/ viernes 3 de diciembre de 2021

Falta de oportunidades y de infraestructura, retos de discapacitados visuales

De acuerdo con el Índice de Desarrollo Inclusivo, Puebla se ubica en el lugar 27 en inclusión laboral de personas con alguna discapacidad

Maribel, Raúl y Fabiola, son personas con discapacidad visual y los tres coinciden en que la falta de oportunidades laborales y la falta de infraestructura vial incluyente, son los grandes retos a los que se tienen que enfrentar diariamente. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (Inegi), en el territorio poblano existen 300 mil 150 personas con algún tipo de discapacidad.

Maribel Peña Cervantes es madre soltera de dos menores de edad y es ciega desde hace 31 años; además de enfrentarse día con día a problemas para transitar por las calles de Puebla, también le hace frente a la falta de empleo.

Peña Cervantes narró que por su discapacidad visual se le han cerrado muchas puertas de trabajo, ya que los empleadores consideran que el no poder ver es sinónimo de ineficiencia, ante este panorama desde hace dos años se dedica a vender palomitas por las calles de la capital poblana.

“Somos personas normales, la única posible limitación es la vista, pero podemos laborar, podemos hacer actividades como cualquier persona. A mí no me han abierto las puertas y por eso me dedico a vender palomitas, todos los días recorro las calles de Puebla, de alguna forma tengo que sacar a mis hijos adelante, ellos dependen de mí”, contó.

Foto: Iván Venegas | El Sol de Puebla

La mujer se enfrenta a un nulo acceso de movilidad segura, pues platicó que son innumerables las veces en las que se ha estampado con un poste, atorado con algún bache o sufrido otro tipo de accidentes por la falta de guías podotáctiles.

“Con la remodelación del Centro Histórico y el arreglo de las calles, es muy complicado para nosotros poder movernos, pero tenemos que encontrar la manera, no podemos quedarnos sin recursos, eso significaría quedarnos son comer o limitarnos”

Una situación similar es la que enfrenta Raúl Arroyo, quien nació con un glaucoma congénito en el ojo derecho, y desde los ocho años de edad se sometió a una serie de operaciones para disminuir la presión interna del ojo, pues esta enfermedad se caracteriza por una serie de anomalías que provocan un aumento de la presión interna de este órgano.

Recordó que en su adolescencia uno de sus compañeros de colegio lo golpeó en el ojo izquierdo y provocó que perdiera la vista por completo, razón por la que Arrollo debe de usar prótesis.

Platicó que su rutina diaria la hace acompañada de su hermana Selene, con quien vive y le ayuda a desempeñar algunas actividades como abordar el transporte público.

“Me ha costado trabajo (vivir con discapacidad) sobre todo en el tema de salir a la calle, luego me encuentro con obstáculos, pero también hay gente que me intenta ayudar a cruzar las calles, pero no saben como hacerlo, suelen agarrarme del brazo donde tengo el bastón. En estos días me pegué con un poste y así ha sido siempre”.

El hombre de 51 años dijo tener suerte en cuestiones laborales, pues reconoció que algunas de las personas con discapacidad no tienen trabajo, mientras que él se desempeña en el departamento de quejas en la Secretaría de Movilidad y Transporte (SMT).

Foto: Iván Venegas | El Sol de Puebla

Fabiola Atona también nació con ceguera, y al igual que Maribel y Raúl, coincide en que recorrer las calles del municipio de Puebla es un peligro latente, además de enfrentarse a los señalamientos y prejuicios de la gente.

“Es complicado cuando uno empieza a salir a la sociedad, desde la escuela los padres no educan bien a sus hijos y los niños son crueles. El transitar de las calles también se nos dificulta, sobre todo las banquetas que no están bien realizadas, yo me he encontrado con obstáculo o coladeras e incluso me tengo que bajar de la banqueta y caminar por el paso de los autos, lo cual me pone en peligro”.

“Faby” como la conocen sus amigos, se despeña como abogada en una Notaría Pública en el estado de Puebla, pues de ella depende su madre y hermano; sin embargo, reconoció que fue como una “bendición” el poder laborar. “Con este trabajo salgo adelante, ya llevo cuatro años ahí en la Notaría, recién que egresé de la universidad mi maestra me dio oportunidad de trabajar”.

De acuerdo con el índice de Desarrollo Inclusivo (IDI), Puebla se ubica en el lugar 27 de 32 entidades del país en inclusión laborar de personas con alguna discapacidad, pues solo el 32.3 por ciento de este sector cuenta con trabajo. A nivel nacional, la cifra asciende a 51.9 por ciento.

Foto: Iván Venegas | El Sol de Puebla

Maribel, Raúl y Fabiola, son personas con discapacidad visual y los tres coinciden en que la falta de oportunidades laborales y la falta de infraestructura vial incluyente, son los grandes retos a los que se tienen que enfrentar diariamente. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (Inegi), en el territorio poblano existen 300 mil 150 personas con algún tipo de discapacidad.

Maribel Peña Cervantes es madre soltera de dos menores de edad y es ciega desde hace 31 años; además de enfrentarse día con día a problemas para transitar por las calles de Puebla, también le hace frente a la falta de empleo.

Peña Cervantes narró que por su discapacidad visual se le han cerrado muchas puertas de trabajo, ya que los empleadores consideran que el no poder ver es sinónimo de ineficiencia, ante este panorama desde hace dos años se dedica a vender palomitas por las calles de la capital poblana.

“Somos personas normales, la única posible limitación es la vista, pero podemos laborar, podemos hacer actividades como cualquier persona. A mí no me han abierto las puertas y por eso me dedico a vender palomitas, todos los días recorro las calles de Puebla, de alguna forma tengo que sacar a mis hijos adelante, ellos dependen de mí”, contó.

Foto: Iván Venegas | El Sol de Puebla

La mujer se enfrenta a un nulo acceso de movilidad segura, pues platicó que son innumerables las veces en las que se ha estampado con un poste, atorado con algún bache o sufrido otro tipo de accidentes por la falta de guías podotáctiles.

“Con la remodelación del Centro Histórico y el arreglo de las calles, es muy complicado para nosotros poder movernos, pero tenemos que encontrar la manera, no podemos quedarnos sin recursos, eso significaría quedarnos son comer o limitarnos”

Una situación similar es la que enfrenta Raúl Arroyo, quien nació con un glaucoma congénito en el ojo derecho, y desde los ocho años de edad se sometió a una serie de operaciones para disminuir la presión interna del ojo, pues esta enfermedad se caracteriza por una serie de anomalías que provocan un aumento de la presión interna de este órgano.

Recordó que en su adolescencia uno de sus compañeros de colegio lo golpeó en el ojo izquierdo y provocó que perdiera la vista por completo, razón por la que Arrollo debe de usar prótesis.

Platicó que su rutina diaria la hace acompañada de su hermana Selene, con quien vive y le ayuda a desempeñar algunas actividades como abordar el transporte público.

“Me ha costado trabajo (vivir con discapacidad) sobre todo en el tema de salir a la calle, luego me encuentro con obstáculos, pero también hay gente que me intenta ayudar a cruzar las calles, pero no saben como hacerlo, suelen agarrarme del brazo donde tengo el bastón. En estos días me pegué con un poste y así ha sido siempre”.

El hombre de 51 años dijo tener suerte en cuestiones laborales, pues reconoció que algunas de las personas con discapacidad no tienen trabajo, mientras que él se desempeña en el departamento de quejas en la Secretaría de Movilidad y Transporte (SMT).

Foto: Iván Venegas | El Sol de Puebla

Fabiola Atona también nació con ceguera, y al igual que Maribel y Raúl, coincide en que recorrer las calles del municipio de Puebla es un peligro latente, además de enfrentarse a los señalamientos y prejuicios de la gente.

“Es complicado cuando uno empieza a salir a la sociedad, desde la escuela los padres no educan bien a sus hijos y los niños son crueles. El transitar de las calles también se nos dificulta, sobre todo las banquetas que no están bien realizadas, yo me he encontrado con obstáculo o coladeras e incluso me tengo que bajar de la banqueta y caminar por el paso de los autos, lo cual me pone en peligro”.

“Faby” como la conocen sus amigos, se despeña como abogada en una Notaría Pública en el estado de Puebla, pues de ella depende su madre y hermano; sin embargo, reconoció que fue como una “bendición” el poder laborar. “Con este trabajo salgo adelante, ya llevo cuatro años ahí en la Notaría, recién que egresé de la universidad mi maestra me dio oportunidad de trabajar”.

De acuerdo con el índice de Desarrollo Inclusivo (IDI), Puebla se ubica en el lugar 27 de 32 entidades del país en inclusión laborar de personas con alguna discapacidad, pues solo el 32.3 por ciento de este sector cuenta con trabajo. A nivel nacional, la cifra asciende a 51.9 por ciento.

Foto: Iván Venegas | El Sol de Puebla

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