresa Méndez Machorro, de 27 años de edad, originaria del municipio de Tecamachalco, a quien vivir con discapacidad visual no le impidió obtener el grado de Licenciada en Psicología, por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).

La también seleccionada estatal en goal ball, disciplina deportiva para personas ciegas y débiles visuales, compartió en entrevista para El Sol de Puebla que nació con una enfermedad llamada amaurosis congénita de Leber que le provocó ceguera, y fue a los tres meses de edad que los médicos descubrieron su condición.

Sin embargo, contó que en su familia no hubo distinciones, ni consideraciones por su condición y fue tratada como el resto de sus hermanos: “Mi mamá logró inscribirme en una escuela pública y para sorpresa de mis profesores aprendí a leer y a escribir muy rápido y siempre participaba en clases”.

Relató que así transcurrió la educación básica y la media superior, donde sus calificaciones eran destacadas. Indicó que hasta ese entonces nunca se asumió como una persona diferente, pues afortunamente siempre contó con el apoyo de sus profesores y de su querido hermano José María Méndez Machorro, quien se convirtió en sus ojos y en su principal motivador para seguir adelante.

Sin embargo, compartió que al llegar a la universidad todo cambió. “Me fui a vivir a la ciudad de Puebla, porque yo soy originaria de San Mateo Tlaixpan, una junta auxiliar del municipio de Tecamachalco, aprendí a valerme por mí misma, me aprendí las calles, tomaba el transporte público para llegar a mi facultad, mi vida era como la de cualquier estudiante, pero me di cuenta que varios compañeras y compañeros me evitaban por ser ciega”.

Detalló que lo anterior la llevó a sufrir una profunda depresión, pues a pesar de que hacía todo por ser aceptada por sus compañeros, eso no pasaba. “Te encuentras de todo, pero algunos eran muy crueles y hacían comentarios agresivos sobre mi discapacidad visual. Un buen día decidí hacerle frente a todo eso y no permitir que me debilitará y seguí adelante”.

Y es que esa perseverancia para lograr sus propósitos y no dejarse vencer por las adversidades, también se ha visto reflejada en otras áreas de su vida, pues además de ser profesionista y deportista de alto rendimiento, Ana Teresa también es esposa y madre de dos pequeños, realiza las actividades propias de su hogar sin que su falta de visión sea un impedimento para ello.

Enfatizó que una persona que vive con alguna discapacidad no debería ser sobreprotegida o tratada de manera distinta empezando por su familia, por lo que dijo: “A menudo se piensa que no somos capaces de nada, y esa es una idea equivocada, podemos aportar mucho a la sociedad si se nos brindan las condiciones necesarias para desarrollarnos, yo pienso que como colectivo de personas con discapacidad nos estamos equivocando en buscar igualdad, en realidad lo que deberíamos buscar es equidad”, puntualizó.

Señaló que la BUAP es referente nacional en inclusión, porque es una de las universidades que se preocupa por cubrir las necesidades de los estudiantes con alguna discapacidad en la etapa de ingreso, pero no así durante la carrera.

“En México faltan instituciones educativas de nivel superior que brinden un acompañamiento al estudiante con discapacidad durante toda la carrera, esto con la finalidad de que el proceso sea llevado de una mejor manera, en mi caso, hubo maestros que nunca se enteraron que tenía discapacidad visual, hice mi tesis y nunca busque una consideración por mi condición, pero ojalá que en un futuro las personas como yo puedan terminar un carrera sin que signifique el doble de esfuerzo como lo fue para mí”, aseveró.

Finalmente, mencionó: “Invito a la sociedad en general a conocer el deporte adaptado, a personas que viven en condición de discapacidad a practicar alguna disciplina a nivel profesional o como un hobbie, ya que el deporte puede actuar como herramienta en beneficio a nuestra salud, tanto física como emocional; además de que también es una vía hacía la inclusión social”, concluyó.




“Las personas como yo podemos desarrollarnos en cualquier ámbito de nuestra vida”, dice con orgullo Ana Teresa Méndez Machorro, de 27 años de edad, originaria del municipio de Tecamachalco, a quien vivir con discapacidad visual no le impidió obtener el grado de Licenciada en Psicología, por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).

La también seleccionada estatal en goal ball, disciplina deportiva para personas ciegas y débiles visuales, compartió en entrevista para El Sol de Puebla que nació con una enfermedad llamada amaurosis congénita de Leber que le provocó ceguera, y fue a los tres meses de edad que los médicos descubrieron su condición.

Sin embargo, contó que en su familia no hubo distinciones, ni consideraciones por su condición y fue tratada como el resto de sus hermanos: “Mi mamá logró inscribirme en una escuela pública y para sorpresa de mis profesores aprendí a leer y a escribir muy rápido y siempre participaba en clases”.

Relató que así transcurrió la educación básica y la media superior, donde sus calificaciones eran destacadas. Indicó que hasta ese entonces nunca se asumió como una persona diferente, pues afortunamente siempre contó con el apoyo de sus profesores y de su querido hermano José María Méndez Machorro, quien se convirtió en sus ojos y en su principal motivador para seguir adelante.

Sin embargo, compartió que al llegar a la universidad todo cambió. “Me fui a vivir a la ciudad de Puebla, porque yo soy originaria de San Mateo Tlaixpan, una junta auxiliar del municipio de Tecamachalco, aprendí a valerme por mí misma, me aprendí las calles, tomaba el transporte público para llegar a mi facultad, mi vida era como la de cualquier estudiante, pero me di cuenta que varios compañeras y compañeros me evitaban por ser ciega”.

Detalló que lo anterior la llevó a sufrir una profunda depresión, pues a pesar de que hacía todo por ser aceptada por sus compañeros, eso no pasaba. “Te encuentras de todo, pero algunos eran muy crueles y hacían comentarios agresivos sobre mi discapacidad visual. Un buen día decidí hacerle frente a todo eso y no permitir que me debilitará y seguí adelante”.

Y es que esa perseverancia para lograr sus propósitos y no dejarse vencer por las adversidades, también se ha visto reflejada en otras áreas de su vida, pues además de ser profesionista y deportista de alto rendimiento, Ana Teresa también es esposa y madre de dos pequeños, realiza las actividades propias de su hogar sin que su falta de visión sea un impedimento para ello.

Enfatizó que una persona que vive con alguna discapacidad no debería ser sobreprotegida o tratada de manera distinta empezando por su familia, por lo que dijo: “A menudo se piensa que no somos capaces de nada, y esa es una idea equivocada, podemos aportar mucho a la sociedad si se nos brindan las condiciones necesarias para desarrollarnos, yo pienso que como colectivo de personas con discapacidad nos estamos equivocando en buscar igualdad, en realidad lo que deberíamos buscar es equidad”, puntualizó.

Señaló que la BUAP es referente nacional en inclusión, porque es una de las universidades que se preocupa por cubrir las necesidades de los estudiantes con alguna discapacidad en la etapa de ingreso, pero no así durante la carrera.

“En México faltan instituciones educativas de nivel superior que brinden un acompañamiento al estudiante con discapacidad durante toda la carrera, esto con la finalidad de que el proceso sea llevado de una mejor manera, en mi caso, hubo maestros que nunca se enteraron que tenía discapacidad visual, hice mi tesis y nunca busque una consideración por mi condición, pero ojalá que en un futuro las personas como yo puedan terminar un carrera sin que signifique el doble de esfuerzo como lo fue para mí”, aseveró.

Finalmente, mencionó: “Invito a la sociedad en general a conocer el deporte adaptado, a personas que viven en condición de discapacidad a practicar alguna disciplina a nivel profesional o como un hobbie, ya que el deporte puede actuar como herramienta en beneficio a nuestra salud, tanto física como emocional; además de que también es una vía hacía la inclusión social”, concluyó.




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