A veces no es posible disfrutar la intemperie ni media hora porque los mosquitos siempre están sobre alguien, dijo Cenorina Argüelles, habitante de la junta auxiliar de San Baltazar Tetela, mientras el pequeño animal alado se postraba en su mejilla. Por esa razón se levantó de donde estaba sentada, en una banqueta que rodea el zócalo, para ir a su casa.
La comunidad se encuentra a 45 minutos de la capital de Puebla en carretera y el espectáculo que recibe a los visitantes es un lago, la presa de Valsequillo, alrededor de la población. Hay muchas viviendas a la orilla y, también, lirio acuático visible.
Precisamente es la maleza la que da origen a los mosquitos y entre las 18:30 y 19:30 horas se acumulan nubes de ellos que invaden calles enteras, sobre todo las que se encuentran cerca de la presa, y la fuente de la plaga ni siquiera ha sido controlada por los barcos que contrató el Gobierno del Estado y que supuestamente limpiarían el agua. “Esas cosas no sirven”, expresó Pedro Ramírez.
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Las autoridades invirtieron 209 millones de pesos el año pasado para contratar barcos, los Scavenger 2000, que se encargarían de recoger residuos sólidos para triturarlos y tratarlos, pero para los pobladores no hay resultados porque la contaminación sigue y es visible cuando los mosquitos se han vuelto un problema en colonias enteras.
Sentado cerca de la presidencia auxiliar, disfrutando su tiempo platicando con uno de sus parientes, José Flores coincidió también en que la presa Manuel Ávila Camacho es un nido de zancudos, por lo cual los pobladores se han impuesto a ellos mismos un toque de queda, además de sellar ventanas y puertas, como Angélica Palacios, quien vive a solo unos metros del lago, y realiza esta acción para no dejar entrar a los animales y ser picada por ellos.
De las autoridades no se sabe, las puertas del edificio inaugurado durante el sexenio de Alfredo Toxqui Fernández de Lara luce cerrado y destacan seis listas de morosos del agua, con cuentas, algunas, de más de 3 mil pesos. Las personas coincidieron en que el pozo que se encuentra en el zócalo de la comunidad, aunque tiene agua, no se usa porque está contaminada.
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Y es que San Baltazar Tetela se encuentra junto a la presa a donde llega uno de los 10 ríos más contaminados de México, el Atoyac, según dice la Comisión Nacional del Agua (Conagua); y la comunidad se conforma por 3 mil 683 personas, informó el último censo por localidades que realizó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
TETELA
“Casi todo el pueblo tenía agua, ahora todos los cerraron”, comentó Argüelles, mujer de 82 años de edad, quien recordó que cuando era una niña la comunidad contaba con muchos pozos. Una fuente de agua a la que le dominaban “Alseseca”, además, formaba una bahía en donde las personas podían nadar. Ahora nada de eso existe, eso pasó hace 72 años.
También había muchos árboles y el lago tenía un nivel bajo, tampoco tenían tantos problemas con el lirio, pero el agua que llegó a la presa selló todas las fuentes de agua.
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Palacios, por separado, señaló a los mosquitos como el principal problema de la junta auxiliar, que no ha sido atendido por sus autoridades, además de la seguridad. El robo de vehículos y autopartes es común, aunque ha disminuido un poco, dijeron los pobladores.
Agua tampoco les falta porque, a pesar de que los pozos de la comunidad están contaminados, se adquieren pipas con recurso hídrico, por lo que no sufren de desabasto, pero sí algunos servicios son poco accesibles, como alguna patrulla para que cuide a los habitantes. Con todo, también se da falta de obras de infraestructura, sobre todo de pavimento en algunas calles importantes que lo requieren.