“No tuvo que haber estado ahí; nunca tuvo que haber estado ahí (...) Yo creo que por obediencia, por ser nuevo, o por lo que sea, él se subió y cumplió su orden”, repite desconcertado José Alejandro, hermano menor de José Andrés Soberano Mellado, piloto naval poblano al que le ordenaron cuidar el yate turístico en el que trabajaba desde hace pocos días, el Aca Rey, esto durante el impacto de Otis, un huracán de categoría cinco que devastó el puerto de Acapulco, Guerrero. Sus familiares lo recuerdan con cariño y piden esclarecer la muerte del joven apasionado que se alistaba para recibir su título profesional en diciembre próximo.
A sus 23 años de edad, José Alejandro Soberano Mellado, Alex, como es nombrado en su familia, debe afrontar la desconcertante muerte de su hermano mayor, quien era su guía de aprendizaje emocional, quien lo acompañó incondicionalmente durante toda su vida, y a quien jamás olvidará por su inexplicable compromiso y valentía ante el mar.
“Él siempre dejaba huella en tu vida. Si tú lo conocías dejaba algo en ti, siempre se entregaba al 100; aunque no te conociera mucho, siempre buscaba la manera de apoyarte, buscaba siempre la hermandad y el cariño. Si estabas teniendo un mal día, él siempre te decía algo para hacerte sonreír. Te apoyaba y te aconsejaba”, relata el hermano de la víctima.
Dentro de la conmoción que parece infinita, Alex encuentra un hueco de fuerza para reconocer que el duelo que atraviesan él y su familia son apenas el comienzo del camino áspero que emprenderán en la búsqueda de respuestas para honrar la memoria de su hermano.
“Siempre fue un ejemplo para mí, tanto para bien como para las cosas que a lo mejor no debería hacer. Me tocó aprender de él y me dejó preparado para guiar a nuestro hermano menor, José Ángel. Yo no sentía esa responsabilidad, pero ahora que no está, es un mensaje que me dice ‘tienes que estar ahí para Ángel, y no dejarlo solo’”, expone.
En una charla con El Sol de Puebla, Alejandro relata que vio por última vez a su hermano hace semana y media. Aunque José Andrés vivía fuera de Puebla desde hace varios años, pues se formó en la Escuela Náutica Mercante de Veracruz, de la Universidad Marítima y Portuaria de México (UMPM), visitaba a los suyos constantemente.
El 19 de octubre, el piloto estuvo con su familia en Puebla, y lo hizo para despedirse, pues días atrás aceptó el cargo de primer oficial del yate turístico Aca Rey, en el que cientos de turistas navegaron alguna vez al pasear por Acapulco. Partió para trabajar mientras esperaba su título profesional, pues, aunque egresó en 2019, se encontraba realizando los trámites para finalmente obtener dicha documentación.
Su pasión por el mar siempre fue incomprendida por su familia, pero siempre respaldada, aun en los momentos más complejos. Aquella última noche todos convivieron y pasaron un momento inolvidable con José Andrés, a quien le desearon éxito, pues buscaba obtener experiencia para trabajar como piloto naval en el extranjero.
“La última vez que lo vi fue el 19 de octubre, hace una semana y cachito. Vino a despedirse, porque él estaba en Veracruz terminando sus trámites de titulación y vino a Puebla para despedirse porque consiguió un empleo en Acapulco. Estuvo con nosotros una semana completa y se fue el viernes 20 de octubre hacia Acapulco. Le dieron un puesto de primer oficial en el yate Aca Rey. Él estaba buscando sacar su visa para poder irse al extranjero, y por lo mientras ganar experiencia”, comenta.
En pocos días, el joven poblano alquiló un apartamento cerca del puerto y se incorporó de inmediato a la tripulación de la embarcación.
“Andrés siempre estuvo en contacto con mi mamá, que pues, evidentemente, era la que más estaba pendiente de él, porque llegaba a un lugar nuevo, llegaba un poquito sin saber qué iba a pasar, sin saber dónde quedarse, sin expectativas”, señala.
La noche del 25 de octubre, sin embargo, frente a todo pronóstico de devastación que advertía de la severidad de Otis, los dueños del Aca Rey ordenaron a José Andrés y a otras personas, entre ellas el capitán y un motorista, hacer guardia en el emblemático yate.
El piloto naval se comunicaba con su madre y su novia por mensajes de texto, en los cuales intentaba calmar un poco la preocupación de ambas con recados en los que les decía que estaba en la embarcación con gente experimentada, quienes, por cierto, le dijeron que la “tormenta” pasaría en la mañana siguiente.
“En un mensaje él le expresa a su novia, esa misma noche, que estaba para quedarse toda la noche, él así lo expresó, más que nada porque tenía yo creo que la orden, y no solo él, sino algunos más de la tripulación, fueron varias personas las que se quedaron esa noche (...) Yo creo que por obediencia, por ser nuevo, o por lo que sea, él se subió y cumplió su orden”, recuerda.
Después de esa noche, Alejandro, su hermano menor y sus padres emprendieron una intensa búsqueda de respuestas, pues de José Andrés ya no se supo nada más.
Hoy su familia desconoce los motivos por los que el entusiasta piloto fue obligado a permanecer en la bahía oceánica, frente a un huracán de categoría cinco, que es la más severa en la escala Saffir-Simpson.
Alejandro explica que buscarán ser asesorados por expertos navales y jurídicos, con el objetivo de determinar si hubo responsabilidad de terceros en la muerte de su hermano. Aunque por el momento afirma que no se interpondrá alguna denuncia, no descartó que en el futuro puedan buscar respuestas en todos los terrenos posibles.
Además, el joven explica que la empresa que contrató a su hermano no se ha comunicado con ellos para dar seguimiento al caso. Solamente la persona que lo recomendó en el puesto, quien labora para la misma empresa, ha ofrecido apoyo en el pago de algunos gastos, asegura.
“Mis papás tienen la idea certera de que se va a hacer algo. Se va a investigar y se va a preguntar, nos vamos a asesorar para ver qué podemos hacer, porque realmente no nos convence la idea de que tenía que estar ahí, porque pues había la información del clima, del del huracán que iba haber, y pues no tendría que estar ahí. No tuvo que haber estado ahí, nunca tuvo que haber estado ahí”, remarca.
Esta noche, familiares y amigos del piloto naval José Andrés Soberano Mellado, de 27 años de edad, rindieron homenaje a su vida en la casa funeraria Asís, de la colonia Anzures, de la ciudad de Puebla.
Alrededor de una centena de personas acudió a dar el último adiós al joven, quien murió en cumplimento de su deber, junto a la embarcación que comandó hasta hace poco, el popular yate recreativo Aca Rey, por el que han viajado miles de turistas de todo el mundo.
Junto a decenas de rosas blancas, el joven piloto es recordado como un infinito entusiasta del mar y la aventura. Su profundo amor y respeto por el mundo náutico y las profundidades del océano es el legado firme que sus seres queridos mantendrán vivo por siempre.
Acompañado de su féretro fue colocada una fotografía del piloto, quien vistió uniforme en su ceremonia de egreso de la Escuela Náutica Mercante de Veracruz.
Finalmente, cabe recordar que Soberano Mellado perdió la vida a consecuencia del hundimiento de la mencionada embarcación, toda vez que se encontraba realizando guardia la misma noche que el huracán Otis, un evento de categoría cinco, según la escala Saffir-Simpson, impactó las costas del Pacífico Mexicano.