José Luis, Rosario y Ricardo usan perfectamente la computadora a pesar de tener ceguera, gracias a los programas de voz diseñados para facilitar el uso de la tecnología a personas con discapacidad, no obstante, conseguir las plazas de trabajo que tienen no les ha sido fácil porque la sociedad y los empleadores sigue sin confiar en el talento y aptitudes de personas como ellos.
De acuerdo con el censo 2020, realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), sólo el 38 por ciento de la población con alguna discapacidad en el país se encontraba económicamente activa para ese momento, siendo la mayoría de ellos hombres, lo que evidencia que la falta de empleo es de los problemas que más afectan al sector.
Adicionalmente, el mismo censo reflejó que la discapacidad visual es la segunda más frecuente entre las y los mexicanos, ya que hasta el 2020 eran 2.6 millones de personas las que tenían esta condición, tan solo después de los 2.9 millones de mexicanos con limitantes motrices.
En el caso particular de Puebla el panorama es el mismo, ya que el INEGI registró que el 15.4 por ciento de la población, integrada por 6 millones 328 mil 582 poblanos, padece alguna discapacidad, siendo la visual la segunda más frecuente, reportada por el 42.1 por ciento de los encuestados.
De acuerdo con el Instituto, la falta de oportunidades laborales que enfrentan las personas está ligada a los problemas de analfabetismo o carencia de acceso a estudios de nivel básico y profesional, ya que el 19 por ciento de ellas no sabe leer ni escribir.
Preparación no facilita acceso a empleos
Aun así, José, Rosario y Ricardo son la prueba de que a las personas con discapacidad les cuesta conseguir trabajo a pesar de contar con preparación académica y experiencia, debido a que los empleadores y la sociedad todavía no están lo suficientemente sensibilizados al respecto.
Los entrevistados coincidieron en que para mucha gente sigue siendo motivo de asombro que alguien con ceguera pueda trabajar en una computadora realizando bases de datos, documentos y hasta creando productos para radio, por lo que las oportunidades laborales son más difíciles de conseguir.
Ejemplo de ello es el caso de José Luis Guevara, quien a sus 52 años de edad consideró que si perdiera la plaza de maestro de cómputo que tiene en el Sistema Estatal DIF, difícilmente volvería a encontrar trabajo, a pesar de contar con estudios de posgrado y amplia experiencia.
El también padre de familia contó que cuando perdió la vista a causa de la retinitis pigmentaria (una enfermedad degenerativa) buscó empleo en varias empresas en donde le cerraron las puertas y, tiempo después, cuando concluyó estudios de posgrado y volvió, le dijeron que estaba “sobrecalificado” para las plazas destinadas a personas con discapacidad, porque eran trabajos de limpieza o mantenimiento.
“La inclusión se va a dar cuando haya las mismas vacantes para todos, no cuando solo se busque insertar a las personas con discapacidad por cumplir con requisitos y decir que son empresas socialmente responsables”, remarcó.
José compartió que desde niño supo que un día quedaría ciego totalmente porque comenzó a perder el sentido de forma gradual, incluso, esto lo orilló a abandonar la educación secundaria porque los docentes no lo apoyaban pese a su condición y entonces comenzó a trabajar como artesano, herrero y en otros oficios, hasta que a los 35 años finalmente dejó de ver.
Con tres hijos y una esposa que dependían de él, contó que no se dio tiempo de vivir un largo periodo de duelo, por el contrario, se preparó para el momento y comenzó a tomar clases de computación cuando todavía podía ver, fue así que logró dominar el teclado y los programas para ocupar el equipo.
Con esos conocimientos pudo mejorar la plaza de trabajo que tenía en el DIF y comenzar a impartir clases de computación a personas con ceguera o debilidad visual, mientras que, a la par, concluyó sus estudios de nivel básico, medio superior, cursó una licenciatura en psicología y una maestría.
Hoy se considera pleno porque no solo ayuda a las personas a aprender a usar una computadora, sino que, desde su formación como psicólogo, puede incidir en ellas para que asuman la discapacidad como una condición y no como limitante para la vida.
“Regularmente las personas con discapacidad se aíslan, pierden esa conexión con el mundo que conocían, sobre todo cuando es algo que adquirieron, entonces, devolverles esa posibilidad de conectar con la gente y con la vida es algo muy satisfactorio. Por ejemplo, ayudar al señor que perdió la vista a volver a comunicarse con sus hijos por una videollamada en zoom o por un correo, es algo que verdaderamente me llena”, contó.
Rosario Serrano también perdió el sentido de la vista a la edad de 35 años debido a la ingesta de un medicamento que le fue mal recetado, sin embargo, desistió de retirarse de la vida laboral y desde el 2007 trabaja como recepcionista en CINIA, una empresa que se caracteriza por emplear a personas con discapacidad (donde se fabrica el ahora famoso muñeco del doctor Simi).
La mujer confesó que al principio fue complicado afrontar su nueva condición porque trabajaba en una agencia de viajes y estaba acostumbrada a realizar actividades que requerían de la vista, sin embargo, optó por aprender manualidades, el sistema braille y después tomó las clases de computación que le abrieron la puerta en CINIA.
Hoy hace las mismas tareas que cualquier recepcionista, aunque con apoyo de otras herramientas. Por ejemplo, usa una grabadora para tomar los recados con más agilidad, tiene su directorio escrito en braille y ha colocado algunos signos de este sistema en relieves hechos de foami sobre algunas piezas del teclado para identificarlas fácilmente.
Rosario presumió que domina perfectamente la elaboración de hojas de Excel y documentos de Office, de tal forma que lleva en completo orden un registro de todo el personal y constantemente se capacita en el uso de la computadora.
Compartió que aunque nunca ha sufrido discriminación laboral, las oportunidades de empleo siguen siendo de difícil acceso para personas con discapacidad, ya que en la misma cotidianidad se les sigue tratando diferente.
“Algo que me pasa mucho es que, por ejemplo, si voy a un restaurante, el mesero no se dirige a mí para tomar la orden, sino que le pregunta a la persona con la que voy ¿qué voy a tomar?, entonces, yo regularmente les contesto que yo les puedo decir que quiero”, dijo al tiempo de señalar que situaciones como esta son parte de la cotidianidad de las personas con discapacidad porque la sociedad no las incluye o considera capaces de valerse por sí mismas.
Ricardo Arrañaga es otro ejemplo de las dificultades que enfrentan las personas con debilidad visual para tener empleo, ya que a pesar de concluir sus estudios de licenciatura en Comunicación, en la Benemérita Universitaria Autónoma de Puebla (BUAP), batalló para conseguir el trabajo que hoy tiene en el Sistema Estatal de Televisión del gobierno del estado.
Incluso, compartió que al egresar de la máxima casa de estudios dedicó un tiempo a trabajar como animador de eventos y en distintos oficios, hasta que acudió a un martes ciudadano del gobierno estatal a solicitar una oportunidad de empleo y entonces le ofrecieron una vacante en el área de producción de SET radio.
Ricardo señaló que la ceguera no le ha impedido desarrollarse profesionalmente, porque diseña los materiales auditivos sin la necesidad de observar los programas, gracias a que ha aprendido a hacerlo solo con el oído.
“A diferencia de mis compañeros yo no utilizo el mouse de la computadora, solo trabajo con el teclado y los comandos, entonces he aprendido a escuchar lo que hago y no necesito estar viendo las gráficas de los programas, me basta con escuchar y les ha gustado mi trabajo”, explicó.
Ricardo compartió que, a diferencia de Rosario y José, él nació con ceguera porque fue un bebé prematuro, así que desde niño tuvo que adaptarse a esta condición y cuando cursaba la secundaria aprendió a utilizar la computadora con lectores, lo que le permitió desarrollarse académica y profesionalmente.
“Mi sueño desde niño siempre fue crear y poder comunicarme a través de eso, por eso decidí estudiar comunicación y hoy que elaboro o hago productos para la radio de alguna forma cumplí eso que quería”, expresó.
¿Cómo pueden usar la computadora las personas con ceguera?
Los programas JAWS y NVDA son los más utilizados por las personas con ceguera para utilizar la computadora. Se trata de software que fueron diseñados a principios de los 2000 y que son conocidos como “lectores”, ya que al instalarlos en el equipo leen al invidente todo lo que se muestra en la pantalla, dándole así la oportunidad de manipularla.
José explicó que NVDA es gratuito y tiene la ventaja de que puede guardarse en una USB para instalarse en cualquier equipo de cómputo y empezar a trabajar, mientras que JAWS si tiene una licencia por la que hay que pagar.
Explicó que ambos se actualizan periódicamente, como cualquier otro programa, y que existen otras opciones de “lectores”, no obstante, estos son los más utilizados por la facilidad de dominio que ofrecen al usuario.
Aclaró que hay determinadas imágenes o aspectos en donde todavía el lector es incapaz de interpretar, empero, señaló que el nivel de los programas es el suficiente, al grado de que a él le permitió realizar todas las tareas y trabajos durante su formación superior y de posgrado.
Asimismo, indicó que los teléfonos celulares también cuentan con programas gratuitos e incluidos en los equipos para facilitar su uso a personas con ceguera. Se trata de Talk Back, en el caso de dispositivos Android y de Voce Over, para los tipo IOS.
“Tú activas el lector en el teléfono y en automático todo lo que abras en la pantalla te lo va a comenzar a leer el programa, entonces solo tienes que memorizar y aprenderte el uso del teclado para dominar el teléfono, pero puedes hacer llamadas, mandar WhatsApp, todo lo que hace cualquier persona con su celular”, destacó.
Reconocernos como iguales, el reto para la inclusión
A manera de conclusión y en el marco del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, conmemorado este 3 de diciembre, los entrevistados señalaron que para vencer las brechas que enfrentan es necesario que la sociedad asuma esta condición como eso y no como una limitante o diferencia.
José expresó que se debería partir del hecho de que todos somos personas, aunque con condiciones distintas, que no deben impedir el pleno desarrollo, ya que quienes tienen alguna discapacidad regularmente desarrollan habilidades para realizar sus actividades de otra forma.
“Lo peor que hacemos los seres humanos es segregarnos, es dividirnos, en personas con discapacidad y sin discapacidad (…) la sociedad somos todos, el problema es que estamos acostumbrados a dividirnos, aunque lo que pasa en torno a tu vida son circunstancias. Más que sorprendernos al ver a una persona con discapacidad es entender que es como cualquier otra, con circunstancias distintas”, acotó.
Rosario agregó que las personas como ella no tendrían que luchar por tener un trato igualitario, sin embargo, consideró que al aislarse o no realizar lo posible por continuar con su vida normal, continúan abonando a que el resto de la sociedad no sepa cómo tratarlos.
Finalmente, Ricardo expresó que, en el marco del día de la discapacidad, las empresas, las escuelas y los diversos sectores sociales deben reflexionar sobre la importancia de la inclusión, partiendo del hecho de que cualquier persona puede realizar las mismas actividades, siempre que tenga los entornos y las oportunidades adecuadas.