Familiares y seres queridos de fallecidos víctimas de la violencia y la inseguridad del estado se dieron cita este domingo en la Catedral de Puebla para unirse a la cadena de oración por la paz, llevando consigo una fotografía de su difunto.
Víctor Sánchez Espinosa, arzobispo de Puebla, al presidir la ceremonia eucarística de este domingo pidió a los fieles orar por la paz y pedir por el descanso eterno de quienes fueron lesionados por la violencia del país y del estado.
Tras el nulo descenso de actos violentos y el reciente asesinato de dos sacerdotes jesuitas en la sierra tarahumara, el líder religioso solicitó a la sociedad ser conscientes del daño que estas acciones generan a las familias de las víctimas.
“No es fácil ante tanto sufrimiento de nuestras familias que ven desaparecidos a sus hijos, que ven muertos a sus hijos, no es fácil desde el punto de vista humano, pero su dolor y su sufrimiento tiene que abonar para que reine la paz en nuestra patria, en nuestras familias, para que reine la paz en nuestra sociedad”, expresó el arzobispo.
Durante la jornada de paz que esta llevando a cabo la iglesia católica se sumó el Movimiento Familiar Cristiano Católico, quienes arribaron al recinto religioso con la intención de convocar a los feligreses a pedir por la paz y el consuelo de quienes han perdido a un familiar de manera violenta.
Aunado a ello, el líder religioso pidió por el descanso eterno de Adán Arce, joven hallado muerto en aguas del río Atoyac el pasado 10 de julio después de haber sido reportado como desaparecido un día antes al salir de su casa en la colonia Nueva Antequera.
Pidió además por la recuperación y el consuelo de las familias de los 14 soldados que perdieron la vida el pasado 15 de julio tras el desplome de un helicóptero de la Secretaría de la Marina en los Mochis, Sinaloa.
Finalmente, Sánchez Espinosa advirtió que actualmente vivimos en tiempos difíciles donde las personas han perdido la iluminación de Dios, sin embargo, afirmó que el crear una sociedad más humana y justa es posible tocando el corazón de quienes olvidan que somos hermanos y la conversión de sus malas acciones.