La falta de mantenimiento a inmuebles históricos habría causado que los edificios tuvieran más daños durante el terremoto del 19 de septiembre, consideró Julio Valencia Navarro, responsable de la Dirección General de Obras y Conservación de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Lo anterior en entrevista luego de participar en el Coloquio de Contingencia: los daños del terremoto, organizado por el Museo Amparo y que concluyó la tarde de ayer con la participación de diferentes especialistas que, entre otras cosas, abordaron la necesidad de seguir manuales para la restauración de los inmuebles afectados.
Expuso que el mantenimiento de los inmuebles históricos tiene que ver con la conservación preventiva tanto de los edificios como del entorno. Asimismo, mencionó que después del terremoto, restaurar las edificaciones no es lo idóneo realizar acciones que mantengan la estructura.
“La falta de mantenimiento provoca la degradación” y agregó “la teoría actual es que no restauremos, lo ideal es conservar; es decir, hacer acciones que mantengan al bien a lo largo del tiempo en su estado original o casi original y no llegar a la restauración que se considera ya una acción derivada de que hubo un daño importante”, comentó.
Por lo anterior expuso que en la medida que haya mayor conservación de un edificio histórico, el mismo inmueble tendrá mayor capacidad de resistir cualquier situación; es decir, un mayor grado de resiliencia, según sus palabras.
Y es que dijo que en la medida que se dé mantenimiento a los inmuebles estos serán más resistentes a fenómenos naturales como lluvias y terremotos.
Respecto a los materiales dijo que hay algunos de menor calidad y si son utilizados de forma errónea en los trabajos de construcción también impactan en la resistencia de los inmuebles y la posibilidad de que sean afectados, precisamente, por los fenómenos naturales.
En una ponencia por separado “Criterios para el refuerzo estructural de edificios históricos” Fernando Peña Mondragón, del Instituto de Ingeniería de la UNAM, sostuvo que los principios básicos de conservación son el respeto a la autenticidad estructural, mínima alteración o impacto, seguridad estructural, compatibilidad y que no sea invasivo.
Sin embargo, con la demanda sísmica, también se recomienda –ante los procesos de restauración- la mejora de las características del suelo, aislar la estructura del movimiento del sueño e incluso cambiar el uso del inmueble para mejorar la resistencia de los edificios.