La política salarial del Estado mexicano en las últimas cinco décadas, aunado a la escasa inversión en estancias infantiles y escuelas de tiempo completo, entre otras carencias, provocó que las tareas de crianza estuvieran limitadas por el poco tiempo de convivencia entre familias, condición que ha derivado en la generación de violencia, consideró la economista y activista Clara Jusidman Rapoport.
De acuerdo con el análisis hecho por la también excomisionada de Derechos Humanos en la Ciudad de México (CDHCM) en el foro Diálogo Nacional por la Paz, que se lleva a cabo en la Universidad Iberoamericana Puebla, el Estado mexicano le ha fallado a las familias en los últimos años, debido a que dejó de lado los cuidados necesarios en la crianza y le apostó al beneficio económico de los poseedores de riqueza.
Detalló que la política salarial de los expresidentes Luis Echeverría Álvarez, José López Portillo y Pacheco, Miguel de la Madrid Hurtado y Carlos Salinas de Gortari, ocasionó que el poder adquisitivo de los mexicanos fuera cada vez más bajo.
“La política salarial mexicana, desde 1976, consistió en reducir el valor del trabajo productivo de las familias y, por lo tanto, estos tuvieron que disminuir su trabajo reproductivo y de cuidados, ese que sirve para criar, educar, alimentar y crecer con dignidad a las personas”, relató.
Indicó que esta condición se detuvo hasta el sexenio de Ernesto Zedillo Ponce de León, que duró hasta 2000, pues a partir de ese momento se detuvo la caída libre del poder adquisitivo. No obstante, señaló que durante ese periodo tampoco mejoraron las condiciones para las familias, pues hubo nula inversión en espacios públicos de cuidado.
“Esto provocó un empobrecimiento del valor del tiempo de las personas y de las unidades familiares, ello operó en contra del tiempo dedicado al autocuidado y el cuidado de otros miembros de la familia”, agregó.
Jusidman Rapoport señaló que las familias más afectadas por esta falta de servicios y espacios para promover los cuidados son las que tienen hijos, pues en muchas ocasiones deben sacrificar los tiempos de crianza para trabajar y así garantizar la supervivencia.
Por otro lado, hizo hincapié en que el contexto actual tampoco mejoró, pues en la administración de Andrés Manuel López Obrador tampoco se inyectó capital público en la construcción y mantenimiento de estancias infantiles, inclusive se detuvo el programa de escuelas de tiempo completo.
“La perversa política salarial de los gobiernos de las siete administraciones previas a la actual tuvieron un impacto en la construcción de seres humanos, al obligar a las familias a reducir los tiempos destinados al cuidado. Adicionalmente, estos gobiernos y el actual, no hicieron crecer los servicios públicos que pudieran ayudar a las familias en las tareas de cuidado y así procurar armonizar la vida familiar y de trabajo”, remarcó.
La activista enfatizó que los gobiernos previamente mencionados debieron ampliar la cobertura de la infraestructura social, con el objetivo de “compensar las nocivas políticas salariales” del pasado y así crear más instancias para infantes, escuelas de tiempo, centros de atención y desarrollo para personas con discapacidad, unidades de lactancia, etcétera.
Además, refirió que otro de los actos negligentes de los gobiernos ha sido el escaso control del crecimiento territorial y urbano, pues en las últimas décadas incrementó la construcción de unidades habitacionales de baja calidad, alejadas a las ciudades y con pocos servicios.
Inclusive, subrayó que la escasez de sistemas de transporte público eficiente en México ha limitado las posibilidades de fomentar una crianza responsable, ocasionando que los padres tengan menos tiempo de calidad para convivir con sus familias.
“El tejido social de muchas comunidades se fue destruyendo por los cambios en las estrategias de sobrevivencia de los miembros de las comunidades, ante la pobreza y el abandono del campo mexicano por los gobiernos”, expuso la activista.
Aunado a lo anterior, Jusidman Rapoport expuso que el hacinamiento, la falta de cohesión familiar, entre otros valores que se obtienen a partir de la convivencia entre consanguíneos y seres queridos, detona actos violentos, como discriminación, trasiego de drogas, etcétera.
En ese sentido, refirió que la omisión de los gobiernos por aumentar el tiempo de valor entre familias ha fortalecido a los grupos criminales que operan en el país desde hace varios años.
Finalmente, la excomisionada de Derechos Humanos de la Ciudad de México indicó que el abandono de las familias también ha debilitado a los gobiernos, principalmente a los de índole municipal, que son considerados los responsables de contener la criminalidad en primera instancia.