Pagar 15 pesos para copias es un gasto que a la familia Zepeda Roldán le pega sobremanera en el bolsillo debido a que antes de la contingencia, ganaban alrededor de 100 pesos al día en la venta de bolis, y ahora, con el tema de la pandemia, sus ventas bajaron al grado de obtener únicamente 30 pesos, por lo que, comprar el material para que sus hijos continúen con el aprendizaje en casa es muy difícil.
La familia, que vive en San Miguel Espejo, es de escasos recursos y la contingencia sanitaria vino a agudizar más su situación económica, debido a que la fábrica en la que trabajaba el padre de familia dejó de laborar, motivo por el cual el señor se encuentra inactivo.
La esposa vende bolis, pero no es suficiente para cubrir los gastos del hogar, por lo que también se apoya de la venta de maíz. Criar marranitos y pollos, es otra opción mediante la cual buscan obtener ingresos, pero, la falta de recursos los ha orillado a tomar algunas de sus gallinas para consumo propio.
Junto al chiquero están sentados los dos hijos; la niña que va en quinto de primaria y el niño en sexto.
Un par de sillas colocadas en el patio de la casa fungen como escritorio para los pequeños y, la luz del día, les ayuda a leer con claridad las actividades de sus libros, pues al interior del hogar la iluminación no es buena y tampoco la señal de televisión.
Uno de los medios que pusieron en marcha en San Miguel Espejo para que los niños reciban sus tareas es a través del perifoneo. Así, los padres de familia se acercan a la unidad móvil para recibir las actividades de cada uno sus hijos, pero no todos pueden pagar los 15 pesos del material educativo.
En el caso de la familia Zepeda han optado por continuar los ejercicios del libro y aunque los niños no siempre entienden a la primera el tema a estudiar, hacen lo posible por avanzar, pero confiesan que a la fecha únicamente han logrado entender y concretar dos de sus tareas.