Pandemia, hambre y pobreza, son tres palabras que están constantemente en la cabeza de la señora Elsa Escobar, ya que hace unos años perdió una pierna por la diabetes, luego uno de sus hijos quedó invalido y hoy en día, no tiene trabajo para comprar sus medicamentos ni para hacerle frente a la contingencia sanitaria.
La señora Elsa vive en San Nicolás Tolentino, comunidad perteneciente al municipio de Izúcar de Matamoros, en este lugar habita en una casa que está hecha de lámina, así como carrizo y sólo abarca dos metros por dos metros. Ella solía dedicarse al trabajo doméstico, pero al no ganar lo suficiente, nunca se atendió debidamente sus problemas en los pies, lo que dio como resultado una amputación.
Al no tener su pierna, su trabajo empezó a dificultarse ya que tuvo que aprender a vivir con una silla de ruedas y en las casas que trabajaba “le dieron las gracias”; su esposo, quien es campesino, le pidió que se quedara en casa y que él iba a solventar los gastos de la vivienda, así como sus medicamentos.
Sin embargo, hace un tiempo la delincuencia azotó con más intensidad el lugar en donde radican y su hijo fue víctima de una balacera que se registró en los campos en donde solían trabajar. Elsa aseguró que su hijo no estaba involucrado con ninguna banda de la zona, pero considera que fue confundido con algún delincuente, por ello le propinaron tres balazos y uno lo dejó paralítico.
Al no poder caminar, ahora su esposo tiene que hacerse cargo de la comida, de los medicamentos de Elsa, de los medicamentos de su hijo y recientemente el señor también ya tiene problemas agudos por la diabetes, lo que ha dificultado su trabajo en el campo. Elsa tiene otro hijo, pero debido a que en su hogar constantemente hacía falta dinero y por lo tanto comida, se fue de la casa y les dijo que no quería volver a saber de ellos.
Actualmente Elsa tiene miedo de la situación que la rodea, ya que ella sabe que su persona y su esposo, son más propensos a adquirir el virus del Covid-19. En suma, desde que se anunció la contingencia sanitaria, el trabajo de su esposo ha disminuido, lo que lo ha orillado a salir a las calles a pedir empleo. Si él no sale de la casa, no tendrían “los poquitos pesos que los ayudan a no morirse de hambre”.
Asimismo, la falta de recursos ha hecho que su hijo no sea atendido por un especialista y cree que, al no tener una opinión médica, su hijo con el paso del tiempo ha empeorado, pues su cuerpo cada vez está más rígido y ahora tienen que ponerle un pañal para que pueda hacer sus necesidades.
Por todo lo anterior, pidió apoyo de los poblanos en cuestión de donación de despensas, para que durante este tiempo puedan comer de manera sana, también pañales de resorte grandes o extra grandes, así como guantes y vendas para sus curaciones. Para cualquier ayuda pueden comunicarse al 2431139378.